Papa y Georgius III, la paz en Oriente Medio va fundada sobre el primado de la ley
En una Declaración común Francisco y el Catholicos patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente confirman los progresos del camino hacia la unidad y afirman que “no es posible imaginar a Oriente Medio sin cristianos. Esta convicción está fundada no sólo sobre bases religiosas, sino también sobre realidades sociales y culturales, ya que los cristianos, junto a otros creyentes, contribuyen notablemente en la identidad específica de la región”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- El primado de la ley, incluído el respeto por la libertad religiosa y la igualdad delante de la ley, basado en el principio de la ciudadanía, independientemente del origen étnico o de la religión son las bases sobre las cuales construir aquella paz esperada por Oriente Medio y especialmente por Siria e Irak. Vuelve a afirmarlo una declaración conjunta, firmada por el Papa Francisco y por Georgius III, catholicos patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente, en la cual se subraya también el progreso del camino hacia la unidad que las dos Iglesias están realizando.
Un motivo particular para dar gracias a Dios que tenemos en común -dijo a tal propósito Francisco- es la Comisión para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Asiria de Oriente. Hace apenas un año tuve la alegría de dar la bienvenida a sus miembros con motivo de la firma de la Declaración Común sobre la "vida sacramental". Esta comisión, fruto del diálogo, muestra que las diferencias prácticas y disciplinarias no siempre son un obstáculo para la unidad, y que algunas diferencias en las expresiones teológicas pueden considerarse complementarias en lugar de conflictivas. Rezo para que los trabajos que está llevando a cabo, y que en estos días entren en una tercera fase de estudio sobre eclesiología, nos ayuden a recorrer otro trozo de camino más, hacia la meta tan esperada cuando podamos celebrar el Sacrificio del Señor en el mismo altar.
El Papa luego subrayó que las dos Iglesias comparten “el gran sufrimiento que se deriva de la trágica situación de muchos de nuestros hermanos y hermanas en el Medio Oriente, víctimas de la violencia y, a menudo, obligados a abandonar las tierras donde siempre han vivido. Recorren la vía crucis siguiendo las huellas de Cristo y, aunque pertenecen a diferentes comunidades, establecen relaciones fraternas entre sí, convirtiéndose para nosotros en testigos de unidad. Por el final de tanto sufrimiento rezaremos juntos esta tarde, invocando del Señor el don de la paz para el Medio Oriente, especialmente para Irak y Siria.
A propósito, en la Declaración conjunta se afirma el común compromiso para aliviar los sufrimientos de los cristianos que viven en la región. “Deseamos afirmar una vez más- prosigue el Documento- que no es posible imaginar el Medio Oriente sin los cristianos. Esta convicción se basa no sólo en motivos religiosos, sino también en realidades sociales y culturales, ya que los cristianos, junto con otros creyentes, contribuyen en gran medida a la identidad específica de la región: un lugar de tolerancia, respeto mutuo y aceptación. El Medio Oriente sin cristianos ya no sería el Medio Oriente.
“Convencidos de que los cristianos permanecerán en la región solo si se restablece la paz, elevamos nuestras sinceras oraciones a Cristo, el Príncipe de la Paz, pidiendo el regreso de ese "fruto de la justicia" esencial (cf. Is 32:17) . Una tregua mantenida por muros y demostraciones de poder no conducirá a la paz, ya que la paz auténtica solo puede lograrse y defenderse a través de la escucha y el diálogo mutuos. Por lo tanto, pedimos una vez más a la comunidad internacional que implemente una solución política que reconozca los derechos y deberes de todas las partes involucradas”.
“Los cristianos- se le más adelante- no quieren ser considerados como una “minoría protegida” o un grupo tolerado, sino ciudadanos cuyos derechos son garantizados y defendidos, junto a aquellos de los otros ciudadanos”.
“En concreto, afirmamos que por cuanto sea muy difícil la situación, es tanto más necesario el diálogo interreligioso basado en una actitud de apertura, verdad y amor. Tal diálogo es también el mejor antídoto contra el extremismo, que es una amenaza para los seguidores de cada religión”.