Obligados a hacer turnos de 15 horas por 31 euros al mes, 32 tribales huyen a Manila
Originarios de Mindanao, se habían transferido a Luzón, en busca de un futuro mejor. Allí fueron tratados como esclavos, por un hombre de negocios chino sin escrúpulos. Decidieron escapar de noche. Pero no todos lograron abandonar su prisión.
Manila (AsiaNews) – Una huida desesperada y desafiando la muerte. Es la que en las primeras horas de ayer, hizo llegar a Manila a 32 agricultores tribale de etnia Lumad (foto), y entre ellos, a un bebé de 7 meses y a un niño de 4 años. Los trabajadores no son sino las últimas víctimas del tráfico de seres humanos que rige en la isla de Luzón, en el norte del país. Allí, durante dos meses fueron explotados y maltratados por un hombre de negocios chino sin escrúpulos. Quien cuenta la historia a AsiaNews es Nadja de Vera, funcionaria de la Federación de Trabajadores Agrícolas (UMA), la organización responsable de su rescate.
Ahora, el grupo se encuentra a salvo en las instalaciones de la Commission on Human Rights (CHR), un órgano independiente que, por mandato constitucional, se ocupa de investigar sobre las violaciones de los derechos humanos. Las 32 personas son oriundas de la provincia de Bukidon, en la región del Mindanao septentrional (en el sur del archipiélago filipino). En el pasado, trabajaron como “tapaseros” (jornaleros) en las plantaciones de caña de azúcar, en Busco. Buscando un futuro mejor, los agricultores aceptaron la oferta de un reclutador local, que les prometía un buen salario y un trabajo decente. Fue así que hace dos meses terminaron trabajando bajo las órdenes del ciudadano chino, Arian Hao, propietario de una gran piscifactoría en Panganisan, la provincia situada en la parte centro-occidental de Luzón.
“Hao -cuenta De Vera- se comprometió a reconocer un salario de 7.800 pesos (130 euros) al mes para sus trabajadores. Sin embargo, solo les entrega 1800 (31 euros). Se justifica diciendo que descuenta del salario los gastos por comidas. Pero eso no es todo: obliga a sus empleados a trabajar como esclavos, con turnos que comienzan a las 6 de la mañana y terminan a las 9 de la noche. Algunos se enferman. Un tribal le pide a Hao que lo lleven al hospital, pero el patrón se niega y lo golpea con fuerza en su oreja. A partir de ese momento, los Lumad comienza a pensar en fugarse”.
“Deciden escapar dos días después, en plena noche. Saltan los vallados, y cruzan decenas de metros de alambrados de púas. Muchos terminan heridos: sus piernas, brazos y ropas todavía conservan las marcas de los cortes. Pero no todos consiguen huir. Los 32 que escaparon cuentan que había 28 personas más trabajando con ellos, y que 10 se encontraban trabajando en un segundo establecimiento.
“Tras haberse alejado de su prisión -prosigue De Vera- logran ponerse en contacto con una activista veterana de la UMA, en Mindanao, que hará de conexión con Manila. La mujer les dice que permanezcan en los alrededores de una iglesia en Suwal, pero el grupo tiene demasiado miedo de ser descubierto y reportado a la piscifactoría”. Logran subir a un pullman que los lleva directo a la capital, pero no tienen dinero para pagarle al conductor. De modo que ofrecen como garantía algunos teléfonos celulares que poseen y luego de hacer seis horas de viaje, llegan a las oficinas centrales de la CHR.
“Estas personas están exhaustas y siguen traumatizadas por la la fuga”, afirma una voluntaria de Promotion of Church People's Response, que se mantiene en el anonimato por motivos de seguridad. La organización de activistas religiosos está apoyando a la UMA en sus primeros auxilios. “Estamos tratando de recoger todos sus testimonios, pero no es fácil: para algunos de ellos, el filipino es su tercera lengua. Nos están ayudando otros Lumads, que también escaparon y ahora son huéspedes de la Comisión. La solidaridad entre los tribales es conmovedora”.
La Federación de Trabajadores agrícolas ahora aguarda que el Estado inicie una investigación, para que los tribales obtengan justicia. “Hemos pedido a la CHR que defienda la causa de las 32 víctimas en las sedes del gobierno -concluye De Vera-. Mientras tanto, nos hemos dirigido a algunos parlamentarios y hemos solicitado a nuestros letrados que pongan en marcha todos los procedimientos del caso”. (PF).
