P. Rafic: la muerte de Morsi carece de sombras. Se temen atentados de los Hermanos Musulmanes
El ex líder murió de un infarto al término de una audiencia en un juicio por espionaje. Erdogan acusa a los “tiranos” de El Cairo. El sacerdote egipcio excluye circunstancias sospechosas, lanzadas por gobiernos occidentales y ONG internacionales. Si bien estamos “apenados” por su desaparición, lo cierto es que “gobernó de manera catastrófica” y fue “el primero en violar la Constitución”.
El Cairo (AsiaNews) - Mohamed Morsi “era una persona enferma”, que en el pasado ya había estado afectado por “un tumor en la cabeza, antes de ser electo presidente” y su salud era “delicada”. El estrés derivado del proceso judicial “puede haber minado aún más” su estado, pero no hay otros elementos “más allá de lo médico, detrás de su fallecimiento”. Es lo que afirma, al dialogar con AsiaNews, el Pbro. Rafic Greiche, presidente del Comité de Medios del Consejo de Iglesias de Egipto, cuando comenta la repentina muerte del ex presidente vinculado a la Hermandad Musulmana. “En las últimas horas -agrega- he leído en las noticias de la TV y en los medios occidentales, y en particular en aquellos franceses, de una muerte en circunstancias dudosas o que habría sido asesinado, pero esto no es cierto. En los últimos años de prisión fue hospitalizado tres o cuatro veces en los mejores hospitales, y el Estado hizo todo lo que estuvo a su alcance para garantizar la mejor atención para él”.
En medio de imponentes medidas de seguridad, hoy a la madrugada, el ex presidente, muerto ayer en El Cairo tras sufrir un infarto durante una audiencia del proceso que lo tenía como imputado en un causa por espionaje, fue sepultado en Nasr City, en la zona oriental de El Cairo. Morsi había solicitado autorización para tomar la palabra en el recinto durante el debate; al término de la audiencia, se desplomó tras sufrir un infarto y ya no pudo recuperarse.
En las exequias del líder de 67 años, estuvieron presentes familiares y algunas pocas personas más. Según informó el hijo, Ahmed, al dialogar con la agencia Reuters, las autoridades egipcias le habrían denegado el permiso de llevar a cabo un funeral público en su ciudad natal, temiendo posibles manifestaciones. Y precisamente en las últimas horas, la cúpula de gobierno ha declarado el estado de alerta máxima y ha reforzado las medidas de seguridad, temiendo atentados o demostraciones de fuerza.
Los hermanos musulmanes ya se han subido a la noticia de la muerte de su querido ex-líder de Egipto, refiriéndose al hecho como un “homicidio a todos los efectos” e invitando a los ciudadanos a reunirse con ocasión de las exequias. El emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, expresó sus condolencias a la familia. También llegaron palabras de sostén del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien acusó a los “tiranos” de El Cairo de “haber empujado a la muerte” a Morsi “poniéndolo en prisión”. También surgieron cuestionamientos sobre el respeto a los derechos humanos del ex líder, de parte de ONG internacionales y gobiernos occidentales.
“El estrés por el proceso -explica el Padre Rafic a AsiaNews- pudo haber influido en su estado de salud y en sus condiciones, ya de por sí débiles, pero no por esto cabe decir que fue asesinado porque estaba siendo sometido a un proceso en un tribunal. Esta es una mera reconstrucción mediática, que está lejos de ser verdad”. De momento, prosigue el sacerdote, “las calles están tranquilas y no se han registrado episodios o protestas” coincidiendo con el funeral. El mismo presidente al-Sisi está en el exterior, en Bielorrusia, en una visita oficial “y no ha querido regresar”, lo cual confirma que la situación está bajo control.
“Los egipcios” -advierte el Padre Rafic- están cansados de los Hermanos Musulmanes: hablan de ellos en el exterior, en Qatar y en Turquía, pero aquí nadie quiere su regreso”. A la vez admite que es cierto que “está el peligro de que alguien quiera perpetrar atentados en iglesias, lugares de culto, cuarteles de policía y otros lugares sensibles, para alimentar la tensión o por venganza, pero para nosotros él era una figura que pertenecía al pasado”. Morsi, prosigue el líder católico, fue “un títere en manos de la Hermandad, y hasta el día de ayer, él no contaba en absoluto para ella. Lo que a ellos les importa es la comunidad misma y las personales son funcionales a la causa, por eso no se debe excluir que la muerte sea explotada como elemento de propaganda, sobre todo en Occidente”.
