Oriente Medio: se derrumba la expectativa de vida a causa de las guerras y revueltas
El fenómeno afecta particularmente a Siria. El conflicto ha quitado seis años a los hombres (69 años en el 2013, contra los 75 del 2010) y cinco años a las mujeres (75 en el 2013). Millones de personas deben afrontar las consecuencias de la escasez de agua y las precarias condiciones de higiene. Aumenta la propagación de enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
Beirut (AsiaNews/LOJ) – Las revueltas ligadas a la Primavera árabe y las guerras civiles que se han desarrollado en los últimos seis años en Oriente Medio han tenido un impacto “importante” sobre la salud de las personas que habitan la región. Los conflictos y la violencia han alterado la expectativa de vida, provocando una reducción significativa que afecta particularmente a Siria, donde el promedio de vida ha disminuido unos cinco o seis años, en comparación con la primera década del 2000.
Esto es lo que surge de un estudio publicado días atrás, que ha analizado el período de tiempo comprendido entre los años 1990 y 2013 inclusive. “Millones de personas deben afrontar las consecuencias de la escasez de agua, así como las precarias condiciones de higiene –declaró Ali Mokdad, uno de los autores de la investigación- y éstas pueden causar enfermedades graves”.
La investigación publicada en la prestigiosa revista científica The Lancet Global Health muestra que entre 2010 y 2013 las poblaciones de Yemen, Túnez y Egipto han perdido tres meses en su expectativa de vida. En cambio, la guerra en Siria ha hecho perder seis años de vida a los hombres (con un promedio de 69 años en el 2013, contra los 75 años del 2010) y cinco años a las mujeres (75 en el 2013, cuando en el 2010 el promedio era de 80).
Ali Mokdad, investigador de la Universidad de Washington, subraya que “la disminución en la expectativa de vida ha de considerarse como un signo de que los sistemas sociales y de salud” de los lugares que son escenario de conflictos “son deficitarios”. Los conflictos, agrega, han dañado las estructuras de muchos países y “millones de personas deben afrontar la escasez de agua, además de pésimas condiciones de higiene, que luego traen, en consecuencia, enfermedades”.
La mortalidad infantil constituye otra señal de alarma: en Siria, antes del 2010, ésta había caído al 6%; en los últimos cuatro años ha vuelto a incrementarse, registrando un 9%. Un dato que ubica a Siria detrás de las naciones sub-saharianas en lo que hace a la mortalidad en la infancia.
Según el estudioso que supervisó la investigación, las crisis anteriores no habían logrado perjudicar el mejoramiento obtenido en los valores de la salud y en la expectativa de vida. Sin embargo, estas “guerras complejas” que han seguido a las revueltas que estallaron a partir de la Primavera árabe, sumadas a un envejecimiento de la población, son fuente de una degradación difundida “de las condiciones de salud”, que corre el riesgo de prolongarse “por muchos años más”.
Al mismo tiempo, ha aumentado la propagación de enfermedades no transmisibles como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares, que son responsables del 15% de los decesos del 2013, contra el 9,8% registrado en 1990 en 22 naciones del Mediterráneo oriental (desde Afganistán hasta Yemen, llegando a Marruecos). E incluso más, la hipertensión se incrementó un 83%, mientras que la obesidad aumentó un 28% desde 1990.
22/09/2022 11:23