Papa: Conducir al encuentro de la "Persona" Jesús para educar a la libertad que sólo viene de Él
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Conducir al encuentro con la "Persona"
Jesús para educar a la libertad que sólo viene de Él y mantenerlo siempre "al
centro", así como "adoptar la lógica de Dios", que es la
misericordia y el amor, a "ser los brazos, las manos, los pies, la mente y
el corazón de una Iglesia 'en salida'', rechazando "la autocomplacencia, porque
el sólo verse en el espejo nos lleva a desorientarnos y convertirnos en meros
empresarios de una ONG". Es el mandato que el Papa Francisco le dio esta
mañana a CL, con motivo del 60 aniversario del nacimiento del Movimiento encontrándose
en la Plaza de
San Pedro y la Via
della Conciliazione azotada por el viento quizás unos 120.000 miembros de CL,
encabezada por el presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, don Julián
Carrón .
Un encuentro festivo, precedido de las canciones y las imágenes y pensamientos
del padre de CL, Mons. Luigi Giussani, fallecido hace 10 años, al cual el Papa ha
dicho que estaba "agradecido por varias razones. La primera, más personal, el
bien que este hombre ha hecho a mí y mi vida sacerdotal, a través de la lectura
de su libros y sus artículos. La otra razón es que su pensamiento es
profundamente humano y llega hasta el más íntimo anhelo del hombre".
"Ustedes saben - prosiguió - cuán importante era para Don Giussani la
experiencia del encuentro: encuentro
no con una idea, sino con una Persona, con Jesucristo. Así él educó a la
libertad, guiando hacia el encuentro con Cristo, porque Cristo nos da la
verdadera libertad. Hablando del encuentro, me viene a la mente "La vocación de
Mateo", aquel Caravaggio ante el cual me detenía por un largo rato en San Luis
de los Franceses, cada vez que venía a Roma. Ninguno de los que estaba allí,
incluido Mateo ávido de dinero, podía creer en el mensaje de aquel dedo que lo
indicaba, el mensaje de aquellos ojos que lo miraban con misericordia y lo
elegían para que lo siguiera. Sentía aquel estupor del encuentro. Es así el
encuentro con Cristo que viene y nos invita".
"Todo, en nuestra vida, hoy como en los tiempos de Jesús, comienza con un
encuentro. Un encuentro con este Hombre,
el carpintero de Nazaret, un hombre como todos y al mismo tiempo diferente.
Pensemos en el Evangelio de Juan, allí donde cuenta el primer encuentro con los
discípulos con Jesús. Andrés, Juan, Simón: se sintieron mirados profundamente,
conocidos íntimamente, y esto generó en ellos una sorpresa, un estupor que, inmediatamente,
les hizo sentir ligados a Él... O cuando después en la resurrección, Jesús le
pregunta a Pedro: "¿Me amas? y Pedro responde 'Sí', aquel 'sí' no era el
resultado de una fuerza de voluntad, no venía sólo de la decisión del hombre
Simón: venía antes que nada de la
Gracia, era el aquel 'primerear',
aquel el preceder de la
Gracia. Éste fue el descubrimiento decisivo para San Pablo,
para San Agustín, y para muchos otros santos: Jesucristo es primero, siempre
nos primerea Jesucristo nos precede; cuando nosotros llegamos, Él ya nos estaba
esperando. Él es como la flor del almendro: es la flor que florece primero, y
anuncia la primavera".
"Y no se puede entender esta dinámica
del encuentro que suscita el estupor y la adhesión sin la misericordia. Sólo quien ha sido acariciado por la ternura de la
misericordia, conoce verdaderamente al Señor. El lugar privilegiado del
encuentro es la caricia de la misericordia de Jesucristo hacia mi pecado. Es
por esto, algunas veces, que ustedes me han escuchado decir que el lugar, el
lugar privilegiado del encuentro con Jesucristo es mi pecado. Es gracias a este
abrazo de misericordia que se sienten las ganas de responder y de cambiar, y
que puede surgir una vida diferente. La moral cristiana no es el esfuerzo
titánico, voluntarista, de quien decide ser coherente y lo logra, un tipo de
desafío solitario ante el mundo. No. Esta no es la moral cristiana, es otra
cosa. La moral cristiana es respuesta, es la respuesta conmovida ante una
misericordia sorprendente, imprevisible, inclusive 'injusta', según los
criterios humanos, de Uno que me conoce, que conoce mis traiciones y me quiere
lo mismo, me estima, me abraza, me vuelve a llamar, espera en mí, se espera
algo de mí. La moral cristiana no es no caer nunca, sino levantarse siempre,
gracias a su mano que nos toma".
