Navalny lanza proyecto político desde la cárcel

de Vladimir Rozanskij

El famoso opositor de Putin pudo filtrarlo desde el penal de Melekhovo. Plantea 15 puntos que incluyen el "desmantelamiento" de la dictadura de Putin. Poner fin a la guerra y reconocer las fronteras de 1991 entre Rusia y Ucrania. Sustituir el modelo presidencial por una república parlamentaria.

Moscú (AsiaNews) - A pocos días del aniversario de la invasión de Ucrania, el líder opositor Aleksej Navalny consiguió sacar un documento de la cárcel de máxima seguridad de Melekhovo en el que expone su plataforma política para la reorganización de Rusia después de la guerra y la dictadura. El programa de 15 puntos incluye el reconocimiento de las fronteras de 1991 entre Rusia y Ucrania, el "desmantelamiento" de la dictadura de Putin y la transición a una república parlamentaria.

“He tratado de formular mi visión política del futuro de una forma extremadamente concisa, que espero sea compartida por muchísimas personas comunes y corrientes que viven en Rusia y desean el bien de su país”. El primer punto es una condena de la guerra, que Putin intenta hacer pasar por "popular" pero en realidad los rusos no quieren, y por eso debe enviar al frente a criminales y a personas que moviliza por la fuerza.

El político encarcelado expone a continuación las razones políticas y económicas de la guerra, que son internas de Rusia y están destinadas a reforzar a cualquier precio el poder de Putin, obsesionado por su legado histórico y por ser reconocido como “zar victorioso” y “reunificador de los territorios”. El tercer punto es la condena de los crímenes de guerra, que han hecho sufrir a millones de personas, seguido del reconocimiento de la derrota militar, que es consecuencia de la agresión sumada a la corrupción, la ineptitud de los generales, la debilidad económica y la motivación heroica de la lucha de la resistencia ucraniana.

Por eso el quinto punto es el retorno a las fronteras post soviéticas reconocidas internacionalmente, aunque “todas las fronteras del mundo son a menudo aleatorias, y origen de descontentos de diversa índole, pero no se puede hacer la guerra por esa razón en el siglo XXI, de lo contrario el mundo entero terminaría sumido en el caos”. Por lo tanto, debemos "dejar a Ucrania en paz y darle la oportunidad de desarrollarse según la voluntad de su pueblo", poniendo fin a la agresión.

El séptimo punto se refiere a la necesidad de “buscar formas de compensar el daño, junto con Ucrania, EE. UU., la Unión Europea y Gran Bretaña”. Una posibilidad puede ser la cancelación de las sanciones sobre el gas y el petróleo rusos, destinando una parte justa de los ingresos de exportación a la reconstrucción de Ucrania. Además, será necesario abrir una investigación sobre los crímenes de guerra, en colaboración con todas las instituciones internacionales.

En el noveno punto, Navalny plantea una pregunta: "¿Se debe atribuir conciencia imperial a todos los rusos?". La respuesta es que “esto es una tontería, porque entonces también deberíamos acusar a los bielorrusos de conciencia imperial, cuando ellos simplemente tienen un dictador en el poder”. En Rusia, como en cualquier país que tiene sus contradicciones históricas, las personas con delirios de poder imperialistas nunca son mayoría, “no vale la pena rasgarse las vestiduras y gritarse unos a otros”. Estas personas "deben ser derrotadas en las elecciones, de la misma manera que hay que vencer a las derechas y las izquierdas radicales en todos los países".

Rusia “es un país enorme, con una población que disminuye y una provincia que está desapareciendo”, y no necesita más territorios. La herencia de la guerra está cargada de problemas complejos y "a primera vista insolubles", y hay que decidir hacia dónde se quiere ir. El duodécimo punto reitera la necesidad de compensar a Ucrania, "restableciendo las relaciones normales con todo el mundo civilizado para salir del abismo en el que nos hemos hundido".

A continuación propone establecer una república parlamentaria, fundada en la alternancia del poder mediante elecciones honestas, un poder judicial independiente, federalismo, autogobierno a nivel local, plena libertad económica y justicia social.

Navalny concluye el programa con la esperanza de que Rusia tome "conciencia de su propia historia y de su propia tradición, formando parte de Europa y siguiendo ese mismo camino de desarrollo". No tenemos nada más, y no hay nada más que necesitemos".