Obispo filipino: la cuarentena, un tiempo para redescubrir a Dios, y no para ‘embriagarse con Netflix’
Mons. Santos subraya que el aislamiento forzado es una ocasión para profundizar en el conocimiento del Señor. El ayuno y las privaciones son gestos de sacrificio importantes en estas semanas de Cuaresma. La arquidiócesis de Cebú abre el centro del Congreso Eucarístico para alojar a los pacientes enfermos de Covid-19. Crece el número de contagios en el archipiélago.
Manila (AsiaNews/CBCP) - Debido a la pandemia de Covid-19, en las Filipinas, al igual que en gran parte del mundo, la gente se ve obligada a permanecer en casa. En esta cuarentena obligada, este tiempo puede ser usado para re-conectarse con Dios, y no solo para “embriagarse con la televisión o con series de Netflix por streaming”. Es lo que subraya Mons. Ruperto Santos, obispo de Balanga, la ciudad cabecera de la provincia de Bataan, en la región del Luzón central. El prelado invita a los fieles a aprovechar este tiempo de aislamiento forzado para profundizar en el conocimiento del Señor a través de la lectura de la Biblia.
Las personas, y especialmente los más jóvenes, debieran reducir el tiempo que pasan en las plataformas on-line y en las redes sociales, privilegiando la lectura de libros que puedan fortalecer el espíritu. “El hecho de tener tanto tiempo libre en estos días - explica el prelado - nos da la posibilidad de dedicar una parte considerable a Dios… y no solo a los programas de televisión favoritos”.
Observar el ayuno o abstenerse de algo que agrada es un gesto de sacrificio importante en este período de Cuaresma, además de ser una de las tradiciones cristianas más importantes. El aislamiento forzado debido a la emergencia por coronavirus, agrega el obispo, “llega a propósito en este tiempo de sufrimiento y auto-control”.
“Quedarse en casa - prosigue Mons. Santos - es un tiempo que se nos concede para experimentar lo que Jesús vivió en el desierto, sumido en momentos de soledad y oración”. “Dediquemos los días de Cuaresma que quedan - concluye - a purificarnos y a ofrecer nuestras obras de caridad y devoción a Dios, y entre todos ayudemos a los que están pasando situaciones de necesidad”.
Para responder a la crisis desatada por la pandemia, la Iglesia filipina ha organizado una serie de iniciativas de caridad. Una de ellas es la decisión de la arquidiócesis de Cebú, de abrir el centro donde se lleva a cabo el Congreso Eucarístico Internacional (IEC). El lugar será utilizado para alojar a las personas que muestren síntomas de coronavirus y no puedan garantizar su aislamiento entre las cuatro paredes de su casa. Más conocido como IEC Pavillon, la estructura será una de las “áreas de primera respuesta” en lo que compete a la atención de los pacientes en cuarentena afectados por el Covid-19.
Según se informa en un comunicado de Caritas Cebú, los edificios de la Iglesia “abren sus puertas gracias a la generosidad y la participación de un grupo de personas, para convertirse en un paraíso de sanación, cuidado y esperanza”. “El edificio - prosigue la nota- , que alojaba los seminarios sobre la Eucaristía, se convertirá en un lugar donde se tornará concreto el gesto de partir el pan de cada día y compartirlo con los necesitados, en este tiempo de pandemia”. El seminario de San Carlos será usado como una zona de “depósito” donde colocar el stock de medicamentos y equipamiento. La asistencia y la obra de la Iglesia se centrará particularmente en los más pobres y necesitados.
Según los datos más actuales, en el archipiélago filipino el número de personas contagiadas asciende a 2311. Los muertos por Covid-19 suman 96, y las personas oficialmente recuperadas, 50. De los 2165 casos activos, solo uno presenta un cuadro crítico. Sin embargo, los expertos advierten que los números están en aumento y que la situación podría agravarse en las próximas semanas.
