17/02/2016, 20.28
MEXICO - VATICANO
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Papa en México: la reinserción de los presos se hace eliminando las causas que enferman la sociedad

Francisco visitó a los detenidos en Ciudad Juárez.  “El problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social”. “La reinserción social comienza insertando a todos nuestros hijos en las escuelas, y a sus familias en trabajos dignos, generando espacios públicos de esparcimiento y recreación, habilitando instancias de participación ciudadana, servicios sanitarios, acceso a los servicios básicos”.

Ciudad de Juárez  (AsiaNews) – La reinserción de quien ha estado en prisión no comienza en prisión, sino “afuera”, “en las calles de la ciudad”, “creando un sistema que podríamos llamar de salud social, es decir, una sociedad que busque no enfermarse” , un “sistema de salud social que procure generar una cultura que sea eficaz y que busque prevenir aquellas situaciones, aquellos caminos que terminan lastimando y deteriorando el tejido social”. Quienes escucharon estas palabras de Francisco, a las 10.30 (hora local) fueron cerca de 700 de los mil detenidos del “Centro de Readaptación Social estatal n. 3” (CeReSo n. 3) de Ciudad Juárez. El Papa saludó a un grupo de familiares (en la imagen) y, uno a uno, a una cincuentena de detenidos.  

La última etapa de la visita del Papa a México es emblemática: esta ciudad es símbolo del narcotráfico, de los femicidios y de la explotación sexual, así como puente de paso para los migrantes latinoamericanos que tratan de superar ilegalmente la frontera para llegar a los Estados Unidos. Y aquí, a las 16, el Papa celebrará la última misa “mexicana”, a aproximadamente 80 metros de la vigiladísima valla metálica que marca la frontera con los Estados Unidos. Significativamente, habrá fieles tanto de un lado como del otro.

En esta cárcel –parte de un proyecto de puesta en valor y revisión de calidad de los institutos penitenciarios del Estado de Chihuahua, que han obtenido el reconocimiento de estándares internacionales- Francisco saludó a los detenidos diciendo: “no quería irme sin venir a saludarlos, sin celebrar el Jubileo de la Misericordia con ustedes”.

“Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes – siguió diciendo - es recordar el camino urgente que debemos tomar para romper los círculos de la violencia y de la delincuencia. Ya tenemos varias décadas perdidas pensando y creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando, sacándonos los problemas de encima, creyendo que estas medidas solucionan verdaderamente los problemas. Nos hemos olvidado de concentrarnos en lo que realmente debe ser nuestra preocupación: la vida de las personas; sus vidas, las de sus familias, la de aquellos que también han sufrido a causa de este círculo de la violencia. La misericordia divina nos recuerda que las cárceles son un síntoma de cómo estamos como sociedad, son un síntoma en muchos casos de silencios y omisiones que han provocado una cultura de descarte. Son un síntoma de una cultura que ha dejado de apostar por la vida; de una sociedad que ha ido abandonando a sus hijos”.

“La misericordia nos recuerda que la reinserción no comienza acá en estas paredes; sino que comienza antes, comienza «afuera», en las calles de la ciudad. La reinserción o rehabilitación comienza creando un sistema que podríamos llamarlo de salud social, es decir, una sociedad que busque no enfermar contaminando las relaciones en el barrio, en las escuelas, en las plazas, en las calles, en los hogares, en todo el espectro social. Un sistema de salud social que procure generar una cultura que actúe y busque prevenir aquellas situaciones, aquellos caminos que terminan lastimando y deteriorando el tejido social”.

“A veces pareciera que las cárceles se proponen incapacitar a las personas a seguir cometiendo delitos más que promover los procesos de rehabilitación que permitan atender los problemas sociales, psicológicos y familiares que llevaron a una persona a determinada actitud. El problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social. La preocupación de Jesús por atender a los hambrientos, a los sedientos, a los sin techo o a los presos (Mt 25,34-40) era para expresar las entrañas de la misericordia del Padre, que se vuelve un imperativo moral para toda sociedad que desea tener las condiciones necesarias para una mejor convivencia. En la capacidad que tenga una sociedad de incluir a sus pobres, sus enfermos o sus presos está la posibilidad de que ellos puedan sanar sus heridas y ser constructores de una buena convivencia. La reinserción social comienza insertando a todos nuestros hijos en las escuelas, y a sus familias en trabajos dignos, generando espacios públicos de esparcimiento y recreación, habilitando instancias de participación ciudadana, servicios sanitarios, acceso a los servicios básicos, por nombrar sólo algunas medidas”.

"Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes es aprender a no quedar presos del pasado, del ayer. Es aprender a abrir la puerta al futuro, al mañana; es creer que las cosas pueden ser diferentes. Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes es invitarlos a levantar la cabeza y a trabajar para ganar ese espacio de libertad anhelado.  Sabemos que no se puede volver atrás, sabemos que lo realizado, realizado está; por eso he querido celebrar con ustedes el Jubileo de la misericordia, ya que eso no quiere decir que no haya posibilidad de escribir una nueva historia hacia delante. Ustedes sufren el dolor de la caída, sienten el arrepentimiento de sus actos y sé que, en tantos casos, entre grandes limitaciones, buscan rehacer su vida desde la soledad. Han conocido la fuerza del dolor y del pecado, no se olviden que también tienen a su alcance la fuerza de la resurrección, la fuerza de la misericordia divina que hace nuevas todas las cosas. Ahora les puede tocar la parte más dura, más difícil, pero que posiblemente sea la que más fruto genere, luchen desde acá dentro por revertir las situaciones que generan más exclusión. Hablen con los suyos, cuenten su experiencia, ayuden a frenar el círculo de la violencia y la exclusión. Quien ha sufrido el dolor al máximo, y que podríamos decir «experimentó el infierno», puede volverse un profeta en la sociedad. Trabajen para que esta sociedad que usa y tira no siga cobrándose víctimas”.

 

 

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