Papa: Jesús pide verdad, coherencia de vida y el rechazo de la hipocresía
“Nuestras obras son la respuesta al amor gratuito de Dios, que nos ha justificado y que nos perdona siempre. Y nuestra santidad es precisamente recibir siempre este perdón”. Los hipócritas “maquillan el alma, viven del maquillaje, la santidad es un maquillaje para ellos. Jesús siempre nos pide ser verdaderos, pero verdaderos dentro del corazón, y que si algo parece parecerse a esta verdad, es lo que está dentro del corazón”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Jesús nos pide verdad, coherencia de vida y rechazar la hipocresía, en la conciencia de que el “verdadero perdón de Dios” es “gratuito”, viene “de su gracia”, “de su voluntad”, y no es por cierto aquello que “pensamos tener por nuestras obras”. Es lo que ha dicho el Papa Francisco en la homilía de la misa que ha celebrado esta mañana en la Casa Santa Marta, al citar el pasaje de la Carta de San Pablo a los Romanos, en la cual se exhorta a adherir a Dios con un acto de fe.
“Nuestras obras son la respuesta al amor gratuito de Dios, que nos ha justificado y que nos perdona siempre. Y nuestra santidad es precisamente recibir siempre este perdón, por eso termina citando el Salmo que hemos rezado: “Felices aquellos cuyas iniquidades han sido perdonadas, y sus pecados han sido descubiertos. Feliz el hombre al cual el Señor no tiene en cuenta el pecado”. Es el Señor, Él es quien nos ha perdonado el pecado original y que nos perdona toda vez que vamos a Él. Nosotros no podemos perdonarnos nuestros pecados con nuestras obras, sólo Él perdona. Nosotros podemos responder con nuestras obras a esta perdón”.
En el Evangelio de hoy, de Lucas, prosiguió el Papa, Jesús nos hace entender “otro modo de buscar la justificación”, proponiéndonos la imagen de “aquellos que se creen justos por las apariencias”: es decir, aquellos que saben poner “cara de estampita”, como “si fuesen santos”. Son los hipócritas. Dentro de ellos “está todo sucio”, pero externamente quieren “aparentar” ser justos y buenos, haciéndose ver cuando ayunan, rezan o dan limosna. Pero dentro del corazón no hay nada, “no hay sustancia”, la suya “es una vida hipócrita”, su verdad “es nula”. “Estos se maquillan el alma, viven del maquillaje, la santidad es maquillaje para ellos. Jesús siempre nos pide ser verdaderos, pero verdaderos dentro del corazón, y si algo parece parecerse a esta verdad, es lo que está dentro del corazón. Por eso, [nos da] ese consejo: cuando reces, hazlo a escondidas; cuando ayunes, ahí sí, arréglate un poco, para que nadie vea tu rostro debilitado por el ayuno; y cuando des limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha, hazlo a escondidas”.
La suya, reafirmo Francisco, es “la justificación de la apariencia”. Son “burbujas de jabón” que hoy están y mañana ya no están más. “Jesús nos pide coherencia de vida, coherencia entre aquello que hacemos y aquellos que vivimos dentro nuestro. La falsedad hace mucho mal, la hipocresía hace mucho mal, es un modo de vivir. En el Salmo hemos pedido la gracia de la verdad delante del Señor. Es bello lo que hemos pedido: ‘Señor, te hice conocer mi pecado, no lo he escondido, no he cubierto mi culpa, no he falseado mi alma. He dicho: ‘Confesaré al Señor mis iniquidades’ y tú quitaste mi culpa y mi pecado’. Siempre la verdad delante de Dios, siempre. Y esta verdad delante de Dios es lo que genera el espacio para que el Señor nos perdone”.
Para que la hipocresía no se vuelva una “costumbre”, el camino indicado por Francisco es no acusar a los demás, para aprender “la sabiduría de acusarse a sí mismos”, sin cubrir nuestras culpas delante del Señor.
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