Padre Jens Petzold: Mi misión en Irak y Siria, para construir puentes entre cristianos y musulmanes
Sulaymaniyah (AsiaNews)- Una vocación tardía, descubierta y profundizada en edad adulta en un monasterio de siria después de haber iniciado un recorrido de búsqueda entre las grandes religiones del mundo, en particular los cultos orientales. Es una vida misionera dedicada a la construcción de puentes entre cristianos y musulmanes en Medio oriente, en los países que hoy son teatro de guerras y violencias reconocidas como (también) de matriz confesional. Es el historia del p. Jens Petzold, nacido en Alemania pero ahora ciudadano suizo, de 53 años, miembro de la comunidad monástica cristiana nacida de la experiencia de Deir Mar Musa, en Siria, caracterizada por la oración , la acogida y el diálogo con todos, de manera especial con los musulmanes. Antes de encontrar y descubrir la vocación a la misión él ha realizado estudios y aprendizaje en el sector del comercio, desarrollando luego diversas profesiones antes de transferirse a Medio oriente, donde vivió su últimos veinte años.
Desde el año 2001, el p. Jens es superior de una comunidad monástica en Sulaymaniyah, uno de los centros más importantes de Kurdistán iraquí, nacido de la experiencia de Deir Mar Musa, en Siria. Desde el año sucesivo él inició en ocuparse también de una iglesia del mil ochocientos dedicada a la Virgen, en el barrio de Sabunkaran, bajo el pedido del entonces arzobispo de kirkuk (hoy patriarca caldeo) Mar Louis Raphael I Sako. Deir Maryam al-Adhra (el monasterio de la Virgen María) nace de Deir Mar Musa al-Habashi, la comunidad monástica siria fundada por el p, Paolo Dall´Oglio, que reza y se ocupa de promover el diálogo con el islam.
“Mi vocación es una tardía llamada a la misión- cuenta el p. Jens- porque hasta el 1994, año en el cual vine por primera vez a Medio oriente, no era cristiano. En Europa había iniciado un camino espiritual, que miraba a las religiones orientales, sobre todo el budismo que me fascinaba mucho. Por esto decidí salir de Europa, para descubrir cómo se vivía el budismo en los países donde se vivía eso normalmente. Después de un año de viaje llegué a Siria, si bien mi meta final era Japón”. Siria me conquistó y decidí quedarme por siete meses e inicié a estudiar árabe. “Al final me encontré con la experiencia de Mar Musa- explica- donde vi una comunidad que toma en serio también las otras religiones”.
Los responsables del monasterio, continúa su narración, “me ofrecieron la posibilidad de quedarme por un año para el estudio y la investigación. Acepté la propuesta con entusiasmo, me pareció claro desde el inicio que para buscar puentes es necesario ser parte de una de las dos orillas del río. Es necesario tomar decisiones de fe- afirma- en confiar al Espíritu Santo. Era el año 1994, en aquel período entendí que quería ser cristiano” y dedicar mi vida a esta particular experiencia monástica y misionera.
Así inicia el camino de profundización de la fe, de estudio, de oración que lo llevará a recibir el bautismo en la Pascua de 1996; cuatro años más tarde, en la pascua del año 2000, emitió lo votos, con una paréntesis de dos años en Roma para profundizar el árabe y la islamología en el Pisai (Pontificio Instituto de Estudios Árabes y Islamología).
“Donde vivo- cuenta a AsiaNews- no se cree que hay una guerra a sólo ciento cincuenta quilómetros de distancia. En la ciudad hay cafés y también en el momento peor, el año pasado, con la avanzada del Estado islámico (EI), no se advertía una verdadera tensión. Lógicamente, los restaurantes estaban vacíos por el miedo, pero la vida continuaba a desarrollarse normalmente, la comida nunca nos faltó, sólo la gasolina, cada tanto era racionada. Lo que realmente hemos sentido fueron los refugiados, 220 de los cuales ahora están acogidos en nuestra comunidad y otros cinco mil esparcidos en la ciudad”.
“Llegué a Irak- agrega- para dar vida a un centro de encuentro entre musulmanes y cristianos…Aquí veo y noto un gran interés entre los fieles del islam en tratar de buscar una modalidad que los lleve a acercarse a Daesh (acrónimo árabe del EI), para hacer entender que Daesh está equivocándose… musulmanes que tratan de preservar el islam tradicional”. Él se dá cuenta en el islam clásico “un movimiento de reflexión y de búsqueda” para entender “cómo podemos salir de esta crisis. Desde mi punto de vista, aquí está un momento muy interesante para mirar a una sociedad que inicia a luchar por un nuevo camino”.
La comunidad monástica de Sulaymaniyah se caracteriza por un voto de oración, por el trabajo manual, por la hospitalidad según el modelo de amor y acogida indicado por Jesucristo. Con el mundo islámico, cuenta, “si hablamos de la relación con el individual musulmán no hay problemas”. Sin embargo, queda la posibilidad de guerra, de violencia y de terror que han ensangrentado a Irak, Siria y todo el Medio oriente en los últimos años. “Nuestro centro- concluye- es un lugar de encuentro, no un centro de cultura o de diálogo. Nuestro objetivo es favorecer el encuentro, partiendo de las diferencias de credos y de cultura, sino favoreciendo un recorrido de conocimiento y de confrontación. El mayor peligro es el de no buscar ni siquiera un contacto con el islam, aún frente a experiencias negativas que la misma comunidad de Mar Musa experimentó” (DS).
