Papa: Adviento, colmar vacíos de omisión, allanar las asperezas del orgullo. Pedido por el desarme nuclear y el clima.
En el Ángelus el Papa invita a una mayor oración y a una mayor caridad. El Premio Nobel por la paz a la Campaña Internacional para abolir las armas nucleares. “l “fuerte ligamen” entre los derechos humanos y el desarme nuclear. Contrastar los cambios climáticos y luchar por un desarrollo humano integral. Solidaridad con las víctimas del ciclón Okhi en India y las inundaciones de Albania.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Reconocer los vacíos que hay que colmar en nuestras vidas”, las omisiones y “allanar las asperezas del orgullo para “darle lugar a Jesús que llega”: para el Papa francisco este es el sentido del Adviento y la invitación que nos llega de las lecturas de la misa de hoy (segundo de Adviento). Después de haber recitado el Ángelus con los fieles en una plaza de S. Pedro, adornada con el árbol y el pesebre, el pontífice recordó dos reuniones mundiales: el Premio Nobel de la Paz a la Campaña Internacional para abolir, que les es conferido hoy y el Summit “Our Planet Summit” en parís dentro de dos días, en ocasión del segundo aniversario de la adopción del Acuerdo de París sobre el clima.
Explicando las palabras del profeta Isaías (40,1-5.9-11), francisco subrayó “Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado"(40,3); el Pontífice explicó que los valles que se levantarán representan todos los vacíos de nuestro comportamiento ante Dios, así como todos nuestros pecados de omisión. Mientras que los montes que “debemos allanar”, son el orgullo, la soberbia, y la prepotencia.
“Un vacío en nuestra vida puede ser el hecho de que no oramos o rezamos poco”. “El Adviento –dijo entonces– es el momento favorable para orar con más intensidad, para reservar a la vida espiritual el lugar importante que le espera”.
“Otro vacío podría ser la falta de caridad hacia el prójimo, sobre todo hacia las personas más necesitadas de ayuda no solo material, sino también espiritual”, porque “estamos llamados a estar más atentos a las necesidades de los otros, a ser más cercanos”.
Un vacío en nuestra vida puede ser el hecho de que no rezamos o rezamos poco. “El Adviento, es por tanto, un tiempo propicio para orar más intensamente, para reservar a la vida espiritual el lugar importante que le corresponde. Otro vacío puede ser la falta de caridad hacia el prójimo, sobre todo hacia las personas más necesitadas de ayuda no solo material, sino también espiritual.
“Los montes y las colinas que deben ser bajados son el orgullo, la soberbia y la prepotencia”, y exhortó a asumir “actitudes de mansedumbre y de humildad para preparar la venida de nuestro Salvador, que es manso y humilde de corazón” Cfr Mt 11,29)…
Pero estas acciones se deben hacer con alegría, porque están finalizadas a la preparación de la llegad de Jesús. “Cuando viene alguien querido a visitarnos a casa, predisponemos todo con cuidado y felicidad. Del mismo modo queremos predisponernos para la venida del Señor: atenderlo cada día con solicitud, para ser colmados de su gracia cuando venga”.
“En el Evangelio-concluyó- Juan bautista es la figura, anunciada por Isaías, de la “voz que grita en el desierto”. Ese desierto nos ofrece ante todo la indicación del lugar en el cual vivió y predicó el Bautista; pero esto también nos reclama el clima de conversión y de penitencia que permite prepararnos al encuentro con el señor. Juan declara: “Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará en el espíritu Santo” (Mt 1,8).
“El Salvador que esperamos es capaz de transformar nuestra vida con la fuerza del Espíritu Santo, con la fuerza del amor”.
El espíritu Santo, de hecho. Infunde en nuestros corazones el amor de Dios, fuente inagotable de purificación, de vida nueva y de libertad. La Virgen María ha vivido en plenitud esta realidad, dejándose “bautizar” por el Espíritu Santo que la inundó de su potencia. Ella, que ha preparado la venida de Cristo con la totalidad de su existencia, nos ayude a seguir su ejemplo y guíe nuestros pasos al encuentro con el señor que viene”.
Después de la oración mariana, el Papa recordó que hoy será conferido el Premio Nobel por la paz a la Campaña Internacional para abolir las armas nucleares. “Tal reconocimiento-explicó- sucede en coincidencia con la Jornada de las Naciones Unidas por los Derechos Humanos y esto subraya el fuerte ligamen entre los derechos humanos y el desarme nuclear. De hecho, comprometerse en la tutela de la dignidad de todas las personas, en modo particular de aquellas más débiles y desventajadas, significa también trabajar con determinación para construir un mundo sin armas nucleares. Dios nos da la capacidad para construir nuestra casa común: tenemos la libertad, la inteligencia y la capacidad de guiar la tecnología, de limitar nuestro poder, al servicio de la paz y del progreso (Cfr, Enc. “Laudato si”, 78,112.202).
Recordando luego la reunión de París, que quiere “consolidar una estrategia compartida para contrastar el preocupante fenómeno del cambio climático”, el Papa “Deseo vivamente que esta Cumbre, así como otras iniciativas que van en la misma dirección, favorezcan una clara toma de conciencia sobre la necesidad de adoptar decisiones realmente eficaces para contrarrestar los cambios climáticos y, al mismo tiempo, combatir la pobreza y promover el desarrollo humano integral”. A este propósito, él ofreció su cercanía con las familias de las víctimas del ciclón Okhi, que se abatió sobre las costas indias de Tamil Nadu, de Kerala y de Gujarat y con “la población de Albania”, duramente afectada por las inundaciones”.
17/12/2016 13:14
29/08/2020 11:22