Papa en Armenia: condena el "genocidio", y pide frenar a quien usa a Dios para ejercer la violencia
El "Gran Mal", el "genocidio" que afectó al pueblo armenio "inauguró la triste lista de las terribles catástrofes del siglo pasado, causadas por aberrantes motivos raciales, ideológicos o religiosos". "Es de vital importancia que todos aquellos que declaran su fe en Dios unan sus fuerzas para aislar a quienes usan la religión para llevar a cabo proyectos de guerra, opresión y persecución violenta, explotando y manipulando el Santo Nombre de Dios" .
Ereván (AsiaNews) - En Armenia, un país que "conoce la persecución" y sufrió el primer "genocidio" del '900, el Papa Francisco volvió a denunciar que hoy "los cristianos, incluso tal vez más que en el tiempo de los primeros mártires, en algunos lugares son discriminados y perseguidos por el mero hecho de profesar su fe". Palabras fuertes, en el país que experimentó el "Metz Yeghérn", el "Gran Mal", como llaman los armenios a la persecución turca llevada a cabo entre 1915 y 1916 que tuvo como resultado al menos un millón y medio de muertes.
"Gran Mal", que "inauguró por desgracia la triste lista de las enormes catástrofes del siglo", evocado hoy por el Papa - que habló de "genocidio", palabra que no es del agrado de los turcos - en su discurso ante las autoridades políticas, representantes de la sociedad civil y el mundo de la cultura y los miembros del cuerpo diplomático, en la sala principal del palacio presidencial en Ereván, a la que asistieron unas 250 personas. Anteriormente hubo una reunión privada con el presidente Sargsyan (en la foto), a quien hizo un regalo: una medalla en la que se reproduce a San Gregorio el Iluminador.
Antes de retirarse de la sala, los reporteros escucharon al Presidente recordar los 25 años transcurridos en las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Armenia, diciendo "parece poco 25 años, pero han pasado muchas cosas, empezando por la visita de San Juan Pablo II en el 2001".
En cuanto a Francisco, en su discurso, así como subrayó la profundidad de las raíces cristianas del pueblo armenio, llamó a la intensificación de los esfuerzos y a un "mayor compromiso para encontrar formas útiles para superar las tensiones con algunos países vecinos". Declaración significativa en un país que sigue viviendo una ardua disputa con la vecina Azerbaiyán, debido al enclave armenio de Nagorno Karabaj.
El Papa también dio las gracias al Presidente por la invitación a viajar a Armenia, que le está permitiendo devolver la visita que las autoridades civiles y religiosas del país han hecho al Vaticano en abril de 2015. "En esa ocasión se conmemoró el centenario del Metz Yeghern, el "Gran Mal", que golpeó a su pueblo y causó la muerte de una gran multitud de personas, mientras que "las grandes potencias miraron hacia otro lado, como lo hicieron luego en otras ocasiones similares" . "Aquella tragedia, aquel genocidio, por desgracia, inauguró la triste lista de las terribles catástrofes del siglo pasado, causadas por aberrantes motivos raciales, ideológicos o religiosos, que cegaron la mente de los verdugos hasta el punto de proponerse como objetivo la aniquilación de poblaciones enteras".
"Rindo homenaje - dijo Francisco – al pueblo armenio, que, iluminado por la luz del Evangelio, incluso en los momentos más trágicos de su historia, siempre ha encontrado en la cruz y en la resurrección de Cristo la fuerza para levantarse de nuevo y reemprender el camino con dignidad. Esto revela la profundidad de las raíces de su fe cristiana y el inmenso tesoro de consuelo y de esperanza que contiene. Teniendo ante los ojos los terribles efectos que en el siglo pasado causaron el odio, los prejuicios y el deseo desenfrenado de poder, espero sinceramente que la humanidad sea capaz de aprender, a partir de esas trágicas experiencias, a actuar con responsabilidad y sabiduría para evitar el peligro de volver a caer en tales horrores. Que todos multipliquen sus esfuerzos para que en las disputas internacionales prevalezca siempre el diálogo, la búsqueda constante y auténtica de la paz, la cooperación entre los Estados y el compromiso inquebrantable de las organizaciones internacionales para crear un clima de confianza que favorezca el logro de acuerdos permanentes”.