A nivel humano, subraya el Padre Rafic, “estamos apenados por su muerte y estamos cerca de su familia, a pesar del total desacuerdo en cuanto al modo en que gobernó el país -de manera catastrófica- por un año”. “Muchos, y sobre todo en Occidente -concluye- lo recuerdan como el primer presidente electo democráticamente y lanzan acusaciones de violaciones a los derechos humanos, a la democracia. Sin embargo, fue él el primero en quebrantar la Constitución, en noviembre del 2012, con un decreto que concentró el poder en sus manos y en los hechos, hizo trizas la Carta Magna y sus dictámenes”.
Morsi, el presidente ‘democrático’ que quería gobernar con la sharia (RESEÑA)
Nacido el 20 de agosto de 1951 en una aldea de El-Adwah perteneciente a la gobernación septentrional de Sharqia,, Mohamed Morsi fue el quinto presidente de la historia de Egipto y el primero en ser electo por medio del voto popular. Estudió Ingeniería en la Universidad de El Cairo, donde se graduó en los años ‘70, para luego transferirse a los Estados Unidos, a fin de completar un doctorado.
Exponente del Partido Libertad y Justicia (cercano a los Hermanos Musulmanes, una de las organizaciones políticas más importantes en el mundo ligado al islam), él desarrolló actividades de investigación desde 1982 hasta 1985 en la Universidad de California, para luego regresar a su país de origen, donde guió el departamento de Ingeniería de la Universidad de Zagazig.
En aquél tiempo comienza la carrera política dentro de los Hermanos Musulmanes, que en ese momento aún operaban en condiciones de semi-clandestinidad. Miembro del Parlamento egipcio entre el 2000 y el 2005 como figura independiente, en aquella época comienza a participar de la oficina política del movimiento. En las elecciones que siguen no es reelecto, y pierde su escaño en el balotaje.
En aquellos años, tanto dentro como fuera del Parlamento, Morsi se propone como el defensor de la moral y de las costumbres del islam. Denuncia al gobierno por haber permitido la circulación de revistas con cubiertas con desnudos y de programas de TV con escenas “inmorales”. También quedan bajo su mira los concursos de Miss Egipto, ya que él consideraba que atentaban contra las “normas sociales, la sharia y la Constitución”.
En abril del 2012, luego de la revuelta que culminó con la deposición del ex presidente Hosni Mubarak, los Hermanos Musulmanes optaron por Morsi como candidato para las elecciones presidenciales, que ganará, convirtiéndose en el primer jefe de Estado egipcio en asumir el cargo por medio del voto. Obtiene el 51% de las preferencias, contra el 48% de Ahmed Shafiq, el candidato del establishment y Primer Ministro durante el gobierno de Mubarak.
Morsi permanece en el cargo hasta el 3 de julio de 2013, cuando es derrocado luego de un golpe de estado militar guiado por el actual presidente, al-Sisi. Él quería construir un país “no teocrático” pero que hiciera referencia a la ley islámica, aunque concediendo espacios a las mujeres en la vida pública.
Poco más de un año luego de la elección, las crecientes dificultades económicas y la oposición al rumbo islámico radical impreso al país llevan a los ciudadanos (incluso cristianos, que representan el 10% de la población) a un estado de exasperación y piden su expulsión. Es derrocado el 3 de julio de 2013, con un golpe de estado militar sostenido por el líder de la oposición laica Mohamed el-Baradei, el gran imán de al-Azhar al-Tayyib y por el líder de la Iglesia copta, el Pope Tawadros II.
Morsi es puesto bajo arresto domiciliario por delitos de instigación a la violencia y espionaje. El 29 de enero se inicia un segundo proceso por acusaciones de evasión de la prisión de Wadi al-Natrun, donde estuvo detenido durante la revolución egipcia del 2011. En mayo del 2015, es condenado a muerte por el tribunal de El Cairo, pero el 14 de noviembre del año siguiente la sentencias es anulada y el proceso debe ser reelaborado de cero. Muere el 17 de junio de 2019 por un infarto, durante una audiencia en los tribunales. Estaba enfermo de diabetes tipo 1.
17/12/2016 13:14
26/11/2016 12:06