03/03/2016, 16.34
VATICANO -
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Papa: Defender la vida de su mercantilización y de las “colonizaciones ideológicas”

Encontrando a la Pontificia Academia para la vida, Francisco amonesta diciendo que hoy hay conocimientos científicos e instrumentos técnicos en grado de ofrecer apoyo a la  vida humana y hay muchas instituciones “comprometidas en el servicio a la vida”, pero “hay otras tantas estructuras preocupadas más en el interés económico que al bien común” y que “tienen miedo de la realidad como Dios la ha creado”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- En el mundo de hoy hay conocimientos científicos e instrumentos técnicos en grado de ofrecer apoyo a la vida humana y hay muchas instituciones “comprometidas en el servicio a la vida” pero “existen tantas otras instituciones preocupadas más en el interés económico que al bien común” y existen “colonizaciones ideológicas” que en nombre de la modernidad “quitan la libertad ideológica” y “tienen miedo de la realidad como Dios la ha creado”. Es la admonición lanzada por el Papa Francisco en las palabras dirigidas a los participantes en la plenaria de la Pontificia Academia para la vida, que se está desarrollando sobre el tema de las virtudes en la ética de la vida.

“En nuestro tiempo- dijo- algunas orientaciones culturales no reconocen más la huella de la sabiduría divina en las realidades creadas y ni siquiera en el hombre. La naturaleza humana se la reduce así a sólo materia, plasmable según cualquier proyecto. ¡Nuestra humanidad, en cambio, es única y tan preciosa a los ojos de Dios! Por esto, la primera naturaleza que hay que custodiar, para que traiga fruto es nuestra misma humanidad. Debemos darle el aire libre de la libertad y el agua vivificante de la verdad, protegerla de los venenos del egoísmo y de la mentira. En el terreno de nuestra humanidad podrá entonces florecer una gran variedad de virtudes”.

El riesgo es siempre el “de llamar bien al mal y mal al bien”. Así es verdad que hoy hay muchas instituciones “comprometidas en el servicio a la vida” pero “hay tantas otras estructuras más preocupadas  por el interés económico que por el bien común”. “La naturaleza humana permanece, de tal modo, reducida sólo a materia, plasmable según cualquier plan. ¡Nuestra humanidad, en cambio, es única y tan preciosa a los ojos de Dios! Por esto, la primera naturaleza que hay que custodiar, para que produzca fruto, es nuestra misma humanidad. Debemos darle aire limpio de la libertad y agua vivificadora de la verdad, protegerla de los venenos del egoísmo y de la mentira”.

“Tal condición no puede cambiar ni a fuerza de teorías, ni por efecto de reformas sociales o políticas. Sólo la obra del Espíritu Santo puede reformar nuestro corazón, si nosotros colaboramos”. Hablar de “virtud” no es una cuestión “cosmética”, un embellecimiento exterior” sino que “se trata de erradicar del corazón los deseos deshonestos y de buscar el bien con sinceridad. También en el ámbito de la ética de la vida, las aún necesarias normas, que sancionan el respeto de las personas, de por sí solas no son suficientes para realizar plenamente el bien del hombre. Son las virtudes de quien obra en la promoción de la vida la garantía de que, en última instancia,  el bien será realmente respetado”. “El obrar bien no es la correcta aplicación del saber ético, sino que presupone un interés real por la persona frágil. Los médicos y todos los agentes de salud no han de descuidar jamás la conjugación de ciencia, técnica y humanidad”.

“Por lo tanto, aliento a las universidades a considerar todo esto en sus programas de formación, para que los estudiantes puedan madurar aquellas disposiciones del corazón y de la mente que son indispensables para acoger y cuidar la vida humana, según la dignidad que en cualquier circunstancia le pertenezca. Invito también a los directores de los centros de salud e investigación a hacer de tal modo que los empleados consideren al trato humano como parte integrante de su servicio calificado. En todo caso, que cuantos se dedican a la defensa y a la promoción de la vida puedan mostrar, ante todo, la belleza. De hecho, como “la Iglesia no crece por el proselitismo sino por atracción” (Exhortación apostólica, “Evangelii gaudium”, 14), así la vida humana se defiende y promueve eficazmente sólo cuando se conoce y se muestra la belleza”. Viviendo una genuina compasión y otras virtudes serán testigos privilegiados de la Misericordia del Padre de la vida”.

“La cultura contemporánea aún conserva las premisas para afirmar que el hombre, cualquiera sea su condición de vida, es un valor que hay que proteger; sin embrago, ella es a menudo víctima de incertidumbres morales, que no permiten defender la vida de un modo eficaz. No pocas veces, luego, puede suceder que en nombre de la virtud informen realmente el pensar y el obra del hombre, en lugar de que éstos sean cultivados a través de un continuo discernimiento y estén radicados en Dios, fuente de toda virtud. Pidamos la ayuda del Espíritu Santo, para que nos saque del egoísmo y de la ignorancia: renovados por Él, podamos pensar y obrar según el corazón de Dios y mostrar a quien sufre en el cuerpo y en el espíritu Su misericordia. El augurio que os dirijo es que los trabajos de estos días puedan ser fecundos y pueda acompañaros a vosotros y a cuantos encontráis en vuestro servicio, en un camino de crecimiento virtuoso”.

 

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