Papa: Dios ‘no es el autor del mal’ y no nos induce en tentación
En la audiencia general, Francisco habla de la penúltima invocación del Padre Nuestro y subraya que cuando el mal aparece en la vida del hombre, Dios “combate a su lado, para que pueda ser liberado”. “La gente dice ¿por qué hablar del diablo? Una cosa antigua, el diablo no existe. Pero Jesús fue tentado por el diablo y Jesús rechaza toda tentación y sale victorioso”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Dios “no es el autor del mal”, no nos induce en tentación, como dice una traducción “un poco equivocada” del texto griego del Padre Nuestro. Es más, “cuando el mal aparece en la vida del hombre, Dios “combate a su lado, para que pueda ser liberado”. La penúltima invocación del Padre Nuestro fue ilustrada por el Papa Francisco en la catequesis para la audiencia general, también hoy dedicada a la oración enseñada por Jesús.
A las 40 mil personas presentes en la plaza de S. Pedro, el Papa dijo en la última parte del Padre Nuestro “nuestro diálogo con el Padre celestial entra, por así decir, en lo vivo del drama, o sea en el terreno de la confrontación entre nuestra libertad y las insidias del maligno. Como se sabe, la expresión griega contenida en los Evangelios es difícil traducirla en un modo exacto y todas las traducciones modernas no son tan exactas. Pero, sobre un elemento podemos converger en manera unánime: sea cual sea la forma en que entendamos el texto, debemos excluir que Dios el protagonista de las tentaciones que incumben en el camino del hombre. Como si Dios estuviese acechando para provocar insidias y trampas a sus hijos. Una interpretación de este tipo contrasta ante todo con el texto mismo y está lejos de la imagen de Dios que Jesús nos ha revelado. No olvidemos que el Padre Nuestro comienza con Padre y un padre no tienta a sus hijos. Los cristianos no tienen nada que ver con un Dios envidioso, en competición con el hombre o que se divierta poniéndolo a prueba. ésto es de un dios pagano. Leemos en la Carta de Santiago apóstol: “Nadie cuando es tentado, diga: ‘Estoy tentado por Dios’; porque Dios no puede ser tentado para el mal y Él no tienta a ninguno” (1.13). Al contrario: el padre no es el autor del mal, a ningún hijo que le pide un pescado le da una serpiente (cfr. Lc 11,11) y cuando el mal aparece en la vida del hombre, Dios “combate a su lado, para que pueda ser liberado. Un Dios que combate por nosotros, no contra nosotros. es en este sentido que nosotros rezamos el ‘Padre Nuestro’.
“Si somos tentados para hacer el mal, negando la fraternidad con los otros y deseando un poder absoluto sobre todo y todos, Jesús ya combatió por nosotros esta tentación: lo atestiguan las primeras páginas de los Evangelios. Inmediatamente después de ser bautizado por Juan, en medio de una multitud de pecadores, Jesús se retira al desierto y es tentado por Satanás. Así comienza la vida pública de Jesús”. “La gente dice: ¿por qué hablar del diablo? Una cosa antigua, el diablo no existe. Pero Jesús fue tentado por el diablo y Jesús rechaza toda tentación y sale victorioso”.
“Pero, también en el tiempo de la prueba suprema Dios no nos deje solos. Cuando Jesús se retira a rezar al Getsemaní, su corazón fue invadido por una angustia indecible y Él experimenta la soledad y el abandono. La prueba es tan desgarradora que sucede algo inesperado. Jesús no mendiga jamás amor para sí mismo, sin embargo en aquella noche siente su alma triste hasta la muerte, entonces pide la cercanía de sus amigos: “¡Quédense aquí y velen conmigo! (Mt 26,38). Como sabemos, los discípulos, agobiados por un adormecimiento debido al miedo, se duermen. El el tiempo de la agonía, Dios pide al hombre que no lo abandone, en cambio el hombre se duerme. En el tiempo en que el hombre conoce su prueba, Dios en cambio vela. En los momentos más feos de nuestra vida, Dios está con nosotros, porque el padre no abandona a sus hijos. Esa noche de dolor y lucha es el último sello de la Encarnación: Dios viene a visitarnos en nuestras profundidades y en los dramas que llenan la historia”.”Es nuestra confortación en la hora de la prueba; saber que aquel vale, desde cuando Jesús la atravesó, no está más desolada, sino bendita por la presencia del Hijo de Dios, ¡Él no nos abandonará jamás!”.
“Aleja por lo tanto de nosotros, ¡Oh Dios!-concluyó Francisco- el tiempo de la prueba y de la tentación. Pero, cuando llegará para nosotros este tiempo, muéstranos que no estamos solos, que Cristo ya tomó ya sobre sí el peso de esta cruz, muéstranos que Jesús nos llama a llevarla con Él, abandonándonos confiados en el amor del Padre”.
Al final, el Papa, en el saludo a los italianos recordó que “hoy celebramos la Memoria de San José obrero”. La figura del humilde trabajador de Nazaret nos oriente siempre hacia Cristo; sostenga el sacrificio de aquellos que obran el bien e interceda por cuántos han pedido su propio trabajo o no logran encontrarlo”.
23/12/2015
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