Omán, un modelo de lucha contra el terrorismo y de libertad religiosa para los Estados del Golfo
Es la nación más segura de la región, y sus jóvenes consideran al Estado islámico como el mayor obstáculo. La conducción del sultán Qaboos ha favorecido el desarrollo de infraestructuras y del sector de la Educación, creando un ambiente impermeable a la cultura radical. El rol de mediador en las crisis locales e internacionales. Por gentil concesión de la Jamestown Foundation.
Mascate (AsiaNews) – De acuerdo a una reciente investigación estadística, los jóvenes de Omán consideran la ideología del Estado islámico (EI) como el mayor obstáculo al que deben hacer frente las naciones del Golfo (Times of Oman, 16 de abril). La investigación, llevada a cabo por la dalla Penn Schoen Berland, una de las máximas autoridades en la materia, muestra que los jóvenes del país –y consecuentemente, muchos jóvenes árabes en todo Medio Oriente- se encuentran muy lejos de la visión fanática y violenta de la organización [yihadista], que ha ido explotando de manera creciente la fragilidad de algunas poblaciones a nivel global.
A pesar de los temores en relación a la ideología violenta del Estado islámico, el pacífico Omán ha obtenido cero puntos en el Global Terrorism Index (GTI) correspondiente al año 2015. La investigación analiza cuatro factores distintos: el número total de atentados terroristas; las víctimas causadas por el terrorismo; los heridos y el monto total que suman los daños provocados a las propiedades, derivados de los ataques terroristas en el período anual considerado (Institute for Economics and Peace, 2015). Qatar ha sido otra de las únicas naciones en obtener un puntaje similar. El GTI, sin embargo, no evalúa cuántas personas fueron objeto de radicalización o han sido reclutadas para fines terroristas dentro de un Estado. Qatar ha visto a por lo menos 15 de sus habitantes enrolarse en las filas del EI, dejando a Omán el primado de ser la nación más segura entre los países del Golfo (Gulf News, noviembre de 2015). Este artículo pretende analizar las razones que han provocado el suceso de Omán, y se plantea si este Estado del Golfo, a menudo tan descuidado, puede, gracias a la guía del sultán Qaboos bin Said, volverse un modelo en lo que hace a la lucha contra el terrorismo, para los demás países miembros del Consejo de cooperación del Golfo (GCC).
Rumbo a la modernización
El sultán Qaboos subió al poder en 1970, gracias a un golpe de Estado promovido por los británicos. Su ascenso inauguró la que luego sería descripta como la “edad moderna” de Omán (Ibt, 28 noviembre 2015). Con anterioridad, la gobernación meridional de Dhofar había adoptado la ideología de corte marxista del sur de Yemen, pero la toma del poder por parte de Qaboos empujo al Estado en otra dirección. Él trabajó durante largo tiempo para modernizar el país. Dio un incentivo fundamental a las infraestructuras de la nación e hizo frente al subdesarrollo, la pobreza, las divisiones de índole étnica que eran una constante cuando estaba en el poder su padre, Said bin Taimur, obstruyendo desde la base todas las condiciones que habrían podido favorecer el ascenso del fundamentalismo. Se establecieron las bases para una reforma del sistema educativo, así como para la reunificación del norte y el sur del país, unidas bajo la égida común del Sultanato de Omán. (Country Studies, 1993).
Este tipo de reformas han creado un ambiente prácticamente impermeable a la ideología radical, incluso a pesar de la presencia de grupos militantes en los vecino Yemen y Arabia Saudita.
Más allá de las reformas económicas y estructurales, Omán sigue siendo una nación conservadora en el plano social, cuyos ciudadanos luchan para defender sus valores y tradiciones, en particular en lo referido al matrimonio y a la práctica del culto. No obstante ellos, los ciudadanos de Omán esperan una paridad en el tratamiento y una equidad en los salarios, prescindiendo del género. Por otro lado, la interferencia del Estado en la vida de los ciudadanos es limitada, en particular en cuanto concierne al ámbito laboral y a la práctica de la fe, en neto contraste con cuanto ocurre, por ejemplo, con la policía religiosa islámica (mutaween) en Arabia Saudita. El gobierno de Omán no lleva estadísticas relativas a la práctica del culto y a las creencias religiosas de la población, si bien en este caso, el no-intervencionismo en las cuestiones personales de los ciudadanos evidencia ser el resultado de una clara falta de interés en el tema (Gulf State Analytics, 17 de junio 2015).
