Papa: 'Llevemos a María el grito de quienes sufren por la guerra’
En una carta dirigida a los obispos del mundo, el pontífice se refiere al acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María previsto para mañana. En la audiencia general, Francisco dijo que: "La guerra es una derrota para la humanidad: lo aprendí de mi abuelo, que luchó en el Piave en 1914". El deseo de que en los programas de catequesis los niños tengan la oportunidad de escuchar los "relatos de la fe" de los ancianos.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - En la audiencia general de esta mañana, en el Aula Pablo VI del Vaticano, el pensamiento del Papa Francisco se dirigió una vez más a las víctimas de la guerra en Ucrania. Ya se había referido a ella en el Ángelus del domingo, cuando la calificó de "inhumana" y "sacrílega". "Las noticias de que hay personas aisladas, personas que huyen, personas muertas, heridos, de los muchos soldados que han caído de un lado y del otro son noticias de muerte. Pidamos al Señor de la vida que nos libre de esta muerte de la guerra", dijo el Papa al final de la audiencia. "Que el Señor nos envíe su Espíritu para hacernos comprender que la guerra es una derrota para la humanidad". Tras su conversación telefónica con el presidente ucraniano Volodomyr Zelensky, el Papa quiso dirigir un ruego a los gobernantes de la tierra. "Recemos para que entiendan que fabricar armas y comprarlas no es la solución a los problemas", dijo, "la solución es trabajar juntos por la paz y hacer de las armas un instrumento de paz".
Hoy, la oficina de prensa del Vaticano también difundió el texto de una carta enviada por el pontífice, dirigida a los obispos de todo el mundo, con motivo del Acto de Consagración al Inmaculado Corazón de María de Rusia y Ucrania, que se celebrará mañana. A un mes del inicio de la guerra en Ucrania, "que amenaza también la paz mundial", el Papa Francisco invita a los obispos a unirse a este acto de consagración -que tendrá lugar durante una celebración penitencial en la Basílica de San Pedro. Les pidió que convoquen a la comunidad de fieles locales para tener un momento de oración ese mismo día. Este acto de consagración “quiere ser un gesto de la Iglesia universal, que en este momento dramático lleva a Dios, por mediación de la Madre suya y nuestra, el grito de dolor de cuantos sufren e imploran el fin de la violencia, y confía el futuro de la humanidad a la Reina de la paz", escribió.
En la audiencia general de esta mañana, la catequesis se centró en el tema: "Despedida y herencia: memoria y testimonio" (Lectura: Dt 34,4-5.7.9), como continuación del ciclo de catequesis sobre la vejez. El Papa Francisco citó el "Cántico de Moisés" (Dt 32,3-4), "una hermosa confesión de fe, pero también una memoria de la historia vivida con Dios", cuyo punto central es la fidelidad de Dios. Cuando Moisés pronunció esta confesión de fe era muy viejo, pero tenía la capacidad de ver simbólicamente, como pueden hacerlo los ancianos. Una persona mayor a la que se le concede esta lucidez es un regalo precioso para la generación que le sigue", dijo Francisco. "Escuchar personal y directamente la historia de la fe vivida, con todos sus altibajos, es insustituible".
A este respecto, el Papa se desvió del discurso que había planeado y quiso dar su testimonio personal: "El odio y la rabia por la guerra me fueron transmitidos por mi abuelo, que había combatido en el Piave en 1914. Me habló del sufrimiento de la guerra, y eso no se aprende en los libros". Por eso, según el Pontífice, es importante superar la mentalidad actual que tiende a "descartar" a los ancianos.
La transmisión de la fe debe ir acompañada de la pasión de una "historia vivida". "Las historias de vida deben transformarse en testimonio, y el testimonio debe ser leal". Así, los propios Evangelios cuentan la historia de Jesús sin ocultar los errores, malentendidos e incluso traiciones de los discípulos. "Y la fe se transmite en dialecto, es decir, en la lengua que se habla en la familia, entre abuelos y nietos, entre padres y nietos, por lo que el diálogo es muy importante".
De niños aprendemos la Palabra de Dios en las clases de catecismo, pero aprendemos qué es la verdadera Iglesia en nuestra juventud, en las aulas y en los medios de información global. “La narración de la historia de la fe debe ser como el Cántico de Moisés -continuó el Santo Padre-, como el testimonio de los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles. Es decir, una historia capaz de recordar con emoción las bendiciones de Dios y, con lealtad, nuestras faltas". El Papa deseó que en los itinerarios de catequesis se establezca el hábito de escuchar los relatos de la experiencia vivida por los ancianos, que pueden revelar las bendiciones recibidas de Dios, pero también su falta de fidelidad. Sólo así, "guiados por el Señor Jesús, ancianos y jóvenes podrán entrar juntos en su Reino de vida y amor".
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