Papa a Roaco: En Ucrania se repite el drama de Caín y Abel
Esta mañana Francisco recibió en audiencia a los participantes en la 95 Asamblea Plenaria de la Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales. ROACO es un ejemplo del camino sinodal de la Iglesia universal. Desde Siria hasta el Tigray, el compromiso de aliviar el sufrimiento de los pueblos. En Oriente Medio “el ecumenismo existe ya como realidad local” en el “sufrimiento y testimonio” comunes.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Para poner en marcha “la sinfonía de la caridad” es necesario “buscar el acuerdo” y evitar “cualquier tentación de aislarse y encerrarse” en uno mismo y en los respectivos grupos, permaneciendo abiertos a la “acogida” de los hermanos y hermanas que quieren ponerse al servicio de las Iglesias orientales. Así lo afirmó esta mañana el Papa Francisco al recibir en el Vaticano a los participantes en la 95ª asamblea plenaria de ROACO (Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales), que se desarrolla entre el 21 y el 23 de junio en Roma. Refiriéndose al momento actual, el pontífice subrayó que “la intuición misma de ROACO corresponde al camino sinodal que está haciendo la Iglesia universal”, siguiendo un proyecto que involucra a “diversos actores”, desde el obispo hasta las agencias y representaciones pontificias.
Continuando con la metáfora musical, el Papa explicó que es "importante, construir un acuerdo, sintonizarse en la escucha recíproca, lo que facilita el discernimiento y conduce a opciones compartidas". Citó como ejemplo la Asamblea de Obispos Católicos de Siria, promovida durante la Conferencia que se celebró el pasado mes de marzo en Damasco. “En el desierto de pobreza y desánimo -subrayó- como resultado de los 12 años de guerra que han postrado a la amada y atormentada Siria, ustedes han sido capaces de descubrir como Iglesia que las fuentes para hacer que vuelvan a florecer las estepas y dar agua a los sedientos sólo volverán a brotar si cada uno es capaz de abandonar una cierta autorreferencialidad y escuchar a los demás para identificar las verdaderas prioridades”. El Papa llamó a la comunidad internacional y a las autoridades locales a cumplir con sus obligaciones, para que "no apaguen la última llamita de esperanza para ese pueblo que tanto sufre".
Francisco recordó luego la asamblea especial del Sínodo de los Obispos para Oriente Medio y el décimo aniversario, en septiembre, de la Exhortación Apostólica Ecclesia en Oriente Medio promulgada por Benedicto XVI durante su viaje al Líbano. En 10 años, señaló, han ocurrido muchas cosas, desde las tristes “que involucraron a Irak y Siria, hasta las convulsiones en el país de los Cedros”. Sin embargo, también hay "luces de esperanza" como la "firma del Documento sobre la fraternidad humana en Abu Dabi". “Será necesario -observa- verificar sobre el terreno los frutos del Sínodo para Oriente Medio; mientras tanto, es necesario encontrar herramientas actualizadas y formas adecuadas para expresar cercanía a las iglesias de la región”, comenzando por la reanudación del “trabajo de la mesa de coordinación sobre Siria e Irak que comenzó hace algunos años, incluyendo también al Líbano".
Hacia el final de su discurso, el pontífice invitó a seguir el ejemplo del buen samaritano en las situaciones más críticas: desde el "drama provocado por el conflicto que desde el Tigray ha vuelto a herir a Etiopía y en parte a la vecina Eritrea, y sobre todo para la amada y martirizada Ucrania” donde se repite el drama de Caín y Abel” y en la que se ha desatado una “violencia luciferina”. Necesitamos oración, ayuda concreta en la caridad y todos los medios cristianos “para que las armas den paso a las negociaciones”. En este contexto dramático, ha querido agradecer el trabajo realizado para “llevar la caricia de la Iglesia y del Papa a Ucrania y a los países donde se han acogido refugiados”.
El Papa también habló de Oriente Medio en la audiencia concedida a la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas Orientales. En esta región, explicó Francisco, “el ecumenismo ya existe como una realidad principalmente local. Muchos fieles -pienso sobre todo en los de Oriente Medio pero también en los que emigraron a Occidente- hacen ya experiencia del ecumenismo de la vida en la cotidianidad de sus familias, del trabajo, de las personas con que se encuentran todos los días. Y a menudo experimentan juntos el ecumenismo del sufrimiento en el testimonio común del nombre de Cristo, a veces incluso a costa de sus vidas”.
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