Obispo auxiliar: A través de la educación, relanzar Bagdad como modelo de arte y cultura
Bagdad (AsiaNews). "La Bagdad bella, limpia y abierta que es parte de mis recuerdos (de mi pasado) es muy distinta de la realidad de hoy". Había un tiempo en el cual la capital iraquí era un "centro de arte, música y diversión, una Bagdad segura, humana y libre: éste es el recuerdo que tenemos. Y es muy distinta de la situación actual, caracterizada por la pobreza, la miseria, la inseguridad, la suciedad y la violencia". Es cuánto afirma a AsiaNews, mons. Saad Sirop Hanna, obispo auxiliar de Bagdad, que confirma los resultados surgidos de una investigación de Mercer consulting group, ente de investigación estadounidense con base en N. York. El estudio toma en examen la cualidad de vida en 239 ciudades del mundo, utilizando parámetros cuales la estabilidad política, crímenes, contaminación; Bagdad se coloca en el último lugar, superada hasta por la capital de Haití, Port-au-Prince y Bangui, capital de la república centroafricana, martirizada desde hace tiempo por una guerra sanguinaria.
Considerada hasta los años 70 como un modelo para todo el mundo árabe, después de decenios de conflicto se transformó en una realidad de pesadilla para la población civil, indefensa frente a los estragos terroristas y criminalidad común. Una verdadera y real caída en desgracia para aquella que un tiempo era para todos los efectos un centro cultural, económico y político para Oriente y Occidente. Atentados cotidianos, falta crónica de agua potable y electricidad, un sistema de cloacas al punto de quiebra, desocupación y corrupción alarmante, secuestros a fines extorsivos, son éstos algunos de los muchos factores de la crisis.
En un tiempo fue también un centro multi-étnico y cultural, capaz de garantizar la acogida a musulmanes, cristianos, hebreos y muchos más. Pero la realidad ha cambiado y siglos de cultura y convivencia parecen un recuerdo del pasado. En el ilustrar las razones de su decadencia, la reflexión del obispo auxiliar fue muy lúcida, a la vez que amarga y no ahorra a ninguno. El declino de Bagdad, explica, "es culpa nuestra, pero también de todo el mundo. Es culpa de los americanos, que han usado la fuerza y con ella han derrocado un régimen, pero también un orden y una moralidad a muchos".
La caida la dictadura de Saddam Hussein en 2003, los sucesores han fundado "un Irak sobre principios equivocados: dividido, étnico, inhumano". "Es nuestra culpa- agrega mons. Hanna- porque no estábamos a la altura de los desafíos y no estábamos preparados para esto. Pero también es culpa de un mundo, en el cual la voz fuerte es la que domina y decide el destino de los otros". Y también la religión tiene su parte de culpa, porque "no supo dar o crear una unidad humana a nuestro Irak", hoy dividido por confesiones religiosas y grupos étnicos de pertenencia. |
Para el auxiliar a Bagdad para las elecciones del mes próximo no ofrecen grandes prospectivas, si bien algunos desean "cambios tangibles, porque todos nosotros estamos cansados de la violencia y de la inseguridad", mientras otros temen un aumento de las violencias. Según el prelado, para relanzar la vida económica, artística y cultural es necesario "cambiar la ideas, la mentalidad" de la población. "La democracia es cultura- agrega- por esto de debe partir de la educación y la instrucción".
Mons. Saad Sirop Hanna, recuerda al final el rol de los cristianos, que siempre han dado una "gran contribución a la historia civil de Irak". "Hoy debemos concentrarnos en la educación y en ser ejemplo" recuerda el prelado. "Su apertura debe ser- concluye- un factor de pensamiento para el otro. Deben trabajar con el otro, con coraje y abnegación", esperando que este modelo positivo se convierta ese mismo en factor de "cambio" para los otros.
En abril se tendrán las elecciones legislativas y la población teme que crezca la violencia y haya un incremento de atentados. Desde la caída de Hussein, el 2013 para Irak fue un año de los más cruentos, superando también las violencias de terrible bienio 2006/2007. Y las estimaciones del gobierno confirman que los estragos continúan: en el solo mes de febrero de 2014 fueron asesinadas más de 1000 personas en ataques que eran objetivos shiítas o gubernamentales. Quien sufrió las consecuencias fue también la comunidad cristiana: antes de la invasión americana y de la caída del Rais, los fieles eran más de 1 millón, mientras que hoy según estimaciones recientes, son apenas 300 mil.