La influencia de la yihad
En el islam que es practicado en Omán, la escuela de pensamiento dominante es el Ibadismo, una filosofía religiosa islámica que precede a las sectas mayoritarias sunita y chií, y es famosa por su tolerancia con respecto a las otras religiones. En Omán hay minorías sunitas y chiíes, pero entre ellas no existen las tensiones que se registran en otras parte del Medio oriente y del Norte de África. (Gulf State Analytics, 17 de junio 2015).
Practicada por el 75% de la población, la fe y las enseñanzas ibadíes han influido en la formación del derecho, prohibiendo el proselitismo y moderando la aplicación de la pena de muerte. El Ibadismo se refleja también en la política exterior que ha sido adoptada por Omán, que ha sumido una posición de tolerancia en el tablero global.
Entre los otros resultados de la tradición ibadí, Omán está a la vanguardia en la lucha contra la difusión de la ideología radical, promoviendo la libertad religiosa y de pensamiento, no obstante a o costa de presiones sociales y de la censura que ejerce el Estado sobre los medios (The US-Middle East Youth Network, 18 de marzo). Las opiniones sobre Dios y sobre el gobierno, y sobre el sultán Qaboos en particular, siguen siendo un tema considerado tabú, sobre todo cuando éstas son consideradas agresivas (Human Rights Watch, 2016). En el mes de mayo, un periodista de Omán fue arrestado por haber expresado sus ideas políticas, generando un debate sobre cuál es la verdadera envergadura de la libertad de palabra en el Sultanato (Gulf News, 13 de mayo).
Normas anti-terrorismo
Más allá del alto nivel de tolerancia en relación a la manifestación de la fe, Omán ha dado vida a una robusta legislación en materia de anti-terrorismo. En el mes de abril, el Consejo de la Shura aprobó enmiendas contra el reciclaje de dinero sucio y el financiamiento de actos de terrorismo (Gulf News, 4 de abril). La medida tiene la intención de obstaculizar la actividad terrorista desde su misma base, bloqueando la financiación a las actividades delictivas, y fortaleciendo la capacidad de los investigadores para golpear a los criminales. Las enmiendas prevén, asimismo, penas más severas y condenas de una duración mayor (Gulf News, 4 de abril).
La presencia de grupos extremistas violentos en las naciones del área es fuente de preocupación para los mandatarios de Omán, comprometidos en la defensa de sus fronteras. Sin embargo, la crisis en Yemen muestra que la plana de líderes de Omán prefiere actuar como mediador antes que instituir como base la utilización de la fuerza militar. Muy por el contrario, ha asumido un rol destacado en las difíciles negociaciones entre el gobierno yemenita y las fuerzas rebeldes, al igual que en los coloquios entre los Estados Unidos y los representantes Houthi en Yemen. El Sultanato ha favorecido también la liberación de los rehenes que eran mantenidos prisioneros en dicho país. (Al Arabiya, 23 de mayo).
En el plano internacional, Omán no es un sostenedor de la línea dura, y sus diplomáticos continúan jugando un rol destacado en la lucha contra el terrorismo a escala global. Una posición que ha sido ratificada recientemente, con la presencia del Sultanato en una conferencia internacional clebrada en Ginebra en el mes de abril (Time of Oman, 10 de abril).
Fundamentos estables
No obstante su posición geográfica en una región sujeta a conflictos, Omán lleva adelante diversos proyectos en el ámbito de la Educación, para fortalecer desarrollo social y mantener la integridad de sus fronteras. Esto ha permitido evitar los ataques terroristas y la radicalización de sus ciudadanos.
Los esfuerzos de modernización han ayudado a satisfacer necesidades de la población en el plano económico y social, sin desarraigar por ello a los ciudadanos de Omán de su patrimonio cultural y de su identidad. El no intervencionismo en la política exterior e interior son los lineamientos que guían cuanto se refiere al campo de la seguridad en Omán. Se ha perfilado en un rol mediador, no sólo entre las naciones del GCC, sino también para los países occidentales, haciendo de anfitrión en los recientes coloquios entre funcionarios estadounidenses e iraníes, en el contexto de las tratativas para el acuerdo en materia nuclear (Al Monitor, 29 de abril).
Si bien no todas las naciones están en grado de desarrollar de manera eficaz el rol que Omán ha ido delineando para sí mismo, el suceso de Omán en mantener una estabilidad interna, en una región tan convulsionada, debería servir de ejemplo para los demás países del Golfo.
(Por gentil concesión de la Jamestown Foundation)