Obispo de Niigata: La paz de los cristianos sea la paz de Japón, tentado por los armamentos
Niigata (AsiaNews)- La paz de la cual hablan los políticos japoneses “es diversa de la paz como la entienden los cristianos. Nosotros queremos que el país no pierda su vocación pacifista y queremos evitar las instrumentalizaciones futuras. Por esto nos critican”. Es el sentido del mensaje enviado a AsiaNews por mons. Tarcisio Isao Kikuchi, obispo de Niigata, después de la campaña armada por algunas franjas de la derecha japonesa contra la Iglesia católica.
Al centro de la polémica está el Mensaje por el 70° aniversario de la finalización de la II Guerra mundial publicado en marzo de 2015 por la Conferencia episcopal japonesa. En el texto, los obispos piden al gobierno frenar la reforma que quiere eliminar el concepto de no beligerancia de la Constitución. La polémica llegó hasta sobre las páginas de los periódicos nacionales, normalmente poco atentos a las cuestiones católicas: hasta el Asahi Shimbun, quizás el cotidiano más leído del país, publicó un artículo aparecido en la edición de ayer. A continuación publicamos el texto integral del comentario firmado por el obispo Kikuchi (traducción en italiano curado por AsiaNews).
El mensaje de los obispos japoneses es un pedido al pueblo de Japón, para que no abandone el ideal de la paz, que es digno de gran respeto y que está prescripto por la Constitución emanada después de la II Guerra mundial.
Es un hecho que Japón pudo mantener su existencia pacífica por 70 años, sin ninguna involucración en combates, gracias al Tratado de seguridad con los EEUU. Y todos saben que promulgar una constitución hecha sólo por japoneses fue la prioridad de la agenda política del partido Liberal democrático (Pld) que estuvo en el poder por muchos años, con la sola excepción de un breve período después de la guerra. Los miembros del Partido consideran a la Constitución actual como impuesta por la fuerza de ocupación.
De hace un cierto período de tiempo, una parte considerable de la población japonesa inició a pensar que Japón no fuese un país del todo maduro, visto que la Constitución prohíbe el ejercicio del poder militar y que para convertirnos en un “país normal”, Japón debería cambiar su Constitución y permitir el ejercicio de la fuerza militar para resolver los conflictos internacionales con los otros países, pero entendido como “auto-defensa” y no como maniobra agresiva.
Yo creo que aquellos que ahora quieran comprometer a Japón en una guerra sean la extrema minoría de la población. Creo que el presidente Abe se considere un político realista que quiere simplemente hacer de Japón un “país normal” con un poder militar “normal” y no pienso que quiera llevar a Japón a una guerra verdadera y propia.
Sin embargo, lamentablemente, creo que le falte imaginación sobre el futuro del país. Abe no estará en el poder en los años que vendrán. Un día, probablemente dentro de 2 o 3 años, él dimitirá y algún otro saldrá al poder. No hay ninguna garantía que el Pld permanecerá para siempre en el poder. Por esto, el sistema debe definir en modo claro la identidad nacional, sin dejar espacio a interpretaciones facciosas. Una terminología vaga, que permita cualquier tipo de interpretación, debe ser evitada.
Por ejemplo, la política de seguridad de Abe está definida “proactivo contribución a la paz”. Él garantiza que esto no significa en algún modo un progreso de tipo militar. Podría ser verdadero, pero ¿quién conoce el futuro? Como todos sabemos, la Constitución actual fue interpretada más veces en modo de favorecer las políticas del gobierno y para permitir a las fuerzas de autodefensa reforzarse. Ahora esas pueden ser colocadas fuera de Japón, pero sólo para operaciones de paz bajo el control de la Onu. Japón pudo estar afuera de los combates en acto sólo gracias al ideal bien definido de la Constitución, que en el art.9 fue considerado por nosotros un muro de protección de la paz y por los “realistas” un obstáculo.
Nosotros sólo queremos que el pueblo japonés se recuerde de deber ser evangelizador de la paz en este mundo. No debemos abandonar este ideal. Al mismo tiempo, queremos también difundir la definición de la paz que da la iglesia. No estamos hablando sólo de paz como “no guerra”, pero estamos hablando de esto: “La paz en el mundo, la cual es pedido por el respeto y el desarrollo de la vida humana, no es simple ausencia de la guerra o equilibrio de fuerzas contrastantes, pero es “la tranquilidad del orden” (S. Agustín), “fruto de la justicia” (Is 32.17) y efecto de la caridad. La paz terrena es imagen y fruto de la paz de Cristo” (Catecismo de la Iglesia católica, compendio, 481).
Nuestro mensaje de paz está escrito en un lenguaje político sino aquel del cual estamos hablando es un poco diverso de aquello de lo que hablan los políticos y la gente. Usamos el mismo término “paz” pero, creo, la definición que damos nosotros del término es bien diversa y esto no fue todavía comprendido ´por la gente común. He aquí porqué recibimos duras críticas por parte de los políticos con mente “realista”.
29/08/2020 11:22