Padre Dominic: de Bangladés a Japón como misionero del PIME

de Sumon Corraya

La vocación nació observando las palabras y obras de los sacerdotes del instituto. Fue ordenado por el arzobispo de Milán y destinado al país del sol naciente. En la misa de acción de gracias que celebró en su diócesis de origen estuvieron presentes 800 personas, entre ellas 150 musulmanes: “En mi pueblo -dice- vivimos en relaciones de amistad y fraternidad”.

Meherpur (AsiaNews) - Una vocación al sacerdocio que nació cuando era muy joven, observando el testimonio de los misioneros del PIME, viendo cómo vivían y la manera como proclamaban el Evangelio no solo con palabras sino, sobre todo, con gestos y obras de caridad. Por eso decidió ingresar al seminario a pesar de ser el único hijo varón. Cumplió un período de estudios en Italia y recibió la ordenación sacerdotal el 22 de julio de 2021 de manos del arzobispo de Milán, Mons. Mario Delpino. Después de celebrar la misa de acción de gracias el 14 de enero y recibir la cruz (símbolo del mandato para la misión), se prepara para partir a Japón a fines de febrero.

Es la historia del P. Dominic Richard Dafader, originario de la comunidad de Bhabarpara en Meherpur, un distrito en el suroeste de Bangladés, que ha sido destinado a Japón. En los últimos días que está pasando aquí con su obispo, Mons. James Romen Boiragi, de la diócesis de Khulna, celebró una misa con amigos (incluidos musulmanes) y familiares y ahora - tras un breve descanso- espera trasladarse al País del Sol Naciente.

En diálogo con AsiaNews el p. Dominic, de 31 años, cuenta cómo fue el camino de su vocación, que lo llevará a un país tan diferente al suyo, siguiendo los pasos de los misioneros del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME). “Entre 2007 y 2012 -recuerda- estudié en un colegio del PIME en Daca. En esos años pude descubrir la hermosa y santa forma de vida de los misioneros. Visité los centros donde trabajaban. Su espíritu ejercía en mí una fuerte atracción”.

En 2013, ingresó al seminario de Daca, donde cursó filosofía en el Seminario mayor del Espíritu Santo de la capital y en 2016 viajó a Italia para ampliar sus estudios y profundizar en la espiritualidad del PIME. “Comprendí mejor -dice- su manera de ser misioneros. [De esta experiencia] obtuve más inspiración”.

El padre Dominic es el único hijo de una familia compuesta por una hermana mayor, maestra y casada, y otra menor, todavía soltera, que trabaja como enfermero en un hospital público. Entre los recuerdos de su infancia figura su padre que para mantener a la familia "empujaba rickshaws de tres ruedas", esos que se usan para transportar personas. “Después - sigue diciendo -, mis padres decidieron comprar un terreno y convertirse en agricultores. Culturalmente hablando, es difícil y raro en mi país permitir que el único hijo varón se dedique a la actividad religiosa. Pero mis padres me dieron plena libertad” y eso me permitió ser sacerdote y misionero. “Para mí son una fuente de gran inspiración”.

A la misa de entrega del crucifijo asistieron 800 personas, entre ellas 150 musulmanes. “En nuestro pueblo -explica- cristianos y musulmanes viven en amistad y relaciones fraternas. El obispo, mi familia, los parroquianos e incluso los musulmanes estaban emocionados y me han deseado muchas felicidades" en la futura misión en Japón. Los primeros seis meses estarán dedicados al estudio del idioma. “Con cada uno de mis gestos -concluye- quiero ser testigo de Cristo en mi vida”.