Orissa, sor Annmary ayuda a las mujeres "intocables" a encontrar trabajo
La religiosa pertenece a la congregación de la Unión de las Hermanas de la Presentación de la Beata Virgen María. En 2014 fue la primera católica en llegar al distrito de Boudh. La enseñanza a los niños, las clases de corte y confección a las mujeres. Por primera vez 30 muchachas pasan el límite de una oficina estatal.
Boudh (AsiaNews) – Desafiando el estigma social que todavía rodea a los dalit como “intocables”, en Orissa una hermana india ayuda a las mujeres a encontrar trabajo. Es el compromiso misionero de sor Annmary Thekkekandathil Andrews, de la Unión de las Hermanas de la Presentación de la Beata Virgen María (PBVM). En el año 2014 la religiosa llegó al distrito de Boudh, donde ningún católico antes que ella había osado visitar a los dalit. A AsiaNews, cuenta que después de “haber establecido los primeros contactos con los habitantes del pueblo y haber obtenido su confianza, decidí ayudar a las mujeres dalit, en general madres de familia y amas de casa”.
En 1975 sor Annmary entró en el noviciado en Bangalore (Karnataka) y en 1977 emitió sus votos perpetuos. Antes de Orissa trabajó en Kodaikanal, Chennai, Goa, Madhya Pradesh, Jammu Kashmir, Delhi y en Zambia. En estos lugares sirvió a los pobres como docente, trabajadora social, coordinadora de grupos, animadora y líder provincial de la congregación.
A su llegada al distrito de Boudh, sabía que la tarea no abrís sido simple, dado por la característica de la discriminación social que acompaña a los dalit. Ellos en teoría son tutelados por la Constitución india, que con el Art. 17 abolió el sistema de las castas hindúes, pero que en la práctica son hasta ahora objeto de marginación. Su status es normalmente asociado a humildes trabajos, suciedad, analfabetismo. “Recuerdo todavía el día en el cual llegué-narra- cuando aquel que me presentó al pueblo me dijo que no los tocase y no sentarme en sus casas. Hoy todo cambió”. Con la visita a seis pueblos la hermana logró ganarse la confianza y el favor de la población. En este momento enseña en la St John’s School, gestionada por la parroquia de la Resurrección de Jesús.
“Hemos iniciado con la escolarización de los niños. Nadie nos ayudó, solamente el p. Nabokishore Digal, el párroco local”.
Además de la enseñanza-continúa-, mi más íntimo deseo es trabajar por los pobres, para aquellos cuya dignidad humana y derechos están en peligro”. Por esto seleccionó a grupos de mujeres, todas indias, “que necesitaban aprender técnicas de trabajo con el cual sostenerse a sí mismas y a sus familias. De este modo nosotros las ayudamos en construir la confianza en sí mismas, en entender que en cuanto personas tienen valor y dignidad y pueden ser ciudadanas productivas para la sociedad”. En el arco de dos años “le hemos enseñado a muchas mujeres el arte de corte y confección o sea costura, también a fabricar incienso y velas. Ahora al menos 30 de ellas ganan un poco de dinero”. Es aquí que vino la idea de violar también otro tabú, el de la exclusión social de los dalit. Por esto a las 30 mujeres se les permitió atravesar el umbral de las oficinas de la District Rural Development Agency (DRDA) y del Rural Self Employment Training Institutes (RSETI), dos agencias gubernamentales que se ocupan del desarrollo empresarial de las áreas rurales. “Para todas- dice sor Annmary-era la primera vez que entraban en una oficina administrativa”.
La misionera también donó máquinas de coser a ocho muchachas y esto llevó a que otras participasen. “Antes las personas eran muy desconfiadas y tenían muchas sospechas sobre nosotras y los católicos. Cuando abrimos las clases para los niños y a sus padres, nos decían que ellos nos aceptarían con dificultad. Pero la fe en Dios sostiene mi compromiso con los pobres y los más necesitados. Yo me dejo inspirar por Jesús y Nano Nagle, la fundadora de nuestra congregación”. “Cuando preguntaba a las personas-agrega- el motivo por qué no crearían sus propias empresas, ellas me respondían: “Porque nadie vendría a comprar cosas a ellas, dado que pertenecemos a la casta inferior y somos intocables” Yo quería cambiar esta percepción y ayudarlas a cambiar sus actitud, que se refiere a su innata dignidad humana”. “Hoy estas mujeres de Bouh gana trabajando como modistas y en la zona se abrió un negocio”, concluye con gran satisfacción.
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