06/04/2024, 13.52
CHINA - ISLAM
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Más negocios que Islam: el mundo árabe elogia a Beijing y niega los abusos contra los uigures

Una delegación de políticos palestinos y árabes aplaude las políticas chinas y califica como falsas las acusaciones occidentales de violación de los derechos humanos. Según los expertos, China organiza los viajes a Xinjiang para ocultar la persecución de la minoría musulmana. Al mismo tiempo busca expandir su influencia en el mundo musulmán (y global).

 

Dubai (AsiaNews)- El silencio del mundo islámico, especialmente de Oriente Medio, sobre las violaciones de los derechos humanos de la minoría musulmana uigur de Xinjiang, en el extremo occidental de China, sumado a los elogios interesados ​​a Beijing, registra en estos días un nuevo capítulo. En efecto, una delegación de políticos palestinos y árabes "elogió" las políticas chinas y calificó como falsas las denuncias de abusos por parte de los gobiernos occidentales durante una reciente visita a la zona, lo que provocó una respuesta indignada -y las críticas- de expertos y activistas locales e internacionales.

Refiriéndose a la visita, el Global Times, diario oficial en lengua inglesa del Partido Comunista, explica que la delegación estaba encabezada por Bassam Zakarneh, miembro del Consejo Revolucionario Palestino de Fatah, e incluía a políticos de Siria, Egipto, Líbano, Irak, Yemen, Jordania y Túnez. El 27 de marzo el jefe del Partido Comunista de Xinjiang, Ma Xingrui, dio la bienvenida a los delegados en la capital, Urumqi.

El objetivo de la visita, según un informe del Xinjiang Daily, era mostrar un panorama general de la situación en la región occidental y transmitir a la comunidad internacional el relato de una zona pacífica y vibrante. Un relato en marcado contraste con las denuncias de Estados Unidos y las cancillerías occidentales, que han acusado reiteradamente a Beijing de aplicar una política de genocidio contra los 11 millones de musulmanes uigures, encarcelando, torturando y esterilizando a quienes no se someten. Esas acusaciones siempre han sido rechazadas por Beijing, que afirma que los (supuestos) campos de concentración eran en realidad centros de formación profesional y ya los han cerrado.

Las crónicas de los diarios pro-Beijing informan que, durante la reunión con Ma, la delegación ponderó las creativas medidas de gobernanza de China y el "progreso sin precedentes en el desarrollo económico". El jefe de la delegación habría afirmado a continuación que "las personas de todos los grupos étnicos llevan una buena vida, disfrutan de plena libertad religiosa y tienen una sonrisa en el rostro", aunque el artículo no menciona los nombres de los autores de las declaraciones ni atribuye citas directas. El diario continúa diciendo que la delegación criticó a Estados Unidos y otros países occidentales porque supuestamente "difaman" la política de China en Xinjiang fabricando acusaciones falsas e infundadas.

Sin embargo, expertos y estudiosos de la región señalan que Beijing orquestó cada momento y todos los aspectos de la visita, estableciendo a priori lo que los delegados podían (o no) ver, para ocultar la persecución contra los uigures. "Los visitantes deberían haber podido hablar directa y libremente" con la gente que vive en la región, afirmó Robert McCaw, director del Departamento de Asuntos Gubernamentales del Council on American-Islamic Relations. "Aparentemente China quiere acercarse a estos movimientos izquierdistas del mundo árabe y utilizarlos para su propia propaganda", añadió Mustafa Akyol, investigador senior del Cato’s Institute's Center for Global Liberty and Prosperity.. “El mundo árabe - advierte - no debería dejarse influir por China” y su propaganda.

En varias ocasiones, analistas, ONG y grupos de activistas han demostrado que Beijing utiliza estas visitas a Xinjiang para conquistar a grupos musulmanes y distanciarlos de la esfera de influencia de Estados Unidos y otras potencias occidentales. China también ha apoyado a los palestinos, tratando de ampliar su influencia en Oriente Medio, tal como resultó evidente durante la reanudación de las relaciones entre Irán y Arabia Saudita con la mediación de Beijing. Hace diez meses el presidente palestino Mahmoud Abbas le dijo a su homólogo chino Xi Jinping durante una visita a Beijing que creía que la cuestión de Xinjiang, a menudo catalogada como una cuestión de derechos humanos, era en realidad una batalla contra el terrorismo, el extremismo y el separatismo. "China busca generar consenso y fortalecer su influencia global", afirma Ma Ju, un erudito de la etnia musulmana hui que vive en Estados Unidos. Mientras tanto, los países musulmanes podrían estar cada vez menos dispuestos a criticar a China porque necesitan su apoyo político y sus inversiones.

 

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