No hubo 'enriquecimiento ilícito': nueva absolución del tribunal especial para los Marcos
Por segunda vez desde principios de año, el Sandiganbayan, que juzga los delitos cometidos por políticos, absolvió a la familia y a sus colaboradores en el banquillo. El veredicto se basó en la "falta de pruebas" que apoyaran la acusación: la única testigo fue considerada poco fiable. El apoyo electoral a los Marcos, un obstáculo para un juicio equilibrado sobre la dictadura.
Manila (AsiaNews) - Por segunda vez en lo que va de año, un tribunal del Sandiganbayan, el tribunal especial encargado de juzgar los delitos cometidos por políticos o por personas vinculadas a ellos, ha cerrado un caso de enriquecimiento ilícito con una absolución por falta de pruebas. El objeto del proceso eran Ferdinand e Imelda Marcos, la pareja que protagonizó una brutal dictadura entre 1973 y 1986, cuando una revolución no violenta en la que la Iglesia filipina desempeñó un papel central, los obligó a exiliarse. El proceso judicial había comenzado en 1987 y se refería al reconocimiento y recuperación de la riqueza acumulada a través de empresas vinculadas a personas muy leales al dictador de aquel momento.
Según la fiscalía, los acusados habrían adquirido y acumulado enormes riquezas asociándose entre ellos a expensas del gobierno. Sin embargo, para los jueces, no había pruebas concretas de la implicación de los Marcos en las empresas que actuaron como intermediarias en el traspaso del dinero sustraído de las arcas públicas. Para los jueces, la única testigo de la acusación, la custodia de los archivos de la Comisión Presidencial de Buen Gobierno (Presidential Commission on Good Government’s records custodian), carecería de conocimiento directo sobre la validez de los documentos presentados, en su mayoría -según los magistrados- fotocopias ilegibles.
El proceso que ha concluido hoy es sólo el último de una larga lista que acabó sin condenas para los Marcos: Ferdinand padre, fallecido en Hawai en 1989; su esposa Imelda, de 93 años; sus hijos, incluido el actual presidente Ferdinad Marcos hijo; colaboradores o amigos de la familia. El 21 de febrero, otra sección del Sandiganbayan, la quinta, había desestimado una causa civil presentada contra el ex dictador y otras personas relacionadas con él, acusados de llevar a cabo maniobras contables para encubrir el enriquecimiento ilícito. Curiosamente, tres meses después, otra sala, la cuarta, denegó a los miembros de la familia el derecho a recuperar bienes ya considerados como adquisiciones ilegales, dictaminando que la petición carecía de fundamento.
Mientras los herederos más directos del ex dictador desempeñan importantes funciones políticas o dirigen ambiciosos proyectos económicos, sólo en 2019, abatida por una condena por corrupción, Imelda entregó a un sobrino el cargo de gobernador de la provincia de Ilocos Norte, el "feudo" electoral de los Marcos. Para gran parte de la sociedad civil, el apoyo electoral del que sigue gozando la dinastía, la amplia red de intereses y lealtades de la que se rodean y, no menos importante, el hecho de que su hijo accediera al cargo de presidente el año pasado, siguen siendo una cuestión sin resolver. Porque no sólo perpetúan la memoria de una dinastía cuyos abusos y despiadada represión recuerdan muchos, sino que -en un clima de rehabilitación de la figura del dictador- impiden también una valoración equilibrada de un oscuro periodo de la historia filipina.
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