Papa en Japón: Fukushima exhorta a repensar lo nuclear
Francisco se encontró con la víctimas del “triple desastre”, como en Japón es llamado el terremoto, el tsunami y el incidente nuclear de 2011. A los jóvenes, “las cosas son importantes, pero las personas son indispensables”. “Debemos unirnos contra esta cultura del bulismo ya aprender a decir basta!. Es un epidemia para la cual el mejor remedio la pueden encontrar ustedes mismo”.
Tokio (AsiaNews) – Solidaridad hacia quien fue víctima del Tsunami en Fukushima, hacia los inmigrantes y aquellos que por motivos físicos “no son perfectos”, hacia quien sufre bulismo y hacia aquellos que la sociedad de los consumos margina. Fue la solidaridad hacia cada forma de vida, que debe llevar también a repensar el uso de la energía nuclear, el hilo conductor de los numerosos encuentros que han articulado la mañana del tercer día del Papa Francisco en Japón, que en Tokio encontró primero a las víctimas del “triple desastre”, luego a los jóvenes y fue a visitar al emperador Naruhito.
La primera advertencia a la solidaridad vino del encuentro con las víctimas del “triple desastre” (en la Foto), como en Japón llaman al terremoto, el tsunami y el incidente nuclear del 11 de marzo de 2011 que han provocado la muerte de más de 18 mil personas y creado 470 mil evacuados, 50 mil de los cuales están aún sin casa.
Una oración silenciosa “que no una y nos dé la valentía de mirar adelante con esperanza” marcó el encuentro en el auditorio del Bellesalle Hanzomon, el centro de convenios de Tokio, donde más de 800 víctimas de aquel desastre por lo cual Francisco llevará a pedir el repensar el uso de la energía nuclear también con finalidades civiles, eligiendo “un estilo de vida humilde y austero”.
Francisco en el podio saludó a las 10 víctimas y escuchó 3 testimonios. La primera fue de
Toshiro Kato, directora de un jardín de infantes católico en Miyako, la ciudad más afectada por las olas enormes que abatieron también al dique construido alrededor de la ciudad como barrera para frenar las olas. Entendí, dijo “que los seres humanos no pueden vencer la naturaleza y que su potencia y sabiduría nos es necesaria”.
Después de los testimonios, el Papa agradeció a todos aquellos que se comprometer para socorrer “a las poblaciones y sostenida “algunos de aquellos que vivían en las zonas afectadas ahora se sienten olvidados y no pocos deben afrontar continuos problemas: terrenos y bosques contaminados y los efectos a largo plazo por las radiaciones”.
“Ocho años después del triple desastre- dijo- Japón demostró cómo un pueblo puede unirse en solidaridad, paciencia, perseverancia y resistencia. El camino para una plena recuperación puede ser todavía larga, pero siempre es posible se puede contar sobre el alma de esta gente capaz de movilizarse para socorrer y ayudarse mutuamente”. La reconstrucción, agregó, “exige experimentar la solidaridad y el apoyo de una comunidad”, porque “ninguno se ‘reconstruye’ solo; ninguno puede reiniciar solo”. Es esencial “encontrar una mano amiga, una mano fraterna”.
Para las víctimas de Fukushima, “más allá de las preocupaciones científicas o médicas, hay también un inmenso trabajo para restaurar el tejido en la sociedad. Hasta cuando las relaciones sociales no serán restablecidas en las comunidades locales y las personas tendrán de nuevo una vida segura y estable, el incidente no será completamente resuelto. Esto implica, al mismo tiempo-como bien lo han subrayado mis hermanos obispos de japón-la preocupación por el prolongarse del uso de energía nuclear, para lo cual han pedido la abolición de las centrales nucleares”. Porque el progreso tecnológico no puede ser “la medida del progreso humano”.
Con la “sabiduría y la experiencia de los ancianos, junto al compromiso y al entusiasmo de los jóvenes”, es necesario entonces para el Papa Francisco “plasmar una visión diversa”, “que ayude a mirar con gran respeto el don de la vida y la solidaridad con nuestros hermanos y hermanas en la única, multiétnica y multicultural familia humana”.
