Obor, la cumbre de Beijing fue un suceso por la mitad
El presidente Xi Jinping no hace distinciones entre países con los cuales quiere colaborar y pone el acento en los aspectos económicos y financieros. Pero esto no basta para dar inicio a un nuevo tipo de globalización. En las relaciones entre pueblos China debe recuperar terreno. El rol de la Wanda City, las Disneyland chinas.
Beijing (AsiaNews/Agencias)- El Fórum “One belt one road” es un suceso diplomático que se concluyó con el compromiso de poder hospedar otra cumpre internacional en 2019. A la conclusión del encuentro de Beijing casi 30 líderes mundiales han puesto la firma debajo del texto final, a la estrategia del presidente chino Xi Jinping por una nueva globalización. Son 68 los países interesados en desarrollar conjuntamente las propias infraestructuras a los largo de las nuevas rutas comerciales de la Vía de la Seda, mientras al fin de relanzar sus ligámenes comerciales entre China, Asia, África y Europa, participan países que representan casi el 40% del PIB mundial.
“No es una iniciativa para hacer nacer un club, sino para generar un círculo de amigos la más amplia posible”. Durante su visita a los EEUU, en el mes de abril, para encontrarse con su contraparte americana, el presidente Xi Jinping había auspiciado que también las relaciones entre EEUU y China pudiesen pasar por las nuevas Vías de la Seda, o sea el proyecto infraestructural a nivel global denominados Obor (One belt one road).
Un compromiso para el cual se necesitará todavía de tiempo para poder juzgar. No obstante la iniciativa haya entrado en una “nueva fase”, como bien los subrayó Xi Jinping, “y la construcción esté en pleno desarrollo”. Hay, de hecho, una serie de problemas más bien evidentes. El primero está representado por la alianza de China con Corea del Norte que con su última prueba con misiles arriesgó oscurecer el evento. El segundo nudo que hay que resolver está representado por aquellos líderes mundiales que por ahora están en la ventana. No pasó inobservada, por ejemplo, la ausencia de los EEUU, Japón y Australia. La tercera cuestión está constituida por la decisión de los países europeos que cuentan más, Francia, Alemania y Gran Bretaña, de no firmar la declaración comercial y financiera al concluirse la cumbre, a causa de la escasa transparencia.
En el comunicado final se lee que los países que subscribieron darán vía a una “Cooperación práctica en rutas, ferrocarriles, puertos, transporte marítimo y fluvial, aeronáutica, conductos energéticos, electricidad y telecomunicaciones”. Por esto China se declaró pronta para inyectar al menos 113 millardos de dólares en fondos agregados. En el mismo comunicado China declara el inicio de sociedades con algunos países de Europa, Asia, África y Sudamérica. Hay que notar que no hay ninguna referencia a los EEUU. Pero en la declaración final se limita a observar que la bienvenida china fue extendido a “otras regiones”, también hay que decir que el presidente Donald Trump nombró a Matt Pottinger, como director senior del Consejo de seguridad nacional estadounidense para Asia oriental, como jefe de una delegación americana para el encuentro de los dos días de Beijing. Mientras que un informe del New York Times, China se está moviendo tan velozmente y está pensando tan en grande que parece dispuesta a “realizar pasos falsos en breve término para obtener lo que calcula serán grandes ganancias a largo plazo”. Sin contar que “también los proyectos financieramente dudosos en países corruptos como Pakistán y Kenia que tienen un sentido solamente en la óptica militar y diplomática”.
La administración Trump evidentemente no la piensa así. Matthew Pottinger substituyó a un funcionario de nivel inferior como jefe de la delegación estadounidense. Después de que China anunciara medidas para aumentar las importaciones de los EEUU pocos días antes. No sólo. Pottinger anunció la participación a los proyectos de las empresas de EEUU solicitando licitaciones de pública evidencia y transparencia. “La transparencia garantizará que las sociedades puedan hacer ofertas en un procedimiento ecuo y que el costo de la participación a las licitaciones será remunerativo para la inversión, afirmó. Por ejemplo General Motors, Caterpillar y Honeywel han declarado que ya han concluido algunos contratos relativos a Obor y prevén nuevos suministros para las empresas de construcción e ingeniería estadounidense involucrados en el proyecto lanzado por China.
