Novikov, el "censor supremo" de la cultura Putin

de Vladimir Rozanskij

Un director de ópera de 47 años se ha encargado, por su lealtad a la causa, de dictar las nuevas normas para los artistas rusos. Con el apoyo del Kremlin, ha puesto en marcha un gran proyecto de "contenido patriótico" para producir películas y series de televisión, pero también videojuegos y aplicaciones para hacer guiños al mundo de la juventud.

Moscú (AsiaNews) - Entre los numerosos ideólogos y propagandistas de la Rusia de Putin, que luchan perpetuamente contra los "agentes extranjeros" y tratan de defender los "valores tradicionales", ocupa un lugar particularmente importante Serguei Novikov, de 47 años, un director de ópera poco conocido, pero mucho más conocido como director de la Administración de Proyectos Sociales de la presidencia de la Federación Rusa, encargada de establecer las nuevas reglas de la cultura rusa.

La palma de "censor supremo" se la llevó Novikov, defensor de la libertad de expresión en los años 90, con motivo de un concierto sensacional: en el 80 aniversario del sitio de Leningrado, Novikov organizó la puesta en escena del Réquiem de Verdi para la actuación del coro de la Filarmónica de Moscú. En el momento final de Libera me, en lugar de la clásica evocación de los nazis en Berlín, se proyectó una película del Euromaidán en Kiev, en la que la demolición de monumentos soviéticos sustituía a una hoguera de libros. La escena causó tal impresión que muchos espectadores abandonaron la sala, e incluso el director de orquesta Dmitry Jurovsky se declaró "desconcertado" por la película, de la que no había sido informado.

Novikov comenzó a mostrar su rostro como el "martillo de los herejes" poco después de la invasión rusa de Ucrania, cuando muchos artistas y músicos rusos firmaron un llamamiento contra la guerra, publicando en las redes sociales mensajes con el cuadrado negro, otro símbolo del arte ruso. Entonces, el director de proyectos culturales inició una serie de reuniones y asambleas extraordinarias, iniciando una repulsa masiva en el mundo de la cultura. Quienes no quisieron abstenerse de comentar las acciones bélicas pronto fueron expulsados de todo.

Muchos comparan a Novikov con Jakov Agranov, un ejecutivo de los servicios de inteligencia del Nkvd que bajo Stalin supervisó la represión de la "intelligentsija creativa", empezando por Vladimir Majakovsky y su movimiento futurista. Según quienes le conocen, Novikov es muy vanidoso y se presenta con smoking en todos los actos, en busca de reconocimiento por su "elevado papel" en la dimensión actual de la cultura rusa.

Actuando bajo la dirección de uno de los más estrechos colaboradores de Putin, el ex primer ministro Sergei Kirienko, fue el propio Novikov quien, por iniciativa propia, dio a conocer a los medios de comunicación los "resultados del análisis" del envenenamiento de Aleksej Naval'nyj en 2020, según los cuales no había "nada sospechoso" en la sangre del opositor. Desde entonces, interviene a menudo en público para reprender en tono aparentemente bonachón y amistoso a todos los escritores y artistas "desviados", que luego acaban en los lagers o en el extranjero.

Junto con Kirienko, el funcionario puso en marcha un gran proyecto de "contenido patriótico" para producir películas, series de televisión, videojuegos y otras aplicaciones, en el que participa su hija Ksenia, de 25 años, con el fin de captar las preferencias del mundo juvenil. Junto con varios sacerdotes ortodoxos, en particular el protosacerdote Aleksandr Tkačenko, creó la fundación "El Círculo del Bien" para actividades benéficas, especialmente en el sector sanitario, y participa en el consejo de la asociación Dialog, especializada en noticias falsas contra Ucrania y dependiente del Ministerio de Defensa.

En una de sus últimas entrevistas de los últimos días, Novikov explicó que no desarrolló su carrera de cineasta como le hubiera gustado: "Tuve que alimentar a los niños e intenté encontrar un trabajo normal". En cambio, hoy tiene que "comunicarse constantemente con directores, actores, realizadores y todos los demás actores del mundo del espectáculo", simplemente como "director o productor", permaneciendo así en el mundo de su profesión artística, pero "al otro lado de la barricada". La que él mismo levantó, y tras la cual desentierra con sus prismáticos infalibles todas las "presas culturales" de su ininterrumpida caza de brujas.