Nursultán, aplazan la deportación de dos kazajos a China
Murager Alimuly y Qaster Musakhanuly fueron procesados por cruzar la frontera con Kazajistán. En caso de ser restituidos a China, podrían ser sometidos a las persecuciones en los campos de detención de Xinjiang, donde ya estuvieron recluidos anteriormente.
Nursultán (AsiaNews/Agencias) – Un tribunal de Kazajistán resolvió aplazar la deportación de dos hombres de origen kazajo, que escaparon de China en octubre del año pasado. Los imputados son Murager Alimuly y Qaster Musakhanuly. Su proceso, planeado para el 6 de enero en la ciudad de Zaisán, fue aplazado gracias a las presiones de los activistas, que claman por su liberación para evitar que regresen a los campos de detención en la región autónoma china del Xinjiang.
Los dos hombres se encuentran en prisión, acusados de haber cruzado de manera ilegal la frontera con Kazajistán. Ambos solicitaron el asilo político ante las autoridades de Nursultán, para huir de las persecuciones padecidas en el pasado reciente. Musakhanuly, de 30 años, pasó cinco años en uno de los centros que las autoridades de Beijing definen como “de reeducación”, en Xinjiang. Alimuly, de 25, fue sometido a un interrogatorio en China, y debía ser trasladado a un campo.
Cientos de activistas han organizado protestas y manifestaciones en la capital y en Almaty, en apoyo de los dos arrestados. Luego de escuchar los testimonios, la jueza, la Dra. Shynar Ospanova, decidió aplazar el debate hasta el 21 de enero. El abogado de la acusación, Lazzat Akhatova, presentó una moción de desconfianza contra la magistrada, por considerar que el motivo del aplazo es “inadecuado”.
En la región china del Xinjiang, los kazajos representan el segundo grupo étnico más numeroso después de los uigures. El territorio autónomo también aloja un importante número de kirguisos, tayikos y huis. Para todas estas minorías étnicas, la religión predominante es el islam. Beijing las acusa de separatismo y terrorismo, justificando de esta forma una férrea política de control militar.
En más de una oportunidad, la ONU ha solicitado visitar el Xinjiang para verificar los abusos contra los detenidos, y en particular contra los uigures. Se acusa a China de haber encerrado a cuando menos un millón de uigures contra su voluntad, para someterlos a un lavado de cerebro y debilitar su apego a la fe islámica, por considerar que dicho credo es una “radicalización”.
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