Obispo de Taskent: La misericordia de Dios también toca los corazones de los niños

Mons. Jerzy Maculewicz es el administrador apostólico de Uzbekistán. Los fieles locales se han unido a la fiesta del Sagrado Corazón para una conferencia de tres días para profundizar el tema del Año Jubilar. En los grupos de trabajo han surgido testimonios de perdón y penitencia personal. Representaciones teatrales de textos del Evangelio; un almuerzo conjunto con los fieles luteranos.

Taskent (AsiaNews) - La misericordia de Dios es grande, "ya que también toca los corazones de los niños". Lo dice a Asianews Mons. Jerzy Maculewicz, administrador apostólico de Uzbekistán, al comentar la celebración de la fiesta de la Catedral del Sagrado Corazón de Jesús de Taskent, que durante el Año jubilar ha tenido como tema la misericordia de Dios. Los católicos se reunieron en Taskent para los festejos y contaron sus historias personales de perdón y reconciliación. Entre ellas, una ha golpeado en particular al obispo: la reacción de un niño de ocho años, que escuchando los testimonios de los fieles pidió perdón por ofender a un amigo. Porque, dice el obispo, "no sólo debemos preguntarnos cómo estamos experimentando la misericordia de Dios en nosotros, en nuestras vidas, sino también cómo podemos ser misericordiosos con los demás y perdonar el daño grave".

Las celebraciones se llevaron a cabo a mediados de junio en las instalaciones de la catedral. Aquí se encontraron cerca de 350 personas, básicamente toda la comunidad católica de la capital y de las parroquias vecinas. Los fieles participaron en tres días de conferencias y talleres. A diferencia de años pasados, dice Mons. Maculewicz, "hemos decidido organizar no sólo los encuentros, sino también grupos de trabajo con el fin de permitir un verdadero intercambio de experiencias".

El objetivo de los grupos más pequeños, dice el director, "es permitir que la gente abra sus corazones de modo sincero y que puedan hablar abiertamente de la forma en que se enfrentan a este Año de misericordia. Han surgido numerosos episodios de la reconciliación y de penitencia personal. Esto ocurre cuando - a través de la misericordia - podemos experimentar la plenitud de la alegría, que puede hacer superar incluso los problemas más grandes".

El tema de los trabajos, la misericordia, fue también "representado por las cinco comunidades que conforman la capital. Antes de cada reunión, cada uno ha representado una etapa de la misericordia de Jesús narrada en los pasajes del Evangelio, como la del Buen Pastor o la parábola del buen samaritano".

Antes de los actos litúrgicos, que han acompañado todas las sesiones de trabajo, también ha habido momentos reservados a la confesión de los fieles. Fue durante uno de esos momentos que se acercó un niño de ocho años: "Me preguntó si podía confesarse, aunque todavía no había recibido el sacramento de la Confesión. Le expliqué que no podía admitirlo, pero si podía oír el motivo de su angustia y tratar de ayudarlo. En ese momento me contó que había hecho mal a otro niño y se sentía muy arrepentido por su comportamiento".

Al final de las fiestas, hubo un almuerzo a base de "plov", el plato tradicional del lugar, cocinado con arroz y cordero. Los católicos de la capital invitaron a las festividades del último día - la liturgia y el comedor común - a los luteranos de la iglesia cercana, "que estaban muy felices de unirse a nosotros".