Papa: Jesús "se ha hecho pequeño" y para escuchar la voz de Dios debemos hacernos pequeños

No hemos sido nosotros quien "lo elegimos a Él", sino que es Dios quien se ha hecho "prisionero de nosotros." Moisés dice que el Señor ha elegido el pueblo de Israel, ya que es "la más pequeña de todas las naciones."

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Jesús "se ha hecho pequeño", Dios habla a las pequeños y para escuchar su voz debe hacerse pequeño. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa que celebró esta mañana en Casa Santa Marta, al comentar la primera lectura, tomada del Deuteronomio, donde Moisés dice que Dios nos escogió para ser su pueblo particular entre de todos los pueblos de la tierra,

En el día en el que celebramos el Sagrado Corazón de Jesús, Francisco subrayó que Dios nos ha elegido, que se ha "mezclado con nosotros en el camino de la vida" y dio "a Su Hijo, y la vida de Su Hijo, para nuestro amor". Se Alaba a Dios, dijo, porque "en el corazón de Jesús se nos da la gracia para celebrar con alegría los grandes misterios de nuestra salvación, de su amor por nosotros", celebrando "nuestra fe". En particular, el Papa reflexionó sobre dos palabras del pasaje: elegir y pequeñez. En cuanto a la primera, no hemos sido quienes "lo elegimos a Él", sino que es Dios quien se ha hecho un "prisionero de nosotros."

"Se ha relacionado con nuestra vida, no puede desprenderse. ¡Jugó fuerte! Sigue siendo fiel en esta actitud. Fuimos escogidos por amor y esta es nuestra identidad. 'He elegido esta religión, he elegido ...' No, tú no has ha elegido. Es Él quien te ha elegido, te ha llamado y te ha atado. Y esta es nuestra fe. Si no creemos esto, no entendemos lo que el mensaje de Cristo, no entendemos el Evangelio".

Para la segunda palabra, la pequeñez, recordó cómo Moisés especifica que el Señor ha elegido el pueblo de Israel, ya que es "la más pequeña de todas las naciones." "Se enamoró de nuestra pequeñez y por eso nos ha elegido. Y elige lo pequeño no lo grande, lo pequeño. Y Él se revela a los pequeños: 'Has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños'. Él se revela a los más pequeños: si quieres entender algo del misterio de Jesús, abájate: hazte pequeño. Reconocer ser nada. Y Dios no sólo elige y se revela al pequeño, sino que llama a los más pequeños: 'Venid a mí todos los que están cansados y agobiados: Yo os haré descansar'. Ve que sois los más pequeños – por el sufrimiento, por el agotamiento ... Él escoge los pequeños, se revela a los pequeños y llama a los más pequeños. Pero los grandes ¿no son llamados? Su corazón está abierto, pero la voz los grande no pueden oírla porque están llenos de sí mismos. Para escuchar la voz de Dios, se debe ser pequeño".

Así, pues, nos encontramos con el misterio del corazón de Cristo, que no es - como "alguien dice" - "una pequeña foto" para los devotos: el corazón atravesado de Cristo es "el corazón de la revelación, el corazón de nuestra fe porque Él se ha hecho pequeño, eligió este camino". El de humillarse a sí mismo y aniquilarse "hasta la muerte" en la cruz: es "una opción a la pequeñez, porque la gloria de Dios puede ser manifestada." Del cuerpo de Cristo traspasado por la lanza del soldado "salió sangre y agua" y "este es el misterio de Cristo", en la celebración de hoy de un "corazón que ama, que elige, que es fiel" y "se une con nosotros, se revela a los pequeños, llama a los pequeños, se hace pequeño".

"Nosotros creemos en Dios, sí; sí, incluso en Jesús, sí... ¿Jesús es Dios? "- 'Sí'. Pero el misterio es éste. Este es la manifestación, ésta es la gloria de Dios. La fidelidad en la escogencia, en el ligarse y la pequeñez también por sí mismo convertirse en pequeño, aniquilarse. El problema de la fe es el centro de nuestras vidas: podemos ser muy, muy virtuosos, pero sin nada o poca fe; tenemos que empezar desde aquí, desde el misterio de Jesucristo, que nos ha salvado con su fidelidad". La última oración es que el Señor nos conceda la gracia de celebrar en el corazón de Jesucristo, "la gran gesta, las grandes obras de la salvación, la gran obra de la redención".