Obispos de todo el mundo: por fin, la bomba atómica es ilegal, además de inmoral
Documento sobre la entrada en vigor del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares. El estímulo del Papa Francisco para "promover las condiciones necesarias para un mundo sin armas nucleares, contribuyendo al avance de la paz y la cooperación multilateral." Declaración conjunta de los obispos de Hiroshima y Nagasaki contra la teoría de la disuasión.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – "La peor de todas las armas de destrucción masiva ha sido juzgada durante mucho tiempo como inmoral. Ahora, finalmente, también es ilegal". Lo escriben los obispos católicos de todo el mundo, al comentar la entrada en vigor ayer, en el seno de la ONU, del Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), aprobado en 2017, que convierte en ilegal el uso, amenaza, posesión y emplazamiento de armas atómicas".
Es alentador, escriben, que "la mayoría de los Estados miembros de la ONU apoyen activamente el nuevo tratado mediante la adopción, las firmas y las ratificaciones" y que las encuestas muestren que la opinión pública está convencida de que las armas nucleares deben ser abolidas.
El Papa Francisco también se había referido a la entrada en vigor del Tratado el miércoles, destacando que "se trata del primer instrumento internacional jurídicamente vinculante que prohíbe explícitamente estas armas, cuyo uso indiscriminado repercutiría en un enorme número de personas en poco tiempo y causaría daños duraderos al medio ambiente." "Animo encarecidamente a todos los Estados y a todas las personas a trabajar con determinación para promover las condiciones necesarias para un mundo sin armas nucleares, contribuyendo al avance de la paz y la cooperación multilateral que tanto necesita hoy la humanidad", añadió el pontífice.
El tratado, adoptado por 122 países en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2017, había sido ratificado por 50 países a finales de octubre, lo que permite su entrada en vigor 90 días después de la 50ª firma.
Faltan, sin embargo, las firmas de las potencias nucleares -Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Gran Bretaña, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte- y también la de Japón, único país afectado por un arma nuclear, que se ha negado a firmar el tratado, precisamente porque su eficacia es dudosa sin la participación de las potencias nucleares.
Cabe recordar las observaciones de mons. Paul Richard Gallagher, Secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados, en una reciente entrevista con Vatican News, "Por un lado, nos preocupa que las potencias nucleares parezcan alejarse a menudo del multilateralismo en el ámbito nuclear y en la mesa de negociaciones, como lo demuestra una cierta erosión de la arquitectura de las armas nucleares destacada por el abandono del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), el debilitamiento del JCPOA (Plan Integral de Acción Conjunta) iraní, la incertidumbre sobre el futuro del mencionado START, y el creciente gasto militar no sólo en el mantenimiento sino también en la modernización de los arsenales nucleares. Por otro lado, debemos estar motivados y ser proactivos, manteniéndonos firmes en nuestros esfuerzos para trabajar por el desarme nuclear y la no proliferación. La promoción y aplicación del TPAN y la 10ª Conferencia de Revisión del TNP, prevista para agosto de este año, son dos claras oportunidades para avanzar hacia un mundo sin armas nucleares".
En este sentido, en una declaración conjunta difundida ayer, los obispos de Hiroshima, monseñor Mitsuaki Takami, y de Nagasaki, monseñor Mitsuru Shirahama, califican el Tratado como "la medida más eficaz para la abolición de las armas nucleares", pero, añaden, "hay un último gran obstáculo que debe ser superado" y es el de la teoría de la disuasión que sitúa a países como Japón bajo el llamado paraguas nuclear. "Como obispos católicos y ciudadanos japoneses de las ciudades bombardeadas, compartimos la confianza del Papa Francisco en que un mundo libre de armas nucleares es posible y necesario 'para proteger toda la vida'. Todos, incluidos los de las naciones con y sin armas nucleares, deben unirse para participar en la consecución de un mundo libre de semejantes armas. Muchos países han ratificado el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares y renovamos nuestro compromiso de rezar para que los países con armas nucleares también lo ratifiquen, lo que llevará a la plena aplicación del tratado".
Y no sólo eso. Como señaló Monseñor Gallagher, "es necesario intensificar los esfuerzos para contrarrestar las presiones contra el multilateralismo y superar la dinámica de la sospecha y la desconfianza. La correcta aplicación de estos instrumentos es, de hecho, un paso fundamental en el "camino" hacia un mundo libre de armas nucleares. Hay, pues, otro aspecto significativo que requiere este "camino"; un aspecto que está plenamente reconocido en el TPAN: la importancia tanto de la educación para la paz y el desarme en todos sus aspectos, como de la concienciación sobre los riesgos y las consecuencias de las armas nucleares para las generaciones presentes y futuras; estos dos aspectos no pueden subestimarse: La educación y la sensibilización representan también otras dos piezas importantes que contribuyen a componer el mosaico de un mundo libre de armas nucleares. Requieren un compromiso, con iniciativas significativas destinadas a promover una cultura que rechace estas armas, una cultura de la vida y de la paz, una cultura del cuidado". (FP)
17/12/2016 13:14
01/09/2021 15:28