Los EEUU quieren formar parte del proyecto porque temen que la interdependencia económica entre China y los países interesados por Obor puedan crear nuevas barreras a las exportaciones y a las inversiones estadounidenses. “Exportando los estándares y las normas chinas”, subrayó la Brooking Institution, un think-tank de Washington. Por ejemplo, el desarrollo Obor de las conexiones ferroviarias de alta velocidad en el Sudeste asiático está imponiendo aceptar los estándares ferroviarios chinos, “creando obstáculos a las tecnologías de EEUU”.
Uno de los temas más interesantes relacionados con Obor se refieren a los beneficios para los países interesados al proyecto. Hasnain Malik, analista del Banco de inversiones Exotix Partners en Dubai, declaró que la iniciativa ha indudablemente mejorado el acceso al capital para los países con políticas económicas y políticas históricamente atrasadas. Sin embargo, ¿las infraestructuras construidas serán útiles para la economía de los países que las hospedarán? Y la fase de construcción. ¿creará oportunidades para los suministradores locales de materiales, trabajo y finanzas? Hay que considerar que son 50 las grandes empresas chinas de propiedad estatal, que han invertido en los 1700 proyectos de Obor en el mundo en los últimos tres años. Sin embargo hasta ahora, no obstante los objetivos declarados, China no definió aún una estrategia coherente.
¿Cómo serán involucrados estos países? Obor ¿quedará sólo como un proyecto infraestructural? Sobre esto, los chinos callan, mientras que los observadores de todo el mundo lanzan las hipótesis más dispares. Ciertamente, casi 4 años del anuncio de la iniciativa, ninguno de los proyectos previstos por China fue completado. También en el más importante proyecto chino en Europa, el ferrocarril de alta velocidad Budapest-Belgrado fue bloqueado por los reglamentos de la Unión europea. En el mundo occidental, el gobierno chino trata activamente promover ligámenes más fuertes a través de sus institutos culturales, becas de estudio e intercambios. Pero no obstante sus esfuerzos para permanecer en el ámbito asiático, Japón y Corea del Sur son más eficaces que China en el influenciar culturalmente a los jóvenes. Para China se trata de un fuerte inconveniente, porque sin fuertes ligámenes sociales y culturales es difícil persuadir a los otros sobre sus propios proyectos.
Al contrario, en Europa y en el mundo de reciente iniciaron debates sobre la necesidad de limitar las inversiones chinas, sobre la base de la reciprocidad, en cuanto las empresas extranjeras enfrentan numerosas barreras en China. Sin una visión clara sobre todo esto, que representa el así llamado soft power, China no puede aspirar a convertirse en el nuevo driver de la globalización. No obstante los EEUU hayan perdido su papeal a nivel mundial bajo la administración Trump, juzgada por los más como populista y anti-globalista.
He aquí porque China está mirando muy interesada al modelo Disney: para substituir en el imaginario colectivo el rostro de los personajes de Disney y las orejas de Mickey Mouse con el grupo de los personajes chinos Wanda. Para que la nueva globalización asuma las semblanzas de un panda.
Uno de los hombres de negocios chino, Wang Jianlin, presidente del grupo Dalian Wanda es considerado como el artífice del soft power chino sobre el cual basar la promoción a nivel mundial de Obor. Anunció la construcción de gigantescos parques sobre el tema sobre las nuevas Vías de la Seda que no tendrán nada que envidiar a las varias Disneyland en el mundo. Los primeros dos complejos de entretenimiento, llamados Wanda City, se construirán en China. Pero con cuatro proyectos en ultramar ya están depositados, “representamos ya el futuro en materia de proyectos culturales y turísticos, segundos solamente en relación con Disneyland y Universal Studio”, dijo Wang. Próximas etapas serán parís y Nueva Delhi. El millonario de 62 años, que controla también la más grande cadena cinematográfica del mundo, tiene la ambición de adquirir para convertirse en el primer parque de diversiones a nivel mundial.
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