Obispo de Mindanao condena las violencias de la guerrilla comunista
Manila (AsiaNews/Agencias)- Con un duro (e inusual, al menos hasta ahora) la intervención de mons. José Cabantan, obispo de Malaybalay- capital de la provincia de Bukidon, en Mindanao- condenó el asesinato del intendente de Impasiug-ong Mario Okinlay. Por la primera vez un prelado filipino interviene en la lucha violenta perpetrada de hace decenios por el Nuevo Ejército Popular- un grupo paramilitar del Partido comunista local- subrayando que la diócesis está en contra de "la violencia como medio para alcanzar objetivos de paz y justicia (social"
"Condenamos la muerte del intendente Mario Okinlay- continúa el obispo, en una nota enviada a MindaNews- y todos los homicidios extra-judiciales que se verifican en nuestra diócesis". Él agrega que sólo Dios "es dueño de nuestras vidas" y nadie tiene el derecho de "privar de la vida a otro".
La semana pasada los vértices del Nuevo Ejército Popular (Npa), organización activa ya de finales de los años 60 y considerada una organización terrorista por el gobierno de Manila, por Washington y por la Unión europea, admitieron la responsabilidad en la muerte de Okinlay. En un comunicado oficial, el vocero de la división centro septentrional Npa de Mindanao subrayó que el intendente fue asesinado "por sus actividades contra-revolucionarias" con el pretexto de dar vida a proyectos "de paz y desarrollo".
El administrador fue asesinado el 2 de julio pasado, durante una operación de guerrilla del movimiento rebelde, cayendo bajo los disparos de un franco tirador.
Durísima la respuesta de mons. José Cabantan (en la foto), que frente a una lógica de violencia y terror relanza el deseo de vivir en un lugar en el cual "no se tenga miedo de caminar por las calles de noche y donde sea posible dormir en paz". Él agrega que "no habrá jamás justicia y paz, hasta que no conozcamos la paz y la justicia en el corazón". Retomando las palabras del Papa Francisco, el prelado acusa a cuántos continúan a realizar lógicas de violencias y conflictos, haciéndose guiar por "ídolos e intereses personales". El obispo invita a no perder la esperanza y a continuar un método de lucha, "no violento".