Obispos maronitas: augurios a Aoun, deseando un gobierno estable para el Líbano
En la Asamblea mensual guiada por el patriarca Räi, los prelados dieron la bienvenida a la elección del jefe de Estado, después de dos años y medio de sede vacante. En el discurso de juramento de Aoun, fue apreciado el reclamo a la “estabilidad”. Ahora el objetivo es la “rápida” formación de un nuevo Ejecutivo y una nueva ley electoral capaz de garantizar “representatividad”.
Beirut (AsiaNews/Agencias)- Los obispos maronitas han recibido con gran alegría la elección del general Michel Aoun (81 años) como 13° presidente de la República libanesa, después de dos años y medio de sede vacante. Ahora el objetivo, agregan los prelados, es la “rápida” formación de un gobierno “eficiente” que sea capaz de enfrentar y resolver los viejos problemas -crisis económica, punto muerto institucional, terrorismo interno, guerra en las fronteras y acogida de los refugiados- que afectan al país de los Cedros.
En la Asamblea mensual, que se desarrolló ayer en la sede del patriarcado maronita en Bkerké bajo la presidencia del Card. Beshara Räi, los obispos destacaron los esfuerzos comunes de todos los partidos para llegar a la elección de Aoun.
En el discurso inaugural del flamante jefe de Estado, los prelados apreciaron la referencia "a la estabilidad” política, económica, administrativa y social. Un elemento esencial, agregan, para el crecimiento del Líbano. Entre los objetivos, prosiguen, es también fundamental la aprobación de una nueva ley electoral que éste en grado de asegurar la “representatividad” de todos los componentes del país.
En el documento publicado al concluirse el encuentro, los obispos maronitas recuerdan la “fase crítica” atravesada por la nación, que representa una “enorme responsabilidad” para el nuevo jefe de Estado y el futuro Ejecutivo. Los prelados también hacen un llamado “a la unidad” en un momento crítico de la historia, no sólo del Líbano, sino de todo el Oriente Medio.
Por último, la Asamblea auspicia que, después de dos años de inestabilidad, ahora pueda abrirse una “fase” en la cual los esfuerzos se concentren en las “actividades de la vida de todos los días” y que sean preparados todos los medios para que los libaneses “puedan ganarse el pan cotidiano”. Los ciudadanos, concluyen los prelados, sólo piden poder vivir en una nación “digna de sus aspiraciones”, en una patria “que les evite tener que ir a buscar a otra parte las condiciones para vivir y trabajar en plena dignidad”.
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