Pakistán, informe sobre el estudiante linchado: no era blasfemo
Marshal Khan jamás pronunció ninguna ofensa contra el profeta. La investigación deseada por la Corte suprema. El homicidio planificado un mes antes para castigar al muchacho por la denuncia de corrupción. Desde 1990 al menos 65 personas asesinadas por los “Vigilantes del Corán”.
Peshawar (AsiaNews)- Marshal Khan, el estudiante linchado en Pakistán con la acusación de blasfemia, jamás pronunció ninguna ofensa contra el profeta. Los establece el informe conjunta entre policía y agencias de inteligencia. La investigación, deseada por la Corte suprema para hacer luz sobre uno de los episodios más violentos de la historia de Pakistán moderno, evidencia que la muerte del estudiante de la universidad de Mardan fue el resultado de una conspiración “orquestada por miembros de la facultad y por estudiantes rivales”. Ellos querían castigarlo por haber osado denunciar la corrupción rampante. Aliviado por los resultados de la investigación, Muhammad Iqbal, el padre del joven, dijo: “Mi hijo fue vengado. Esto prueba que no era blasfemo”.
El pasado 13 de abril (Jueves Santo) el estudiante de 23 años fue golpeado, desnudado y asesinado. Después de la muerte, la multitud se ensañó con el cuerpo sin vida con patadas, garrotazos y golpes. La muerte de Khan suscitó una profunda indignación en el país, sobre todo después de la difusión de su linchamiento. Las imágenes muestran la ferocidad inaudita, motivada por la sola presunta culpa de blasfemia.
En el documento emitido ayer- de unas 308 páginas- se lee que “ninguna prueba directa o indirecta se encontró para verificar las acusaciones de blasfemia contra Marshal Khan o contra sus amigos, Abdullah y Zubair”, que logaron escapar a la furia homicida de los colegas. La policía declaró que el motivo del homicidio se lo debe buscar en las dinámicas internas de la universidad: él de hecho se había convertido en un personaje incómodo a los ojos de la Pashtun Student Federation, de la cual era miembro, después de haber denunciado el aumento de las cuotas y por el bajo nivel de la enseñanza.
Las investigaciones ponen en luz que el homicidio fue planificado al menos un mes antes. Después de la gran atención mediática sobre el episodio, algunos miembros de la universidad realizaron presiones sobre los estudiantes, aconsejándolos que certificasen la culpabilidad de la víctima. Por esto 57 personas, entre ellos también 12 empleados, fueron inscriptos entre los investigados.
En Pakistán la blasfemia es castigada con la pena de muerte y la simple sospecha de ofensas contra el profeta puede desencadenar la reacción de los musulmanes más radicales. Análisis reportan que desde 1990 fueron asesinadas al menos unas 65 personas por los “Vigilantes del Corán”.
En una editorial, publicada hoy en Dawn, el más importante periódico en lengua inglesa del país, se afirma: “Las acusaciones de blasfemia son utilizadas muy frecuentemente para resolver aún los más pequeños desacuerdos. La onda emotiva alrededor de la blasfemia es tan grande que a menudo se traduce en revuelta, haciendo sí que a veces resulte casi imposible realizar una investigación imparcial”. Algunos de ellos involucrados en la golpiza, continúa el editorial. “Han expresado su dolor por haberse dejado involucrar por la emoción. Manifestaciones de remordimiento aparte, se necesita aprender la verdadera lección de accidentes como éste”. Según el autor del artículo: “Una rápida evaluación por parte de quien detiene el poder puede ayudar a prevenir situaciones de violación de la ley”.
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