Papa. A Timor Este una Iglesia "conciencia crítica" de la nación, misionera y atenta a las culturas locales
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Ser "conciencia crítica" de la nación, "salir" para evangelizar, hacer que se haga "cultura" la fe, lo que quiere decir también expresar "la Buena Noticia de la salvación en las lenguas locales". Son las líneas indicadas por el Papa Francisco a la Iglesia de Timor Este, la otra nación asiática, junto a Filipinas, en la cual los católicos son mayoría: el 97% de las personas están bautizadas.
El encuentro de ayer del Papa con los obispos del País (ver la foto) fue la ocasión para solicitar a un Iglesia que el año próximo celebrará los 550 años de la llegada del Evangelio (para la ocasión el presidente de la Conferencia episcopal mons. Basilio do Nascimento, expresó la esperanza de la presencia del Papa) para ir adelante "en la obra que el Señor ha iniciado entre vosotros y que quiere llevar a su cumplimiento".
El discurso partió de la constatación del "enraizamiento de la Iglesia en Timor" y por la invitación "a sus hijos e hijas a otro testimonio de vida cristiana y a un redoblado esfuerzo de evangelización para llevar la Buena Noticia a todos los estratos de la sociedad, transformándola a partir de adentro". Recordando luego que la independencia (2002) "no faltaron dolorosas sorpresas ligadas a la concertación nacional, con la Iglesia a recordar las bases necesarias de una sociedad que trata de ser digna del hombre y de su destino trascendente", el Papa se dijo "cierto que ustedes, con los sacerdotes, continuarán a desarrollar la función de conciencia crítica de la nación, manteniendo a tal fin la debida independencia del poder político en una constante colaboración equidistante que deje a ese la responsabilidad de ocuparse del bien común de la sociedad y promoverlo".
"De hecho, la Iglesia pide una cosa sola en el ámbito de la sociedad: la libertad de anunciar el Evangelio en modo integral, ayún cuando va contra corriente, defendiendo valores que ha recibido y a los cuales debe permanecer fiel. Y ustedes, queridos hermanos, no tengan miedo de ofrecer esta contribución de la Iglesia al bien de la entera sociedad. Nos lo recuerda muy bien las palabras del Concilio Vaticano II: "Las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de hoy, de los pobres sobre todo y de todos aquellos que sufren, son puras las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los discípulos de Cristo, y nada hay de genuinamente humano que no encuentre eco en sus corazones" (Constitución pastoral Gaudium et Spes, n. 1). En verdad el Padre celestial, en el enviar a su Hijo a nustra carne, puso en nosotros sus vísceras de misericordia. Y sin la misericordia nosotros hoy tenemos pocas posibilidades de inserirnos en un mundo de "heridos", que necesitan de comprensión, de perdón, de amor. Por esto no me canso de invitar a la Iglesia entera a la "revolución de la ternura" (Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, n 88). Los agentes de evangelización deben ser capaces de calentar el corazón de las personas, de caminar en la noche con ellos, de dialogar con las ilusiones de ellos y desilusiones, de recomponer sus divisiones".
La comunidad católica de Timor Este, tiene "necesidad de formadores y de profesores de teología calificados, sobre todo para consolidar los resultados alcanzados en el campo de la evangelización, enriqueciendo a la Iglesia con su "rostro timorense". Naturalmente no se pretende una evangelización realizada sólo por agentes calificados, con el resto del pueblo fiel como mero receptor de sus acciones. Por el contrario, debemos hacer de cada cristiano un "protagonista". "En todos los bautizados- del primero al último- obra el Espíritu que empuja a la evangelización". Esta "presencia del espíritu concede a los cristianos una cierta connaturalidad con las realidades divinas y una sabiduría que permite a ellos el recoger intuitivamente, si bien no dispongan de los instrumentos adecuados para expresarlos con precisión" (ibídem, n 119). En estas limitaciones del lenguaje vemos aparecer la necesidad de evngelizar las culturas para culturizar al Evangelio, porque, "una fe que no se vuelve cultura- como escribía Juan Pablo II- es una fe no plenamente acogida, no enteramente pensada, no fielmente vivida" "Carta de Fundación del Pontificio Concejo de la Cultura, 20/5/1982,n 2). Si, en los varios contextos culturales de Timor Este, la fe y la evangelización no son capaces de decir Dios, de anunciar la victoria de Cristo sobre el drama de la condición humana, de abrir espacios para el Espíritu renovador, es porque no son suficientemente vivas en los fieles cristianos, que necesitan de un camino de formación y de maduración. Esto "implica tomar muy en serio a cada persona y al proyecto que el Señor tiene sobre ella". Cada ser humano tiene siempre más necesidad de Cristo y la evangelización de debería consentir que alguien se conforme con poco, sino que pueda decir plenamente. "No vivo más yo, sino Cristo vive en mí" (Gl. 2, 20) Y, si vivirá en el creyente, Cristo abrirá las páginas con el designio de Dios aún sigiladas a las culturas locales, haciendo abrir otras formas de expresión, señales más elocuentes, palabras llenas de nuevo significado. En el libro del Apocalipsis (Cfr. 5,1-10) hay una página ejemplificadora: se habla de un libro cerrado con 7 sigilos, que sól Cristo puede abrir: Él es el Cordero Inmolado que, con su sangre, rescató para Dios a hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Timor Este, el Cielo te ha rescatado, para que tú te abras al Cielo. Todo esto comporta una serie de desafíos para permitir una más fácil comprensión de la Palabra de Dios y una mejor recepción de los Sacramentos. Pero un desafío no es una amenaza. La conciencia misionera hoy presupone que se posean el valor humilde del diálogo y la convicción firme de presentar una propuesta de plenitud humana en nuestro contexto cultural".
02/05/2017 13:54