Papa: Con la Madre de Dios, bendecir, nacer y encontrar
A causa de un dolor de ciática, el Papa Francisco no pudo presidir la misa por la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios y el 54º Día Mundial por la Paz, sobre el tema "La cultura del cuidado como camino de paz". "La maldición corrompe, hace que todo degenere, mientras que la bendición regenera, da fuerza para comenzar de nuevo”. "No estamos en el mundo para morir, sino para generar vida". "Será un buen año si nos ocupamos de los demás, como la Virgen hace con nosotros".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - “'Bendecir”, “nacer” y' “encontrar”: son los tres verbos que el Papa Francisco destacó en la liturgia de hoy, dedicada a la solemnidad de Santa María, Madre de Dios. El pontífice no pudo presidir la misa, debido al dolor ciático que lo afecta. La Eucaristía fue celebrada por el card. Pietro Parolin, Secretario de Estado, en el altar de la confesión, en la Basílica de San Pedro.
En el momento de la homilía, el cardenal dijo que leería la homilía preparada por Francisco para la ocasión.
El primer verbo, “bendecir”, se refiere a la primera lectura de la misa (Números 6,22-27). “El Señor – explica Francisco - sabe que necesitamos ser bendecidos: lo primero que hizo después de la creación fue decir bien de cada cosa y decir muy bien de nosotros. Pero ahora, con el Hijo de Dios, no recibimos sólo palabras de bendición, sino la bendición misma: Jesús es la bendición del Padre”.
“El Hijo de Dios, el Bendecido por naturaleza, viene a nosotros a través de la Madre, la bendita por gracia…”
“La Virgen, de hecho, enseña que la bendición se recibe para darla. Ella, la bendita, fue bendición para todos los que la encontraron: para Isabel, para los esposos de Caná, para los Apóstoles en el Cenáculo… También nosotros estamos llamados a bendecir, a decir bien en nombre de Dios. El mundo está gravemente contaminado por maldecir y pensar mal de los demás, de la sociedad, de sí mismos. La maldición corrompe, hace que todo degenere, mientras que la bendición regenera, da fuerza para comenzar de nuevo. Pidamos a la Madre de Dios la gracia de ser para los demás portadores gozosos de la bendición de Dios, como ella lo es para nosotros”.
El segundo verbo, “nacer”, significa que el Señor nació como nosotros. No apareció como un adulto ya formado, sino como un niño; no vino al mundo solo, sino que lo hizo a través de una mujer, después de nueve meses en el seno de la Madre, a quien dejó que formara su propia humanidad” Por ello, María “no es solamente el puente entre Dios y nosotros, es más todavía: es el camino que Dios ha recorrido para llegar a nosotros y es la senda que debemos recorrer nosotros para llegar a Él. A través de María encontramos a Dios como Él quiere: en la ternura, en la intimidad, en la carne”.
“No estamos en el mundo para morir, sino para generar vida. La Santa Madre de Dios nos enseña que el primer paso para dar vida a lo que nos rodea es amarlo en nuestro interior. Ella, dice hoy el Evangelio, “conservaba todo en su corazón” (cf. Lc 2,19). Del corazón nace el bien: qué importante es tener limpio el corazón, custodiar la vida interior, la oración. Qué importante es educar el corazón en el cuidado, en la valoración de las personas y las cosas. Todo parte de ahí, de hacerse cargo de los demás, del mundo, de la creación”.
El tema del “cuidado” se relaciona con el hecho de que hoy se celebra la 54ta Jornada Mundial por la Paz, cuyo tema para este año es precisamente “La cultura del cuidado como camino de paz”.
“No sirve conocer muchas personas y muchas cosas si no nos ocupamos de ellas”, continúa el papa. “Este año, mientras esperamos una recuperación y nuevos tratamientos, no dejemos de lado el cuidado. Porque, además de la vacuna para el cuerpo, se necesita la vacuna para el corazón, que es el cuidado. Será un buen año si cuidamos de las otras personas, como hace la Virgen con nosotros”.
El tercer verbo, “encontrar”, nos recuerda que los pastores «encontraron a María y a José, y al Niño» (v. 16) No encontraron signos prodigiosos y espectaculares, sino una familia sencilla. Allí, sin embargo, encontraron verdaderamente a Dios, que es grandeza en lo pequeño, fortaleza en la ternura”.
“Y nosotros, ¿qué debemos encontrar al inicio de este año? Sería hermoso encontrar tiempo para alguien. El tiempo es una riqueza que todos tenemos, pero de la que somos celosos, porque queremos usarla sólo para nosotros. Debemos pedir la gracia de encontrar tiempo para Dios y para el prójimo: para el que está solo, para el que sufre, para el que necesita ser escuchado y cuidado. Si encontramos tiempo para regalar, nos sorprenderemos y seremos felices, como los pastores. Que la Virgen, que ha llevado a Dios en el tiempo, nos ayude a dar nuestro tiempo. Santa Madre de Dios, a ti te consagramos el nuevo año. Tú, que sabes custodiar en el corazón, cuídanos. Bendice nuestro tiempo y enséñanos a encontrar tiempo para Dios y para los demás. Nosotros con alegría y confianza te aclamamos: ¡Santa Madre de Dios! ¡Santa Madre de Dios! ¡Santa Madre de Dios!”.
17/12/2016 13:14
28/08/2016 13:40