Oposición contra la barbarie rusa en Ucrania
Un grupo de disidentes rusos reunidos en Lituania expresa su preocupación ante el "cansancio" de la población de Europa y Estados Unidos respecto a la guerra. La ayuda occidental es la única posibilidad de conseguir la victoria de los ucranianos. Putin espera el momento adecuado para atacar.
Moscú (AsiaNews) - En los últimos días se celebró en Vilna la tercera "Conferencia contra la guerra" en Ucrania, organizada por políticos rusos de la oposición actualmente en el exilio. El principal promotor de estos encuentros es el ex campeón mundial de ajedrez Garri Kasparov. Y aunque muchos disidentes no pudieron viajar a Lituania, igualmente participaron de forma remota.
Evgenij Čičvarkin, un empresario del rubro gastronómico y fundador del partido "Pravoe delo" (Acción de Derecha) que emigró a Inglaterra en 2010, intervino en el encuentro. Dijo que "el mundo entero -salvo Rusia y unos pocos amigos de Rusia con el cerebro congelado- considera que la guerra en Ucrania es un genocidio, y por desgracia parece que aún no hemos llegado al final de esta invasión sin sentido".
Al igual que otros miembros de la oposición en el exilio, Čičvarkin es muy pesimista respecto al desenlace de la guerra, aunque confía en la fortaleza de los ucranianos y en el apoyo de los aliados occidentales. El empresario expresó su consternación por el número de víctimas: "Más de 100.000 ucranianos y 100.000 rusos han perdido la vida en un año, la sangre ya no quiere correr por mis venas".
Como repitieron varios participantes, "se trata de una guerra absurda; ni Putin sabe los motivos de esta guerra", y si los drones iraníes pasan a producirse industrialmente de forma masiva, la tragedia podría tener repercusiones verdaderamente inéditas. 'Está claro que importa quién gane, pero sobre todo importa cuántas personas tendrán que seguir sufriendo', reitera Čičvarkin.
Otra figura liberal, la ex diputada de la Duma de Moscú Natalia Šavšukova, cree que Ucrania ganará la guerra, a pesar de la diferencia numérica de las fuerzas sobre el terreno, porque "es más fuerte moralmente, aunque ahora hayan tenido que parar por las contradicciones de los aliados occidentales, que no saben si seguir apoyando a los ucranianos hasta el final". El temor es que la resistencia ucraniana pase a ser un tema de menor relevancia. "Ucrania está desapareciendo de las portadas de los periódicos occidentales, nos hemos acostumbrado a esta guerra", y la tarea de la oposición rusa en el exterior es mantener la atención y concientizar sobre este tema.
Natalia nos insta a no caer en la retórica política de expertos y observadores, sentados en el sofá: "Hoy, como en 1943, hay que creer en la victoria del bien sobre el mal". La opositora rusa afirma que debemos solidarizarnos sobre todo con los valientes que protestan -en Rusia y en otros países- contra la guerra, porque "todos somos responsables de lo que está pasando... es una guerra, no el campeonato del mundo". Un exponente del partido de los "libertarios", Mikhail Svetov, emigrado a Brasil, confirma que "la guerra se ha convertido ahora en una rutina... Por supuesto, formalmente se mantiene la solidaridad occidental, pero Putin espera que crezca la indiferencia".
Según Svetov, es la misma actitud adoptada en la represión de las manifestaciones de la oposición rusa desde 2011. Las autoridades esperaban que se desvaneciera el ardor de los jóvenes que apoyaban a Navalny y se alzaban contra la corrupción reunidos en plaza Bolotnaya y en los jardines del centro de Moscú. Ahora, lo que aguardan es la retirada del apoyo de Europa y Estados Unidos. Putin se prepara para lanzar todos los drones iraníes sobre Ucrania. Pero espera el momento oportuno: este es el secreto de la longevidad política del presidente ruso cuando se trata de asaltar a todos sus enemigos", recuerda Svetov.
Čičvarkin asegura que "los ucranianos no tienen ninguna intención de rendirse, sin importar cuántas ciudades e infraestructuras destruya Putin". Además, recuerda la pasión del presidente ruso por el judo, a sabiendas de que "quiere coger a todo el mundo por sorpresa, por el lado preciso, donde 20 segundos de agarre son suficientes para ganar".
El líder de la oposición "anti guerra", Kasparov, confía en la ayuda de Estados Unidos, que dará a los ucranianos las armas necesarias para resistir y atacar las bases militares que alojan misiles rusos, incluso en territorio ruso. Espera que esto no provoque el tan temido desenlace de las bombas atómicas, el momento en que Putin se dará cuenta de que está solo contra el mundo entero. Según los opositores en el exilio, la última bomba de los rusos será lanzada sobre Varsovia, el verdadero y gran enemigo histórico de Rusia.
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