Papa Francisco en Tierra Santa: la "política" de la oración
Roma (AsiaNews)- El Papa Francisco ya volvió de su viaje a Tierra Santa, pero las imágenes y los gestos hechos por él son semillas que podrán dar fruto en el tiempo. Ya la invitación que Francisco hizo a Shimon Peres y a Mahamoud Abbas, de hospedarlos "en su casa" en el Vaticano para un encuentro de oración por la paz entre Israel y Palestina es una piedra miliar en esta peregrinación. Y el hecho que el presidente israelí y su homólogo de la Autoridad palestina, hayan aceptado sugiere ya una gota de suceso inesperado para este viaje.
Los expertos de política podrían reírse por esta invitación: ¿la oración por la paz entre Israel y Palestina? ¿Después de tantas oraciones del pasado? ¿Y después de tantos fallidos diálogos políticos, queridos por tantas personalidades mucho más potentes de Francisco, los varios Clinton, Bush, Obama? ¿Sobre cuál base racional se puee esperar en el reinicio del diálogo mientras cada día en los territorios ocupados y en Jerusalén este, y mientras ningún palestino amaga el volver a garantizar la seguridad en Israel?
El Papa dijo que la idea de los 2 estados, Israel y palestina, no debe permanecercomo un sueño, sino convertirse en una realidad. Pero entre muchos se preguntan si no es realmente la esperanza de paz el ser el sueño vano e imposible y que ya es necesario contentarse sólo de breves treguas y de temporáneos ceses del fuego antes que el incendio de la guerra inicie en la región, ya tan incendiada.
En concreto, el valor "político" de la oración aparece realmente mínimo.
Sin embargo dos imágenes de las tantas, se imprimen en el corazón y en la mente: la caricia y la oración del Papa Francisco ha hecho tocando dos muros: el de las "lamentaciones" (el muro occidental del templo) y el que divide belén de Jerusalén, el llamado "muro de la vergüenza". El Pontífice se acercó al primero y después de haberlo acariciado en silencio, puso la oración del Padre Nuestro entre las fisuras de las antiguas piedras, cerca del corazón del Santo de los santos. También en Belén sucedió lo mismo: con un gesto improvisado y fuera de programa, el Papa se acercó a la barrera cercana a la tumba de Raquel y acarició aquel muro que provoca tantas divisiones, muertos y humillaciones entre palestinos e israelíes. En mabos casos, la mano que acariciaba esperaba la venida del Mesías, el Único que puede tarer la paz. Al mismo tiempo aquella mano empujaba para que esta venida se apurase. El valor "político" de la oración está todo aquí: en el dejar a Dios el espacio para obrar y en el ser realmente involucrados con cuanto se pregunta. De tal modo, el hombre que pide se convierte en el primer signo que la invocación se está realizando, partiendo del propio corazón.
Está aquí la fuerza de la invitación del papa a los dos presidentes, de recibirlos en "su casa": ofrecer la propia casa significa poner a disposición a sí mismo, el propio tiempo, la propia vida para generar en el otro la misma disponibilidad. Todo esto es un juicio sobre el modo en el cual fueron conducidos los diálogos "políticos" entre Israel y Palestina hasta ahora: diciendo a palabras una cosa y haciendo otra por las espaldas, consumando la confianza recíproca, hasta llegar a la parálisis y a la gangrena de nuestros días.
La ración del Papa- y lo repitió en muchos discursos-dice que la paz es posible a condición de involucrarse en modo completo, de jugarse la vida y no sólo el proyecto político finalizado hacia la propia victoria. Sólo con esta condición la parálisis y la gangrena- a la cual parece destinada ya toda la política internacional-podrán curarse: reconociendo que el Dios de todos-musulmanes, hebreos y cristianos- vendrá e implicándose en el apresurar su venida.
En este trabajo es fundamental la unión de los cristianos. El centro de esta peregrinación fue el abrazo entre Francisco y Bartolomé, entre la Iglesia de Oriente y la de Occidente. Aquí también hay tantos "muros" puestos por aquella o aquella otra confesión, primera entre todas la Iglesia ortodoxa rusa. Alguien podría decir que el encuentro en el Santo Sepulcro entre los sucesores de Pedro y Andrés hayan sido un intermedio espiritual entre tantos gestos "políticos". En realidad en el sepulcro sucedió el desplazamiento, la caída del primeo y más importante muro, el de la muerte. Como lo declaró Bartolomé, el amor aleja todo temor y los cristianos que se aman se vuelven "un ejemplo para el mundo entero". Le hizo eco el Papa Francisco: "¡No nos dejemos robar el fundamento de nuestra esperanza!"."¡No privemos al mundo del alegre anuncio de la Resurrección!"
24/06/2016 13:32
22/01/2018 13:45