"Y el camino de la
Iglesia es también éste: dejar que se manifieste la gran
misericordia de Dios. Dije, en días pasados, a los nuevos Cardenales: "El
camino de la Iglesia
es no condenar a nadie eternamente; es derramar la misericordia de Dios a todas
las personas que la piden con un corazón sincero; el camino de la Iglesia es precisamente el
de salir de su propio recinto para ir a buscar a los lejanos en las
'periferias' de la existencia; es el de adoptar integralmente la
lógica de Dios, que es aquella de la misericordia (Homilía 15 de febrero de 2015). También la Iglesia debe sentir el
impulso alegre de convertirse en flor de almendro, es decir la primavera, como
Jesús, para toda la humanidad".
"Hoy ustedes recuerdan también los sesenta
años del inicio de su Movimiento, "nacido en la Iglesia - como les
dijo Benedicto XVI, - no por una voluntad organizativa de la Jerarquía, sino
originado por un encuentro renovado con Cristo y así, podemos decir, por un
impulso derivado últimamente del Espíritu Santo. (Discurso a la peregrinación de Comunión y Liberación, 24 de marzo
de 2007: Enseñanzas III, 1 [2007],
557)".
"Después de sesenta años, el carisma original no ha perdido su frescor y vitalidad. Pero, recuerden que el centro no es el carisma, el centro es uno sólo, es Jesucristo. Cuando pongo en el centro mi método espiritual, mi camino espiritual, mi manera de ponerlo en práctica, me salgo del camino. Toda espiritualidad, todos los carismas en la Iglesia deben ser "descentrados": ¡en el centro sólo está el Señor! Por eso cuando Pablo en su primera carta a los Corintios habla de carismas, de esta realidad tan hermosa de la Iglesia, del Cuerpo místico, termina hablando del amor, es decir, de aquello que viene de Dios, lo que es propio de Dios, y que nos permite imitarlo. No se olviden nunca de esto".
"Y luego, ¡el carisma no se conserva en una botella de agua destilada! Fidelidad al carisma no quiere decir 'petrificarlo' - es el diablo el que "petrifica" - no significa escribirlo en un pergamino y ponerlo en un cuadro. La referencia al legado que les ha dejado Don Giussani no puede reducirse a un museo de recuerdos, de decisiones tomadas, de normas de conducta. Comporta, en cambio, fidelidad a la tradición, y fidelidad a la tradición - decía Mahler - 'significa tener vivo el fuego, no adorar las cenizas'".
"Don Giussani no les perdonaría nunca que
perdieran la libertad y se transformaran en guías de museo o adoradores de
cenizas. ¡Mantengan vivo el fuego de la memoria de aquel primer encuentro
y sean libres! Así, centrados en Cristo y en el Evangelio, ustedes pueden ser
los brazos, las manos, los pies, la mente y el corazón de una Iglesia "en salida". El camino de la Iglesia es salir para ir a
buscar a los lejanos en las periferias, para servir a Jesús en cada
persona marginada, abandonada, sin fe, decepcionada por la Iglesia, prisionera de su
propio egoísmo".
"'Salir'" también significa rechazar la
'auto referencialidad', en todas sus formas, significa saber escuchar
a quien no es como nosotros, aprendiendo de todos, con sincera humildad. Cuando
somos esclavos de la auto referencialidad, acabamos cultivando una 'espiritualidad
de etiqueta': 'Yo soy CL'; y caemos en las mil trampas que nos ofrece la
autocomplacencia referencial, aquel mirarnos en el espejo que nos lleva a
desorientarnos y a transformarnos en meros empresarios de una ONG".
"Queridos amigos, me gustaría terminar con dos citas muy significativas de Don Giussani, una de los inicios y una del final de su vida. La primera: "El cristianismo nunca se realiza en la historia como fijeza de posiciones que hay que defender, que se planteen ante lo nuevo como mera antítesis; el cristianismo es principio de redención, que asume lo nuevo, salvándolo" (Porta la Speranza. Primeros escritos, Génova 1967, 119). La segunda del 2004: "No sólo nunca tuve la intención de "fundar" nada, sino que creo que el genio del movimiento que he visto nacer consiste en haber sentido la urgencia de proclamar la necesidad de volver a los aspectos elementales del cristianismo, es decir, la pasión del hecho cristiano como tal en sus elementos originales, y basta" (Carta a Juan Pablo II, 26 de Enero de 2004 con motivo de los 50 años de Comunión y Liberación)".
23/12/2015
02/05/2017 13:54