Onu: Irán un ejemplo para la acogida de los refugiados afganos

Un millón de refugiados registrados en el territorio. Entre las políticas elogiadas, el decreto para el acceso a la instrucción que llevó a quince mil clases más.

Teherán (AsiaNews/Agencias)- Mientras en Europa y América la acogida de los prófugos está en el centro de los encendidos debates políticos, el Alto comisariado para los refugiados de la Onu (UNHCR) elogia el enfoque de Teherán, definiéndolo como “ejemplar”. Son casi un millón los afganos que viven en Irán, algunos desde la ocupación soviética de los años 80.

Según la UNHCR, el pasado junio Irán estaba en el cuarto puesto como país por número de refugiados, inmediatamente después de Turquía, Pakistán y Líbano. En lo específico, son casi 950 mil los afganos y 28 mil los iraquíes registrados en el territorio. “La dirigencia del gobierno iraní fue siempre ejemplar en el hospedar a los refugiados y tener abiertas sus fronteras” afirma Sivanka Dhanapala, como jefe de la Oficina iraní de la Unhcr. “Es una historia de la cual no se habla tan a menudo”.

Las Ong estiman que a la cifra se deben agregar los 2 millones de afganos no registrados.

El p. Giuseppe Moretti, contactado por AsiaNews, declara que no se sorprendió sobre la presencia de afganos de etnia hazara en territorio iraní. “hay un ligamen religioso entre los hazara e Irán, porque son chiíes. Entre las más grandes, la etnia hazara es la más pobre, por esto van hacia Irán, que tiene fama de ser un país rico”. Según la Unhcr, hazara y tagiki son el 70% de los refugiados afganos en Irán.

Dhanapala subraya la buena política de acogida en Irán, en particular el decreto de 2015 del ayatolá Ali Khamenei, que abrió las escuelas a los niños afganos, también para aquellos que no tienen documentos-decisión que exigió la construcción de un equivalente de quince mil nuevas clases. De tal modo, casi 350 mil niños afganos fueron incluidos en el sistema educativo nacional.

Muchos iraníes, probados por las difíciles condiciones económicas debido a los años de sanciones y el mal gobierno, no están tan felices de la presencia de tantos prófugos necesitados. El p. Moretti hablando de las relaciones entre iraníes y afganos, ironiza: “Hay algo así como la simpatía que puede darse en Italia entre una persona del norte con una del sur”.

“Al origen de esta acogida-continúa- es la idea de la umma, de la familia musulmana. Además, en oriente la hospitalidad es muy importante. Pero quien llega será siempre considerado extranjero”.

Muchos afganos se lamentan de ser discriminados. Teherán trata de desalentarlos del quedarse y al mismo tiempo, de reunir a aquellos sin permiso para repatriarlos. Una fuente anónima declara: “También uno como yo, que nació en Irán y vive de hace 36 años, no es ciudadano iraní y la discriminación que debo soportar en la escuela y en el trabajo es sofocante”. No obstante la gratitud, el miedo de no obtener la renovación del permiso, que dura de seis o doce meses, hace que la vida sea difícil.

“Alguna vez fui expulsado-admite un afgano sin documentos, llegó cuando tenía 14 años en los años 80- o esperas una nueva visa o vuelves ilegalmente con los traficantes. Yo nunca lo hice- es horrible”.

Otra cuestión difícil es la acusación, de algunos gobiernos extranjeros, de reclutar jóvenes afganos para combatir en Siria. Si bien se reconocen a las familias de los caídos en combate algunos privilegios especiales, Teherán niega su involucración, afirmando que aquellos que van a combatir son sólo voluntarios.

No obstante las críticas, la Unhcr y las otras Ong concuerdan en que Irán amerita más crédito de cuánto se le da.

La Onu auspicia que disminuyan las restricciones de los trabajos accesibles a los afganos y un proceso de registración formal para aquellos no documentados. Sin embargo, “en un mundo que tiene horribles historias sobre la acogida de los refugiados- dice Dhanapala-creo que Irán sea una buena noticia”.