No olvidar el ‘drama’ de Siria, el pedido del Papa en el sínodo greco-melquita
El Pontífice recibió hoy a miembros de la Iglesia Patriarcal Greco-Melquita en la jornada inaugural de su sínodo. El recuerdo de la oración en San Pedro con los musulmanes, en el primer año de su pontificado, cuando surgió la definición "amada y atormentada". El papel de los obispos como "testigos" de la fe. La diáspora como "desafío, eclesial pero también cultural y social".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Los "dramas" que desde hace meses ensangrientan el Este de Europa, con la invasión rusa de Ucrania, no deben hacernos "olvidar" lo que sucede desde hace 12 años en Siria. El Papa subrayó esto durante la audiencia de hoy en el Vaticano, al recibir a los miembros de la Iglesia Patriarcal de Antioquía de los greco-melquitas, en la jornada inaugural de su sínodo.. Agradeciendo al primado Youssef Absi, Francisco recordó el fuerte bombardeo que se produjo durante el primer año de su pontificado, tras el cual "convocamos a una noche de oración" en San Pedro, con una "plaza llena" y en la que "también había musulmanes". Y en esa ocasión "nació la expresión 'la amada y atormentada Siria'". Miles de muertos y heridos, millones de refugiados dentro y fuera del país, con la imposibilidad de iniciar la necesaria reconstrucción", añadió.
Como ha hecho muchas veces en el pasado reciente, Francisco volvió a referirse a un conflicto que ha quedado en el olvido y ha desaparecido de las agendas internacionales. El Papa instó a mantener viva "la última chispa de esperanza" que queda en los corazones y los ojos de los jóvenes y las familias. "Por lo tanto, renuevo mi llamamiento -continuó- a todos los que tienen responsabilidades, dentro del país y en la comunidad internacional, para que se encuentre una solución justa y equitativa al drama de Siria".
Los líderes de la Iglesia greco-melquita están reunidos en Roma con ocasión del sínodo anual. Acuden a las tumbas de los santos Pedro y Pablo, cuya intercesión es necesaria para que en las sociedades "que se definen como 'líquidas', con vínculos ligeros que multiplican la soledad y el abandono de los más frágiles, la comunidad cristiana tenga el valor de dar testimonio del nombre de Cristo", explicó Francisco. “Ustedes, los obispos”, continuó, "están llamados a interrogarse sobre el modo en que dan testimonio, como Iglesia: un testimonio heroico, sí, generoso, pero siempre necesitado de de la luz de Dios, para que pueda purificarlo y renovarlo" según el principio Ecclesia semper reformanda.
El Papa recordó entonces la importancia de "vivir la comunión en la oración y en las intenciones -entre ustedes y con el Patriarca, entre los Obispos y los sacerdotes y diáconos, con los religiosos y religiosas, y con los fieles laicos" que forman el Pueblo de Dios. El Pontífice recordó la justa preocupación (que él comparte) "por la supervivencia de los cristianos en Oriente Medio". Al mismo tiempo, dijo que la Iglesia melquita "tiene una dimensión mundial" -desde Australia y Oceanía hasta Estados Unidos, Canadá, Sudamérica y la propia Europa. "Este aspecto representa sin duda un desafío, eclesial pero también cultural y social, no exento de dificultades y obstáculos”, dijo. “Al mismo tiempo, es una gran oportunidad para permanecer enraizados en sus tradiciones y orígenes, abriéndose al mismo tiempo a la escucha de los tiempos y lugares en los que están diseminados, para responder a lo que el Señor pide hoy a su Iglesia"
Sobre la elección de los obispos, el Pontífice invita a superar "cualquier lógica de partidismos y equilibrios entre las Órdenes Religiosas de origen", para que el único criterio en la elección sea el de "hacer brillar el rostro de la Iglesia, alejando las divisiones y murmuraciones" que son fuente de escándalo. "En esto me detengo: cuidado con la cháchara. Si uno tiene algo que decir a otro, dígaselo a la cara, con caridad, pero a la cara. Pero jamás hablar mal de otra persona [porque] esto es como una carcoma que destruye la Iglesia. Seamos valientes. Veamos cómo Pablo le dijo muchas cosas en la cara a Santiago. También a Pedro" Sólo así, concluyó el pontífice, "se construye la unidad, la verdadera unidad".