Obispo de Faisalabad a religiosos: vuestro trabajo es modelo de bienestar espiritual y temporal
Karachi (AsiaNews) - La vida consagrada “enraizada profundamente en los ejemlos y enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espíritu. Con la profesión de los consejos evangélicos los rasgos característicos de Jesús -casto, pobre y obediente - adquieren una ‘visibilidad’ en medio del mundo”. Citando la Exhortación Apostólica post-sinodal Vida Consagrada del Santo Padre Juan Pablo II, Mons. Joseph Arshad, obispo de Faisalabad (Pakistán oriental), dio la bienvenida a los religiosos de la diócesis (v. foto) para las celebraciones dedicadas al Año de la Vida Consagrada.
El obispo les agradeció por el trabajo desarrollado a nivel local. Continuando con la cita de la Vida Consagrada, mons. Arshad dijo: “A lo largo de los siglos nunca han faltado hombres y mujeres que, dóciles a la llamada del Padre y a la moción del Espíritu, han elegido este camino especial de seguimiento de Cristo, para dedicarse a Él con el corazón ‘indiviso’. Ustedes y yo verdaderamente hemos sido benditos por haber sido llamados por Nuestro Señor Jesucristo a ser su pueblo consagrado, hijos e hijas especiales de nuestro Padre celeste”.
El prelado elogió a los presentes por “su precioso apostolado en la educación, en la salud y en el trabajo pastoral, fortalecido por vuestro carisma para el bien de la diócesis, frente a los múltiples desafíos que hoy uds. afrontan”. Él tuvo que subrayar cómo, desde el momento de su toma de posesión, pudo gozar de la colaboración de las órdenes religiosas, tanto que su presencia representa para él un “estado eufórico de nirvana” y un “modelo de bienestar espiritual y temporal” para los fieles. “¡Ustedes son hijos de Dios! Pródigos de amor, dotados de gracia, testigos de misericordia y rebosantes de esperanza!”, los ha definido.
Mons. Arshad ha recordado que los religiosos de Pakistán han sido consagrados para proclamar la Buena Noticia de Nuestro Señor Jesucristo “en un territorio atormentado por las amenazas del terrorismo y del extremismo[como los atentados contra dos iglesias cristianas de Lahore en marzo pasado - ndr], con un gobierno débil por la injusta distribución de los recursos , por un sistema judicial lento , corrupto y costoso. Leyes discriminatorias contra las mujeres y las minorías con piedras demasiado pesadas para estos miembros desfavorecidos de la sociedad en el camino hacia la paz y la coexistencia”.
El prelado continuó subrayando la condición de pobreza en la cual vive la mayoría de la comunidad cristiana. Un número elevado de fieles posee de hecho un bajo nivel de alfabetización: esto lo obliga a desarrollar trabajos miserables, que no consienten el acceso a la educación de sus hijos o a mejorar las oportunidades de trabajo para sí mismos de modo que les permita salir de su situación de atraso. Y lo que es peor - según el prelado- es que a menudo esta vida de penurias los lleva a abandonarse al alcoholismo y a las sustancias estupefacientes, sumando más miseria a las familias y a los hijos”.
Mons. Arshad ha querido poner en guardia frente a la proliferzación de las iglesias [protestantes] “que crecen como hongos” y de la multiplicación sin descanso de “pastores que se auto-proclaman tales, obispos que se las arreglan solos y ministros sponsoreados desde el exterior que crean irreparables divisiones entre los cristianos”. “Las personas que tienen una fe superficial son seducidas con facilidad por el encanto de su curación”, advierte, sosteniendo que tales guías auto-proclamados están llevando a la deriva a los jóvenes perezosos, desempleados y no calificados.
El obispo se pregunta cuál sea el rol de la Iglesia Católica en este escenario, si existe la necesidad de revisar los métodos con los cuales operan los consagrados. “Nosotros debemos reflexionar y actuar antes de que sea demasiado tarde”, es la respuesta. “Tal vez interpretando los signos de los tiempos, debemos cambiar nuestra formación, pasar revista de nuestros estilos de vida personales, y renovar nuestro compromiso y examinar el modo con el cual nos relacionamos con los fieles”.
Pero este cambio, sostiene el obispo, necesita de paciencia y benevolencia. “Porque llegará el tiempo -concluye citando la Segunda Carta a Timoteo- en que los hombres no soportarán más la sana doctrina sino que por el contrario, llevados por sus inclinaciones, se procurarán una multitud de maestros que les halaguen los oídos, y se apartarán de la verdad para escuchar cosas fantasiosas. Tú, en cambio, vigila atentamente, soporta todas las pruebas, realiza tu tarea como predicador del Evangelio, cumple a la perfección tu ministerio.”
23/12/2015