Murió el Arzobispo de Chipre Crisóstomo II

de Nikos Tzoitis

Falleció tras luchar contra una larga enfermedad. Durante 16 años estuvo al frente de la más antigua realidad cristiana autocéfala. Se opuso a una concepción secularizada de la Iglesia. Reanudó las relaciones con Roma, haciéndose eco de las palabras del Patriarca Ecuménico Bartolomé.

Estambul (AsiaNews) - Tras una larga batalla contra una enfermedad incurable, el arzobispo ortodoxo de Chipre Crisóstomo II, responsable de la más antigua de las iglesias cristianas autocéfalas, falleció ayer por la mañana, tal y como declara el 4º sínodo ecuménico.

Nacido bajo el nombre de Herodotos Demetriou el 10 de abril de 1941, Su Beatitud abrazó el monacato a una edad temprana y luego asistió a la prestigiosa Facultad de Teología de Atenas. En 1978, el arzobispo Makarios III lo nombró al frente de la antigua diócesis de Pafos, lugar donde predicaron los apóstoles Pablo, Mateo y Bernabé.

Tras la muerte de su predecesor Crisóstomo I, en 2006 quedó en la terna de candidatos al trono arzobispal, aunque como un outsider: había obtenido el menor número de preferencias, según se desprende de la votación primaria de los fieles (hombres y simples clérigos), según la antigua tradición de la Iglesia de Chipre.

Con gran sorpresa de todos, el sínodo lo eligió entonces como nuevo Arzobispo. Tras siglos de estancamiento, esta antiquísima Iglesia cobró nueva vida durante sus 16 años de mandato, alejándose de una concepción secularizada, producto de las presiones geopolíticas de varios Estados.

Crisóstomo II reconstruyó el estatuto del sínodo de la Iglesia de Chipre. De este modo devolvió la dignidad a su clero, que hasta entonces dependía de las influencias políticas, y al mismo tiempo fundó la Escuela de Teología de Chipre para la formación de clérigos y laicos.

Lo que le importaba era la unidad de la Iglesia como verdadero cuerpo de Cristo y no como instrumento de ambiciones personales. Fue uno de los más activos defensores de la labor del sínodo pan-ortodoxo de Creta (2016), y trabajó intensamente por la unidad de la Iglesia, sin reclamar nunca privilegios.

En cuanto a la cuestión ucraniana, reconoció la autocefalia concedida por el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, provocando la ira del grupo prorruso en su propio sínodo. Sin embargo, Crisóstomo II siempre intentó reconciliar el cisma con el mundo ruso y más allá: estaba convencido de que la Iglesia rusa estaba sucumbiendo a una concepción secularizada.

En este sentido, tomaba como referencia el Sínodo de Constantinopla de 1872, que había condenado el "filetismo", la prevalencia de una concepción nacionalista en la Iglesia de Cristo. Por este motivo, también consideraba a los turcochipriotas como hermanos de la misma tierra de Dios.

Durante sus años al frente de la Iglesia de Chipre, Crisóstomo II reanudó las relaciones con la Iglesia hermana de Roma: por sus esfuerzos ecuménicos, el Papa Benedicto XVI (en junio de 2010) y el Papa Francisco (en diciembre de 2021) visitaron Chipre. También hizo suyas las palabras del Patriarca Ecuménico Bartolomé, que considera que Roma y Constantinopla son Iglesias siamesas.

Bartolomé estará presente en su funeral, una primicia en el caso de un patriarca ecuménico.