Papa Don Mazzolari, párroco convencido deque el destino del mundo madurará en las periferias
Francisco fue a Bazzolo, no muy lejos de Mantua, vinculado a la memoria del "pastor de Italia", el cura incómodo del cual dijo Pablo VI, "Caminó hacia adelante con un paso demasiado largo para nosotros y muchas veces ¡no podíamos seguir el ritmo! Y por lo que ha sufrido y hemos sufrido nosotros mismos. Es el destino de los profetas".
Bazzolo (AsiaNews) - Un sacerdote, llamado "el pastor de Italia", que "ha tratado de cambiar la Iglesia y el mundo a través del amor apasionado y la dedicación incondicional". Así el Papa Francisco ha llamado hoy a Don Primo Mazzolari (1890 - 1959), sacerdote incómodo, que se anticipó a los principios establecidos en el Concilio Vaticano II, como la Iglesia de los pobres y el diálogo con los distante. De él, Pablo VI dijo: "Se dirigió hacia adelante con un paso demasiado largo para nosotros y ¡muchas veces no podía seguir el ritmo! Y así ha sufrido y hemos sufrido nosotros mismos. Es el destino de los profetas".
Lo recuerda el papa Francesco en Bazzolo, una ciudad no muy lejos de Mantua en el norte de Italia, adonde fue hoy para rendir homenaje a don Mazzolari, quien está enterrado allí. De aquí, más tarde, el Papa viajará a Barbiana, cerca de Florencia, vinculado a la memoria de otro sacerdote incómodo, Don Lorenzo Milani. "Hoy - dijo a su llegada - he peregrinado aquí, a Bozzolo y luego a Barbiana, siguiendo los pasos de dos párrocos que han dejado una huella luminosa, por cuanto ‘incómoda’, en su servicio al Señor y al pueblo de Dios. He dicho tantas veces que los párrocos son la fuerza de la Iglesia en Italia. Cuando son los rostros de un clero no clerical, ellos dan vida a un verdadero ‘magisterio de los párrocos, que hace tanto bien a todos".
Por don Mazzolari, el Papa subrayó en particular su condición de párroco, es decir, trabajo en "lugar donde cada hombre se siente esperado, un "corazón que no conoce las ausencias". Don Mazzolari era un párroco convencido de que "el destino del mundo madurará en los suburbios", y que hizo de su propia humanidad instrumento de la misericordia de Dios, a la manera del padre de la parábola del Evangelio."
"En su ensayo La parroquia, propone un examen de conciencia sobre los métodos de apostolado, convencido de que los fallos de la parroquia de su tiempo se debieron a la falta de encarnación. Hay tres caminos que no conducen en la dirección evangélica:
El camino de 'dejar hacer': el camino del “dejar hacer”, que es aquella de quien está en la ventana a mirar sin ensuciarse las manos. Aquel “balconear” la vida. Nos conformamos con criticar, con “describir con placer amargo y altanero los errores” del mundo que nos rodea. Esta actitud tranquiliza la conciencia, pero no tiene nada de cristiano porque lleva a mantenerse afuera, con espíritu de juicio, a veces áspero. Falta la capacidad propositiva, una aproximación constructiva a la solución de los problemas.
El segundo método errado es aquel del “activismo separatista”. Nos comprometemos en crear instituciones católicas (bancos, cooperativas, círculos, sindicatos, escuelas…). Así su fe se hace operosa, pero – advertía Mazzolari – puede generar una comunidad cristiana elitista. Se favorecen intereses y clientelas con una etiqueta católica. Y sin quererlo, se construyen barreras que corren el riesgo de volverse insuperables en el surgir de la solicitud de fe. Se tiende a afirmar lo que divide con respecto a aquello que une. Es un método que no facilita la evangelización, cierra puertas y genera desconfianza.
El tercer error es el “sobrenaturalismo deshumanizante”. Nos refugiamos en lo religioso para soslayar las dificultades y las desilusiones que se encuentran. Nos enajenamos del mundo, verdadero campo del apostolado, para preferir devociones. Es la tentación del espiritualismo. De ello deriva un apostolado débil, sin amor. “Los alejados no se pueden interesar con una oración que no se vuelve caridad, con una procesión que no ayuda a llevar las cruces de la hora”. El drama se consume en esta distancia entre la fe y la vida, entre la contemplación y la acción.
"Tantas veces - dijo después -. He dicho que el pastor debe ser capaz de ponerse delante de la gente para señalar el camino, en el medio como un signo de cercanía o detrás para animar a los que se quedan atrás (cf. Exort. Ap. Evangelii gaudium, 31). Y Don Primo escribió: "Donde veo que el pueblo resbala hacia bajadas peligrosas, me pongo atrás; donde es necesario subir, me pongo adelante. Muchos no entienden que es la misma caridad que me mueve en uno o en otro caso y que nadie la puede hacer mejor que un cura". Con este espíritu de comunión fraterna con ustedes y con todos los sacerdotes de la Iglesia en Italia, quiero concluir con una oración de Don Primo, amor pastor de Jesús y de su deseo de que todos los hombres tienen la salvación:
"Has venido para todos:
para los que creen
y para aquellos que dicen que no creen.
Los unos y los otros,
A veces estos más que aquellos,
trabajando, sufriendo, esperando
para que el mundo vaya un poco 'mejor.
Oh Cristo, que nace 'fuera de casa'
y eres muerto 'fuera de la ciudad',
con el fin de ser aún mucho más visible
el cruce y el punto de encuentro.
Nadie está fuera de la salvación, oh Señor,
porque nadie está fuera de su amor,
que no desmaya, ni se acorta
por nuestra oposición o nuestros rechazos."
23/12/2015
28/08/2016 13:40