Papa, Asunción: María no es una 'estatua inmóvil' sino que está en viaje con las 'sandalias gastadas' al encuentro del Señor
En el día en que la Iglesia celebra la asunción de María a los cielos, el pontífice recordó que la vida no es un camino sin sentido, sino un proyecto de amor. La Virgen es una metáfora de la "peregrinación terrena" y un ejemplo de servicio. Al terminar, volvió a hacer un llamamiento a la paz en Ucrania y Tierra Santa y reiteró su "preocupación" por la situación humanitaria en Gaza y los incendios en Grecia.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “El Señor nos ha hecho para la alegría del Cielo, su sueño es llevarnos a vivir con Él para siempre en la vida eterna. Por eso nuestra vida no es un camino sin sentido y sin propósito, sino que es un proyecto de amor, una peregrinación que nos lleva, día tras día, al encuentro con Él y a la alegría sin fin que Él nos tiene preparada". Este ha sido el deseo - y la exhortación - que el Papa Francisco hizo a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus con motivo de la solemnidad de la Asunción de María, repitiendo varias veces la dimensión del viaje, la peregrinación “hacia el Señor”. Un viaje que para ella comienza cuando recibe "el anuncio del Ángel" y "se pone en camino para visitar a su prima Isabel".
A los cientos de "peregrinos y romanos" que acudieron a escucharlo a pesar del calor, el pontífice recordó la expresión del Evangelio "se puso en camino" (Lc 1,39). Palabras que muestran que María "no consideró un privilegio la noticia que había recibido del ángel", sino que "salió de su casa y se puso en camino, con la prisa de quien quiere transmitir esa alegría a los demás".
Junto con el testimonio, la Virgen también muestra "el afán de ponerse al servicio de su prima" y comienza así ese primer viaje que es "una metáfora de toda su vida, porque a partir de ese momento María estará siempre en camino siguiendo a Jesús como discípula del Reino”. Una misión, un testimonio, una "peregrinación terrena", explicó Francisco, que "termina con su Asunción al Cielo, donde, junto a su Hijo, goza para siempre de la alegría de la vida eterna".
Citando al religioso Carlo Carretto, el Papa explicó entonces que "no debemos imaginar a María «como una inmóvil estatua de cera», sino que en ella podemos ver a una «hermana... con las sandalias gastadas... y un gran cansancio en el cuerpo», porque ha caminado tras el Señor y al encuentro de sus hermanos”. "La Santísima Virgen - añadió Francisco - es entonces quien nos precede en el camino, recordándonos a todos que también nuestra vida es un viaje continuo hacia el encuentro definitivo con el Señor".
Al terminar el Ángelus, el Papa Francisco encomendó a María, Reina de la Paz, "las angustias y los dolores de los pueblos que en tantas partes del mundo sufren tensiones sociales y guerras". E hizo especial referencia a "la atormentada Ucrania", Oriente Medio, Palestina, Israel, Sudán y Myanmar, que ya han sido objeto de numerosos llamamientos del Pontífice. "Que la Madre celestial - añadió - obtenga consuelo para todos" y "un futuro de serenidad y concordia". "Sigo con preocupación - dijo luego - la gravísima situación humanitaria en Gaza", y volvió a pedir una vez más un alto el fuego "en todos los frentes" y la liberación de los rehenes.
Recordó entonces la necesidad de "ayudar" a "una población exhausta", y convocó a "todos los esfuerzos" de todas las partes implicadas y de la comunidad internacional para que "el conflicto no se agrave" y prevalezca la vía de la "negociación" para a que “esta tragedia termine pronto. No olvidemos - insistió - que la guerra siempre es una derrota". Por último Francisco se refirió a Grecia, que "está luchando contra un incendio gravísimo" que ya ha causado decenas de miles de evacuados, familias sin hogar, daños materiales "y una catástrofe medioambiental", pidiendo para ellos la ayuda de la "solidaridad común”.
