Papa a los ciegos y sordos: Jesús encuentra personas marcadas por la enfermedad para hacerlos testigos

En el encuentro con 6 mil personas del movimiento apostólico ciegos de la Pequeña misión para los sordomudos, el Papa Francisco habla de la "cultura del encuentro" y la de la "exclusión", recordando el ciego de nacimiento. "Sólo quien reconoce su propia fragilidad, el propio límite puede construir relaciones fraternas y solidarias, en la Iglesia y en la sociedad". El saludo a los presentes mientras la multitud agita las manos como aplauso.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- "Jesús quiso encontrar sobre todo a personas marcadas por la enfermedad y la minusvalidez, para curarlas y restituirlos a la plena dignidad. Es mucho más importante que justamente estas personas se conviertan en testigos de una nueva actitud que podremos llamar cultura del encuentro. Ejemplo típico es la figura del ciego e nacimiento que se nos presentará en el Evangelio de mañana (Jn. 9,1-41)".

Habla de "cultura del encuentro" y de fe el Papa Francisco en el encuentro de esta mañana en el aula Pablo VI, con al menos 6 mil personas, miembros del Movimiento apostólico ciegos, de la Pequeña misión para sordomudos y de la Unión italiana de ciegos.

El pontífice habla también de una "cultura de la exclusión", de la marginación, siempre partiendo de la figura del ciego de nacimiento. "Aquel hombre -dice- era ciego desde su nacimiento y era marginado en nombre de una falsa concepción que lo consideraba culpable de un castigo divino. Jesús rechaza radicalmente este modo de pensar- ¡realmente blasfemo!- y cumple para el ciego la "obra de dios", dándole la vista. Pero la cosa notable es que este hombre, a partir de lo que sucedió, se convierte en testigo de Jesús y de su obra, que es la obra de Dios, de la vida, del amor, de la misericordia. Mientras los jefes de los fariseos, desde la altura de su propia seguridad, juzgan ya a él, ya a Jesús como "pecadores", el ciego curado, con simplicidad desarmada, defiende a Jesús y al final profesa su fe en Él, y comparte también su suerte. Jesús es excluido, y también él es excluido. Pero en realidad, aquel hombre entró a ser parte de la nueva comunidad, basada en la fe de Jesús y en el amor fraterno".

Al inicio del encuentro, un representante del Movimiento apostólico ciegos había subrayado que a menudo personas con esta minusvalidez pueden sufrir exclusión, aislamiento, marginación, creando desaliento. Gracias a nuestras comunidades, dijo él: "la persona con minusvalideces puede ser feliz, miembro activo de la Iglesia de Jesucristo".

Uno de los sacerdotes responsables de la Pequeña misión para los sordomudos, lamenta que demasiado a menudo en las iglesias no hay catequesis y momentos para los sordos, si bien reconoce que existen asociaciones, movimientos, escuelas que se ocupan de los 70 millones de sordos en el mundo. También él subraya que todas las personas presentes quieren ser protagonistas de la misión de la Iglesia, que el Papa ha delineado en su Evangelii Gaudium.

Francisco hizo eco en su discurso: "Para ser testigos del Evangelio, es necesario haber encontrado a Jesús, a Él. Quien lo conoce realmente, se convierte en su testigo... La persona enferma, inhábil, justo de su propia fragilidad, de su límite, puede convertirse en testigo del encuentro: el encuentro con Jesús, que abre a la vida y a la fe, y el encuentro con los otros, con la comunidad. De hecho, sólo quien reconoce su propia fragilidad, el propio límite puede construir relaciones fraternas y solidarias, en la Iglesia y en la sociedad".

El discurso del pontífice era traducido en simultánea en signos por 64 voluntarios intérpretes, colocados en cada sector del aula Pablo VI, llena de familias junto a sus pequeños y también con algunos perros guías.

Hacia la conclusión, el Papa pidió a todos rezar a la Virgen con un "Ave María" porque "en Ella sucedió el primer gran encuentro entre Dios y el hombre. Ella fue la iniciadora de esta cultura del encuentro"

Al final el Papa, pasó saludando, uno por uno a los que estaban en la primera hilera. El resto de la sala aplaudía: algunos agitando las manos, otros agitándolas en el aire.