Nikol Pashinyan, el ‘Forrest Gump’ de Ereván y las preocupaciones del Kremlin
Con una marcha no violenta que atrajo a toda la población, el líder del pequeño partido Elk hizo que se derrumbaran los planes de Sargsyan, que apuntaba a ocupar el poder de manera vitalicia. El embarazoso silencio de Putin.
Moscú (AsiaNews)- La victoria de la protesta del pueblo armenio exaltó la figura de Nikol Pashinyan (foto 1, a izquierda), apodado el “Forrest Gump” de Armenia, quien inició su protesta con una marcha casi solitaria a cientos de km de la capital. Ahora, son muchos los que se preguntan cuáles serán las consecuencias para el país, pero también para sus vecinos, empezando por Rusia. Las renuncia de Sargsyan, el presidente-premier amigo de Putin, hacen pensar que quizás también a los rusos podrían darles ganas de cambiar después de tantos años de poder casi absoluto.
Las manifestaciones de protesta son algo raro en Armenia, país que siempre ha estado al borde de crisis y catástrofes, con una población que tradicionalmente ha sido bastante impulsiva. En 2008 ya había sucedido que decenas de miles de personas habían manifestado en las calles su malestar ante la elección de Sargsyan, como presidente -contra el ex presidente Ter Petrosyan, que se había pasado a la oposición-; en esa ocasión, la revuelta se concluyó con decenas de muertos y cientos de arrestos. En la siguientes vuelta, Sragsyan derrotó, en 2013, al candidato Raffi Ovannisyan, efímero alfil de la “revolución del saludo”. Dos años después las protestas se volcaron a las calles para comunicar la furia por el aumento de las tarifas de la energía eléctrica, hasta la “revolución de terciopelo” detonada días atrás.
El diputado del partido “Elk” (“mi paso”) Pashiyan quiso traducir en experiencia el título mismo de su movimiento, iniciando el 31 de marzo pasado una marcha que atravesó todo Armenia, desde Gjumri a Ereván. Junto a él, comenzó la marcha un pequeño grupo, que de pueblo en pueblo fue involucrando a toda la población, hasta ocupar el centro de la ciudad el 17 de abril, día de la elección de Sargsyan como Premier (foto 2). Las formas de protesta fueron absolutamente pacíficas y creativas, desde acampes en los cruces de las calles hasta el bloqueo del paso emprendido por conductores de automóviles, que se instalaron en el capo del auto para descansar (foto 3). A los grupos de jóvenes y jovencitos, también se sumaron mujeres y ancianos de todas las clases sociales, atravesando las calles a pie apenas se encendía el semáforo en rojo; los automovilistas bloqueados pronto se unieron a la protesta con el continuo sonido de las bocinas. Los muchachos y las jóvenes improvisaron bailes y cantos, junto la multitud, que los protegía de la policía.
Al final “Serž” (Sargsyan) salió a la plaza para encontrarse con “Nikol” “Serž” (Pashinyan) el sábado 21 de abril. Ambos iniciaron un diálogo de a dos, a la mañana siguiente, frente a las cámaras de TV, en el hotel Marriott de Ereván, y el día lunes el flamante premier presentó su renuncia. Entre las acusaciones de Pashinyan, la más llamativa es la de que en 2016 Serž se habría puesto de acuerdo con Aliev, el presidente del odiado Azerbaiyán, siguiendo una orden de Putin, entregando a los azerbayanos parte del territorio disputado de Karabakh. Luego de una breve fase de gobierno provisorio, ahora se aguarda el llamado a nuevas elecciones, en las cuales el opositor “con la mochila al hombro” tendrá su posibilidad de llevar a término el clamoroso cambio de régimen.
Los políticos rusos, comenzando por el presidente Putin, no comentan las cuestiones armenias, excepto para subrayar que se trata de “cuestiones internas de un Estado soberano”. De hecho, en las protestas no se habló de política exterior, de Rusia o Europa, como en cambio sí sucedió en el pasado en Georgia o en la plaza Maidán de Kiev. Los mismos manifestantes rechazan ser comparados con los ucranianos de 2013 y el “enemigo” Sargsyan, si bien ha renunciado, sigue siendo el presidente del Partido republicano y continuará teniendo un rol destacado en la política armenia. Armenia es un aliado histórico de Rusia, protector histórico del pueblo armenio frente a los genocidios de los turcos, y es muy difícil que esta alianza sea puesta en discusión por los nuevos gobernantes.
De todas maneras, Putin había saludado cálidamente a Sargsyan, dando las congratulaciones por su elección y ahora su embarazoso silencio confirma una cierta preocupación por parte de Kremlin. Armenia es un aliado económico significativo para Rusia y el cambio tal vez podría llevar al país hacia una orientación más occidental, creando problemas en las relaciones rusas con la región caucásica entera, a la vez que influyendo en las relaciones con Ucrania.
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