Papa: El robo de documentos, un “hecho deplorable”, no nos frena en el “trabajo de reforma”

En el Angelus en Papa Francisco condena el robo y la publicación de documentos reservados como un "delito", "un error", un "acto deplorable que no ayuda", siendo que “mis colaboradores y yo, ya conocíamos bien aquellos documentos”. Aplausos de la multitud cuando él pide “el apoyo de toda la Iglesia” en el “trabajo de reforma”. La viuda del Evangelio, “ideal ejemplar de cristiano”: ella no da de sí “lo superfluo”, sino que da “con todo el corazón”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Los sustracción de los documentos de la Santa Sede para ser “publicados” días atrás, es un “acto deplorable”, pero no lo desvían al Papa de su “trabajo de reforma” qué él y sus colaboradores están “llevando adelante”. Lo dijo el Papa Francisco hoy, al finalizar la oración del Angelus junto a los peregrinos, en la Plaza de San Pedro.

Los documentos “reservados” robados están vinculados a la situación económica del Vaticano y a los gastos de diversas personalidades, contenidos en dos libros, “Avaricia” de Emiliano Fittipaldi y “Via Crucis” de Gianluigi Nuzzi, anunciados para los próximos días. El descubrimientos de la sustracción y publicación de los documentos ha llevado al arresto de dos personas, Mons. Lucio Angel Vallejo Balda, y Francesca Chaouqui, que trabajaban en el área económico-administrativa de la Santa Sede.

La operación, altamente mediática, justificada por los autores como un gesto de “ayuda al Papa” en su obra de reforma de la Iglesia y de la Curia, fue condenada por el pontífice como “un delito”, “un error”, un “acto deplorable que no ayuda”, siendo que “mis colaboradores y yo, ya conocíamos bien aquellos documentos”.

Articulando cada palabra, y subrayándola con un gesto de la mano, Francisco agregó: “Por esto, quiero decirles también que este triste hecho ciertamente no me desvía del trabajo de reforma que estamos llevando adelante con mis colaboradores y con el apoyo de todos ustedes. Sí, con el apoyo de toda la Iglesia, porque la Iglesia se renueva con la oración y con la santidad cotidiana de todo bautizado. Por consiguiente, les agradezco y les pido que sigan rezando por el Papa y por la Iglesia, sin dejarse turbar, sino yendo adelante con confianza y esperanza”. La gente en la plaza lo interrumpió varias veces para aplaudirlo con fuerza.

Antes de la oración mariana, el pontífice se detuvo a comentar el Evangelio de hoy (Domingo 32do del año,ciclo B, Marcos 12, 38-44), en el cual Jesús compara la actitud de los escribas con la de la viuda que ofrece su óbolo al templo.

En la “primera parte”, explica Francisco, el Evangelio describe “cómo no deben ser los seguidores de Cristo”. “Jesús les atribuye a los escribas, maestros de la ley, tres defectos que se manifiestan en su estilo de vida: la soberbia, la avidez y la hipocresía... También hoy existe el riesgo de asumir estas conductas, por ejemplo, cuando se separa la oración de la justicia, porque no se puede rendir culto a Dios y causar daño a los pobres. O cuando se dice que se ama a Dios y, sin embargo, se antepone a Él la propia vanagloria, el propio provecho”.

La segunda parte propone “un ideal ejemplar de cristiano”. “La escena – explica el Papa - se ambienta en el templo de Jerusalén, precisamente en el lugar donde la gente echaba las monedas como ofrenda. Hay muchos ricos que echan tantas monedas y hay una pobre mujer, viuda, que dá apenas dos pequeñas monedas. Jesús observa atentamente a esa mujer, y llama la atención de los discípulos sobre el contraste neto de la escena. Los ricos han dado, con gran ostentación, lo que para ellos era superfluo, mientras que la viuda, con discreción y humildad, ha dado «todo lo que tenía para vivir» (v 44); por ello – dice Jesús – ella ha dado más que todos. Debido a su extrema pobreza, hubiera podido ofrecer una sola moneda para el templo y quedarse con la otra. Pero ella no quiere hacer a medias con Dios: se priva de todo. En su pobreza ha comprendido que, teniendo a Dios, lo tiene todo; se siente amada totalmente por Él y, a su vez, lo ama totalmente (...) Jesús, hoy, nos dice también a nosotros que el metro de juicio no es la cantidad, sino la plenitud (...); No es cosa de billetera, sino de corazón (...) Amar a Dios «con todo el corazón» significa confiar en Él, en su providencia, y servirlo en los hermanos más pobres, sin esperarnos nada a cambio”.

El pontífice, improvisanddo, cuenta un episodio ocurrido cuando era obispo, de una madre que empujó a sus hijos a ayudar a un mendigo que se había acercado a la puerta, no “con lo superfluo”, que “estaba en el refrigerador”, sino renunciando a una parte de la milanesa que estaba en el plato, y que estaban a punto de comer.

“Ante las necesidades del prójimo -agregó-, estamos llamados a privarnos – como esos niños, de la mitad de la milanesa – de algo indispensable, no sólo de lo superfluo; estamos llamados a dar el tiempo necesario, no sólo el que nos sobra; estamos llamados a dar enseguida sin reservas algún talento nuestro, no después de haberlo utilizado para nuestros objetivos personales o de grupo”.

En los saludos finales, Francisco recordó que el 10 de noviembre él estará en Florencia, donde a partir de mañana se iniciará el 5to Convenio Eclesial Nacional, con la presencia de Obispos y delegados de todas las diócesis italianas, El tema elegido es “En Jesucristo el nuevo Humanismo”. Dando el anuncio, el Papa Francisco dijo también que se dirigirá, aunque “brevemente” a Prato, donde se encuentra la comunidad china más numerosa de Italia.

El pontífice saludó, asimismo, a un grupo de jóvenes japoneses que estaban presentes en la plaza.