Orden de arresto internacional contra Min Aung Hlaing (pero sin mencionar la guerra)
El fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, Karim Khan, emitió un pedido que se basa únicamente en la violencia contra los rohingya en 2016 y 2017, sin hacer ninguna referencia al golpe de 2021 que sumió a todo Myanmar en una guerra civil. Los últimos tres años han cambiado las relaciones entre el ejército golpista y las minorías étnicas, complicando la situación sobre el terreno.
La Haya (AsiaNews)- El fiscal jefe de la Corte Penal Internacional pidió a los jueces del tribunal que emitan una orden de arresto contra el general Min Aung Hlaing, jefe de la junta militar birmana, por crímenes cometidos contra la minoría rohingya entre 2016 y 2017. Min Aung Hlaing, responsable del golpe de Estado que abrió el camino a la guerra civil en Myanmar en 2021, fue acusado de "deportación y persecución de los rohingya”, según la declaración difundida hoy por el fiscal Karim Khan, que desde 2019 investiga los presuntos crímenes que provocaron un éxodo de rohingyas a Bangladés.
“En mis visitas al campo de refugiados de Kutupalong en Cox's Bazar en los últimos tres años, y nuevamente ayer, me encontré con mujeres rohingyas que han hablado con claridad y determinación sobre la necesidad de que se asuman responsabilidades. Me senté con jóvenes activistas que querían desempeñar su propio papel en la búsqueda de justicia. Y he hablado con hombres de todas las edades, incluyendo ancianos y enfermos, que han pedido ser vistos y obtener justicia por lo que han sufrido”, declaró Khan en la nota, pero no menciona en ningún momento el conflicto actual en Myanmar. El fiscal, subrayó que se han llevado a cabo investigaciones imparciales e independientes y añadió que seguirán otros pedidos de órdenes de arresto contra altos funcionarios del gobierno birmano.
Las investigaciones del fiscal Khan se concentraron en Bangladés porque Myanmar no reconoce la jurisdicción de la Corte y el acceso a Rakhine se ve obstaculizado por el conflicto en curso. La región ha sido casi completamente reconquistada por el Ejército de Arakan (AA), una milicia local que lucha contra la junta militar. Mientras en el lado oriental del país, los grupos de resistencia armada han reconquistado una serie de puestos de avanzada en la frontera con China. Beijing, que también ejerce cierta influencia sobre las milicias étnicas y tiene interés en completar sus proyectos de infraestructura en Myanmar, y estaba presionando al general Min Aung Haling para que garantice la seguridad de las inversiones y de los ciudadanos chinos, expresando cierta decepción respecto de la junta birmana.
Entre 2016 y 2017 el Tatmadaw, el ejército birmano, llevó a cabo una dura campaña represiva contra toda la población rohingya en respuesta a los ataques del Arakan Rohingya Salvation Army (ARSA) contra algunos puestos policiales. Según estimaciones de organizaciones internacionales, al menos 6.700 personas murieron en los enfrentamientos y más de 700.000 huyeron a Bangladés.
El ARSA es un grupo terrorista de inspiración islamista que hoy continúa operando entre los desplazados rohingya en Bangladés con el objetivo de posicionarse como el único grupo líder de la minoría, cuyos miembros son en su mayoría musulmanes. Dentro de los campos de refugiados mataron a algunos jefes de la comunidad e incendiaron viviendas civiles.
En el marco de la guerra civil en Myanmar, el ARSA lucha actualmente junto al ejército birmano contra el Arakan Army, y los rohingya siguen siendo las principales víctimas del conflicto. El ejército, debilitado después de tres años de conflicto, ha explotado la rivalidad histórica entre los rakhine, de religión budista, que forman el ejército de Arakan, y los rohingya, de religión islámica. Los generales han reclutado (en parte por la fuerza) a la población rohingya (a pesar de enfrentamientos del pasado), y AA ha respondido en los últimos meses masacrando a cientos de rohingya en las zonas del norte del Estado. Una situación compleja que no surge de las investigaciones ni de las palabras del fiscal jefe Karim Khan.
En 2017, año en el que comenzaron las acusaciones de "genocidio" y "limpieza étnica" por parte de Naciones Unidas y otros organismos internacionales, la líder democrática Aung San Suu Kyi también fue criticada por haber respaldado las acciones de los militares, pero según varios comentaristas birmanos, Suu Kyi estaba tratando de evitar un enfrentamiento directo con el Ejército. En efecto, a pesar de las aperturas democráticas que se habían implementado en Myanmar, hasta antes del golpe de 2021 el Tatmadaw conservaba una cuarta parte de los escaños en el Parlamento y ministerios clave dentro del Ejecutivo.
El pedido de Khan pasará ahora a un tribunal de tres jueces que evaluará la evidencia y determinará si se emite un mandato. No hay fecha límite para la decisión: la que se había solicitado contra el presidente ruso Vladimir Putin requirió menos de tres semanas en 2023, mientras que debieron pasar más de seis meses para emitir órdenes judiciales contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, su exministro de Defensa y el jefe militar de Hamás.
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