Porque es posible construir un futuro basado sobre la cultura de la fraternidad. Es el mensaje que Francisco dirigió a casi un millar de jóvenes que lo han escuchado en la catedral de Santa María, donde el Papa fue después de haber realizado una visita privada al emperador Naruhito, a las 11 hora local (las 2 GMT).
También en el encuentro con los jóvenes hubo testimonios y también el regalo de un kimono.
En una sociedad fuertemente competitiva con es la japonesa, el peligro, dijo Francisco es el apagarse de la vitalidad y el aparecer del bulismo. “¡Cuánta gente en el mundo es materialmente rica, pero vive como esclava de una soledad igual! Pienso en la soledad que experimentan tantas personas, jóvenes y adultos, de nuestras sociedades prósperas, pero a menudo tan anónimas”. “Madre Teresa, que trabajaba entre los más pobres entre los pobres, una vez dijo una cosa profética: “La soledad y la sensación de no ser amados y la pobreza más terrible”.
“Las cosas-prosiguió- son importantes, pero las personas son indispensables; sin ellas no deshumanizamos, perdemos el rostro, el nombre y nos convertimos en un objeto demás, quizás el mejor de todos, pero siempre un objeto”.
Partiendo luego de la experiencia d un joven, Leonardo, que había contado haber sido víctima de bulismo, Francisco afirmó que “la cosa más cruel del bulismo escolar y que hiere nuestro espíritu y nuestra autoestima en el momento en el cual tenemos más necesidad de fuerza para aceptarnos y afrontar nuevos desafíos en la vida”
“Paradógicamente, todavía, son lo que molestan a aquellos realmente débiles, porque piensan poder afirmar la propia identidad haciendo el mal a los otros. En el fondo, los que molestan tienen miedo, son unos miedosos y que se cubren con su aparente fuerza. Debemos unirnos todos contra contra esta cultura del bulismo y aprender a decir: ¡Basta! Es una epidemia para la cual la mejor medicina la pueden encontrar ustedes mismos. No es suficiente que las instituciones educativas o los adultos utilicen todos los recursos a su disposición para prevenir esta tragedia, pero es necesario que entre ustedes, entre amigos y compañeros, se pongan juntos para decir: ¡No! ¡Esto está mal! No existe un arma más grande para defenderse de estas acciones de aquella de ‘levantarse’ entre compañeros y amigos y decir: Lo que estás haciendo es una cosa grave’. El miedo es siempre enemigo del bien”.
“Testimonien que la amistad social, la amistad entre ustedes, ¡es posible! La esperanza en un futuro basado sobre la cultura del encuentro, de la amistad, de la aceptación, de la fraternidad y del respeto por la dignidad de cada persona, especialmente hacia los más necesitados de amor y comprensión. Sin necesidad de agredir o despreciar, sino aprendiendo a reconocer la riqueza de los otros”.
“El miedo es siempre enemiga del bien, porque es enemigo del amor y de la paz. Las grandes religiones enseñan tolerancia, armonía y misericordia; no enseñan el miedo, la división y el conflicto. Jesús decía siempre a sus seguidores que no tuvieran miedo. ¿Por qué? Porque si amamos a Dios y a nuestros hermanos y hermanas, el amor aleja al temor (cfr Jn 4,18). Para muchos de nosotros-como nos ha recordado, Leonardo-mirar a la vida de Jesús que no permite encontrar confortación, porque Jesús mismo sabía qué significa ser despreciado y rechazado, hasta el punto de ser crucificado. Sabía también qué significa ser extranjero, un migrante un “diverso”. En cierto sentido, Jesús fue el más “marginado”, un marginado lleno de Vida para donar. Leonardo, podemos siempre mirar a todo lo que nos falta, pero podemos también descubrir la vida que estamos en grado de donar. El mundo necesita de tí, no lo olvides nunca; el Señor necesita d tí para que puedas dar coraje a tantos que hoy piden una mano, para ayudarlos a levantarse”.