P. Patton: Colecta del Viernes Santo y Pascua sin peregrinos por la guerra
El Custodio de Tierra Santa a AsiaNews: la cuestión palestina es un problema sin resolver desde hace mucho tiempo, que hay que abordar "con realismo". El voto de la ONU sobre la tregua tiene "valor moral", pero hace falta "valor" para reconocerse y legitimarse. El centurión romano "un ejemplo de fe madura". La Colecta "comunión especial" y recurso fundamental hoy, con un pensamiento para todos los cristianos perseguidos en el mundo.
Jerusalén (AsiaNews) - La "cuestión palestina" parecía "olvidada", eclipsada por otras emergencias mundiales o relegada a los márgenes de la agenda internacional, y los mismos "Acuerdos de Abraham" firmados por Israel con una parte del mundo árabe aparecían como "una estrategia para eliminarla". Sin embargo, los acontecimientos de los últimos meses [desde el atentado terrorista de Hamás del 7 de octubre hasta la guerra lanzada por el Estado judío en Gaza] demuestran que "no puede eliminarse, sino que debe resolverse". Es lo que subraya a AsiaNews el Custodio de Tierra Santa, fray Francis Patton, según el cual es inútil, además de imposible, "fingir que no existe: al contrario, debe afrontarse con realismo, requiere una solución de carácter político, con el reconocimiento de la plena dignidad y del derecho a la existencia del pueblo palestino".
En el plano de la diplomacia internacional, en los últimos días se ha dado un paso significativo, aunque no decisivo, en el Consejo de Seguridad de la ONU con la abstención de Estados Unidos que ha permitido la aprobación (14 votos a favor) de la resolución sobre el alto el fuego en Gaza. Una decisión importante, explica el Custodio, "si no se queda sólo en el papel" aunque es consciente de que "muchas resoluciones no tienen mucho seguimiento práctico" pero sí un "valor moral" en línea con las directrices de la comunidad internacional que presiona para lograr una tregua. "Y tras la tregua, la paz", prosigue, "para facilitar una solución política al conflicto" que lleve "al nacimiento de un Estado de Palestina junto al Estado de Israel: ambos", dice, "deben tener el valor de reconocer al otro como legítimo y con derecho a existir".
Mientras tanto, los cristianos de Tierra Santa viven la experiencia "única" de la Pascua en los "lugares" donde nació Cristo, experimentando en primera persona "los diversos misterios: no necesitamos fantasías", relata el padre Patton, "para el Domingo de Ramos, el lunes en Betania donde María rocía los pies de Jesús con aceite, luego la Última Cena el jueves y el Vía Crucis" de hoy. "Vivir la Pascua en Jerusalén -continúa- es una oportunidad única para sumergirse en la dimensión histórica del cristianismo" y afirmar que "nuestra fe no se basa en un mito, sino en el testimonio de quienes lo encontraron resucitado". Para nosotros, es una ocasión única para renovar nuestra fe, que es entonces la única y más grande esperanza que tenemos: si ha resucitado, el mal no es la última palabra".
Una resurrección, prosigue el Custodio de Tierra Santa, que con demasiada frecuencia se entiende como "resucitación, pero eso sería un retroceso mientras que, por el contrario, significa avanzar y llevar nuestra humanidad a Dios". Por eso, añade, "nos saca de las miserias de la historia" y es hoy más actual que nunca en un mundo asolado por la violencia, los conflictos y la devastación. El tiempo que transcurre entre la resurrección de Jesús y el nacimiento de la Iglesia, hasta su regreso, "es un tiempo de lucha y de prueba, no podemos engañarnos pensando que es un paraíso en la tierra", durante el cual "experimentamos plagas, guerras, pandemias, crisis ecológicas y económicas". La jornada de hoy se convierte en "una oportunidad para ponernos en la piel del único hombre que hace una profesión de fe madura, el centurión romano, que al ver morir a Jesús en la cruz, como señala el Evangelio de Marcos", explica el Custodio, "afirma que es verdaderamente el hijo de Dios". Y lo reconoce, añade, "no porque lo ve resucitado, sino por cómo lo ve morir, asumiendo la soledad humana y transformándola en un acto de abandono".
El viernes es también una ocasión para recordar la "Collecta pro Locis Sanctis", nacida del deseo de los pontífices de mantener fuertes lazos entre los cristianos de todo el mundo y los lugares santos. "Es importante", confirma, "porque no es una colecta basada en una emergencia, por un terremoto o una inundación, sino que expresa, como estableció Pablo VI en 1974, la comunión entre la Iglesia universal y la Iglesia de Jerusalén a través de la Custodia de Tierra Santa". Representa una "comunión especial" a través del aspecto económico y es "aún más importante en esta fase en la que faltan peregrinos debido a la guerra". Son recursos fundamentales, dice el padre Patton, "para llevar adelante las actividades sociales, las escuelas en un momento en que las familias no tienen dinero por falta de trabajo" debido a la crisis del turismo religioso. "La colecta es un instrumento concreto y ordenado, porque permite rendir cuentas anualmente de proyectos y obras en una perspectiva de transparencia".
Por último, el Custodio retomó el tema de los peregrinos que "no están totalmente ausentes, algunos incluso fueron vistos el Domingo de Ramos, pero sigue siendo una Pascua triste". Nuestros hermanos de Gaza viven un Viernes Santo prolongado", explica, "y están reducidos al hambre, sólo consiguen cocinar algo caliente una o dos veces por semana: una situación injustificable, pero que consiguen vivir con una fe que nos avergüenza a todos, afirmando públicamente que su casa es la Iglesia y su única certeza Jesús". "Por otro lado, su testimonio nos espolea a ser más consecuentes, a vivir una Pascua difícil para todos, especialmente en Cisjordania, en Belén, sin turistas y sin trabajo, pero con una participación más fuerte de lo habitual, como ya hemos visto en Navidad. Es como si sintieran", subraya, "que en un contexto trágico, la fe debe dar un salto de fe y aferrarse a Cristo". Pide a los cristianos de Occidente que "miren a Tierra Santa", donde hay una "Iglesia madre en dificultades". Lo que vivimos", concluye, "es lo que viven la mayoría de los cristianos del mundo, de África a Asia pasando por América Latina: sufren, no viven de privilegios, con la única diferencia de que nosotros estamos en el punto de mira de la información".
17/12/2016 13:14
28/03/2024 11:25