Papa: El Evangelio de la Anunciación, la oración por la paz en el mundo y por Mindanao

En el Ángelus, el Papa Francisco recuerda a las víctimas de la tormenta Tembin, en Filipinas, que ha causado cientos de muertes y lanza un nuevo llamamiento para la liberación de todas las personas secuestradas. El "contraste" entre las promesas del ángel, "que abre perspectivas inauditas" y la respuesta de María "breve" y "humilde". Encontrar unos momentos para detenerse en silencio ante el pesebre "para adorar en el corazón el misterio de la verdadera Navidad, la de Jesús".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Una breve reflexión sobre el Evangelio de la Anunciación, una oración por la paz en el mundo y un recuerdo para las víctimas de las inundaciones en Mindanao (Filipinas) marcó hoy el encuentro del Papa Francisco con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para la recitación del Ángelus.

Del pasaje evangélico de la Anunciación, que se proclama en la Misa de hoy (domingo IV de Adviento, B, Lucas 1: 26-38), el Papa señaló el "contraste entre las promesas del ángel y la respuesta de María". El ángel le habla a María con una larga revelación, que abre perspectivas inauditas. El niño que nacerá de esta humilde muchacha de Nazaret será llamado el Hijo del Altísimo: no es posible concebir una dignidad más alta que esta. Y después de la pregunta de María, con la que pide explicaciones, la revelación del ángel se vuelve aún más detallada y sorprendente".

"La respuesta de María es una frase corta, que no habla de gloria o privilegio, sino sólo de disponibilidad y servicio".

"María es muy humilde y no intenta presumir. Ella reconoce que es pequeña delante de Dios, y está feliz de ser así. Al mismo tiempo, ella es consciente de que de su respuesta depende la realización del plan de Dios, y que, por lo tanto, está llamada a adherirse a él con todo su ser".

"María se presenta con una actitud que corresponde perfectamente a la del Hijo de Dios cuando viene al mundo: quiere convertirse en el Siervo del Señor, ponerse al servicio de la humanidad para cumplir el plan del Padre. María dice: "He aquí la sierva del Señor"; y el Hijo de Dios, al entrar en el mundo, dice: "He aquí, vengo [...] para hacer, oh Dios, tu voluntad" (Hebreos 10,7.9). La actitud de María refleja plenamente esta declaración del Hijo de Dios, que también se convierte en hijo de María".

"Al admirar a nuestra Madre por su respuesta al llamado y misión de Dios, le pedimos que nos ayude a cada uno de nosotros a acoger el plan de Dios en nuestras vidas, con sincera humildad y valiente generosidad".

Después de la oración del Ángelus, Francisco invitó a todos a invocar "invocamos el don de la paz para todo el mundo, especialmente para las poblaciones que más sufren los conflictos en curso".

También renovó su llamamiento porque "con motivo de la Santa Navidad, las personas secuestradas, sacerdotes, religiosos y religiosas y fieles laicos, sean liberados y puedan regresar a sus hogares".

"Me gustaría asegurar, dijo, mi oración a la población de la isla de Mindanao, en Filipinas, golpeada por una tempestad que ha causado numerosas víctimas y destrucción. Dios misericordioso da la bienvenida a las almas de los muertos y consuela a los que sufren de esta calamidad". Las dos llamadas son seguidas por algunos momentos de oración silenciosa.

"En estas horas que nos separan de la Navidad", concluyó, "encuentra un tiempo para detenerse en silencio y en oración ante la escena de la natividad, para adorar en el corazón el misterio de la verdadera Navidad, la de Jesús, que viene a nosotros con amor, humildad y ternura".