“La Iglesia Católica desea cooperar activamente con todos los que se preocupan por el destino de la humanidad y el respeto de los derechos humanos, para que en el mundo prevalezcan los valores espirituales, desenmascarando a todos los que desfiguran su sentido y su belleza. A este respecto, es vital que todos los que confiesan su fe en Dios unan sus fuerzas para aislar a quien se sirva de la religión para llevar a cabo proyectos de guerra, de opresión y de persecución violenta, instrumentalizando y manipulando el santo nombre Dios. En la actualidad, igual e incluso tal vez más que en la época de los primeros mártires, los cristianos son discriminados y perseguidos en algunos lugares por el mero hecho de profesar su fe, mientras que en diversas zonas del mundo no se encuentra solución satisfactoria a muchos conflictos, causando dolor, destrucción y el desplazamiento forzado de poblaciones enteras. Es indispensable, por tanto, que los responsables del destino de las naciones pongan en marcha, con valor y sin demora, iniciativas dirigidas a poner fin a este sufrimiento, y que tengan como objetivo primario la búsqueda de la paz, la defensa y la acogida de los que son objeto de ataques y persecuciones, la promoción de la justicia y de un desarrollo sostenible. El pueblo armenio ha experimentado estas situaciones en primera persona; conoce el sufrimiento y el dolor, conoce la persecución; conserva en su memoria, no sólo las heridas del pasado, sino también el espíritu que le ha permitido empezar siempre de nuevo. Así pues, lo animo a no dejar de ofrecer su valiosa colaboración a la comunidad internacional”.
“Este año se cumple el 25 aniversario de la independencia de Armenia. Es un evento para alegrarse y una ocasión para rememorar lo conseguido y proponerse nuevas metas. Las celebraciones por este feliz aniversario serán mucho más significativas si se convierten para todos los armenios, en la Patria y en la diáspora, en un momento especial para reunir y coordinar las energías, con el fin de promover un desarrollo civil y social del País, justo e inclusivo. Se trata de vigilar constantemente para que no se dejen de cumplir los imperativos morales de una justicia igual para todos y de solidaridad con los más débiles y desfavorecidos (cf. Juan Pablo II, Discurso de despedida de Armenia, 27 septiembre 2001: Insegnamenti XXIV, 2 [2001], 489). La historia de vuestro país está unida a su identidad cristiana, custodiada durante siglos. Esta identidad, en vez de ser un obstáculo para una sana laicidad del Estado, más bien la reclama y la alimenta, favoreciendo participación ciudadana de todos los miembros de la sociedad, la libertad religiosa y el respeto a las minorías. La cohesión de todos los armenios, y el creciente esfuerzo por encontrar caminos que ayuden a superar las tensiones con algunos países vecinos, hará que sea más fácil lograr estos importantes objetivos, inaugurando para Armenia una época de auténtico renacimiento”.
“La Iglesia Católica, por su parte, a pesar de estar presente en el país con recursos humanos limitados, se complace en ofrecer su contribución al crecimiento de la sociedad, sobre todo con su actividad orientada hacia los más débiles y los más pobres, en el campo sanitario y educativo, y concretamente en el de la caridad, como lo demuestra el trabajo realizado desde hace veinticinco años por el hospital «Redemptoris Mater», en Ashotzk, las actividades del Instituto educativo a Ereván, las iniciativas de Caritas Armenia y las obras gestionadas por las Congregaciones religiosas. Dios bendiga y proteja a Armenia, tierra iluminada por la fe, por el valor de los mártires, por la esperanza, que es más fuerte que cualquier sufrimiento”.
25/10/2018 19:39
25/06/2016 15:06