Papa: Cristo combate los males y sufrimientos del mundo haciéndose cargo de ellos y venciéndolos con la fuerza de la misericordia de Dios

En el Ángelus, el papa Francisco repite el estilo de Jesús frente al mal, que observa con ironía que "no se plantea desde una distancia segura y no actúa por representación"; "no es una 'conferencia' sobre el dolor", sino que toma "sobre sí el peso de nuestra condición humana, para liberarnos en modo radical y definitivo". Una pregunta para todos: "Cuando ayudas a otros ¿los miras sus ojos, los recibes sin temor a tocarlos?". Saludos a la gente del Lejano Oriente por el Año Nuevo Lunar. Los aplausos para los nuevos cardenales.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Así Cristo combate los males y los sufrimientos del mundo: haciéndose cargo de ellos y venciéndolos con la fuerza de la misericordia de Dios",: es la idea que el Papa Francisco reiteró a los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para el rezo del Ángelus, al comentar el Evangelio de la liturgia de hoy (Marcos 1: 40-45), que narra la curación de un leproso por Jesús extendió la mano para tocarlo. El Papa hizo hincapié en ideas similares en la misa celebrada esta mañanaen la básilica junto con los nuevos 20 cardenales creados por el consistorio de ayer, en el cual muestra "el camino de Jesús: el de la misericordia y la integración".

Con más de 50 mil fieles se centró en los mismos temas de la "compasión de Jesús", el "sufrimiento con", pero con un toque de ironía: "La misericordia de Dios supera toda barrera y la mano de Jesús toca al leproso. Él no se coloca a una distancia de seguridad y no actúa por poder, sino que se expone directamente al contagio de nuestro mal; y así precisamente nuestro mal se convierte en el punto del contacto: Él, Jesús, toma de nosotros nuestra humanidad enferma y nosotros tomamos de Él su humanidad sana y sanadora".
Y de nuevo: "Una vez más el Evangelio nos muestra qué cosa hace Dios frente a nuestro mal: no viene a "dar una lección" sobre el dolor; tampoco viene a eliminar del mundo el sufrimiento y la muerte; viene más bien a cargar sobre sí el peso de nuestra condición humana, a llevarlo hasta el fondo, para librarnos de manera radical y definitiva".
"Para nosotros, hoy - añadió - de la curación del leproso nos dice que, si queremos ser verdaderos discípulos de Jesús, estamos llamados a convertirnos, unidos a Él, en instrumentos de su amor misericordioso, superando todo tipo de marginación. Para ser "imitadores de Cristo" (cfr 1 Cor 11,1) frente a un pobre o a un enfermo, no debemos tener miedo de mirarlo a los ojos y de acercarnos con ternura y compasión y tocarlo y abrazarlo".
Alejándose del texto escrito, Francisco ha preguntado a los peregrinos: "cuando usted ayuda a otros ¿buscas en sus ojos, los recibes sin temor a tocarlos? ¿Los acoges con ternura? ¿Los ayudas a distancia, o los abrazos con ternura".

"Si el mal es contagioso - concluyó - Si el mal es contagioso, también lo es el bien. Por lo tanto, es necesario que abunde en nosotros, cada vez más, el bien. Dejémonos contagiar por el bien y ¡contagiemos el bien!".

Después de la oración mariana, Francis ha enviado un saludo a todos los pueblos que en los países en los próximos días (a partir del 19 de febrero) celebrarán el Año Nuevo Lunar. Estos incluyen a China, Taiwán, Vietnam, Corea, Japón, Tailandia. "Estas fiestas - recordó el Papa - les ofrecen la feliz ocasión de redescubrir y de vivir de modo intenso la fraternidad, que es vínculo precioso de la vida familiar y cimiento de la vida social. Y manifestó su deseo de que este regreso anual a las raíces de la persona y de la familia ayude a esos pueblos a construir una sociedad en la que se entrelazan relaciones interpersonales orientadas al respeto, a la justicia y a la caridad".

El pontífice también saludó a todos los fieles venidos de diferentes partes del mundo para celebrar los 20 nuevos cardenales, y pidió a todos los presentes a dedicarles sus aplausos. La inmensa multitud respondió con un estruendoso aplauso y silbidos de celebración.